Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

El espacio en la narración
Arquitectura en la cuentística contemporánea

Esta sección presenta una selección de cuentos
que muestran referencias a los espacios que habita el ser humano.
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Autores

Alejandro Aura

Charles Baudelaire

Algernon Blackwood

Ray Bradburry

Jorge Luis Borges

Italo Calvino

Alejo Carpentier

Julio Cortázar

José Durand

Antoine De Saint-Exupéry

Michael Ende

Carlos Fuentes

Gabriel García Márquez

Juan García Ponce

Efrén Hernández

Franz Kafka

Alvaro Menéndez Leal

Augusto Monterroso

José Emilio Pacheco

Dimas Lidio Pitty

Edgar Alan Poe

Vicente Quirarte

Alfonso Reyes

Vicente Riva Palacio

Ernesto Sabato

Tomás Segovia

Mariano Silva Aceves

Peter Weiss


Otros:

Cuentos de la Alhambra

Popol Wuj

Fragmento de: En busca del tiempo perdido
Tomo I: Por el camino de Swann


La cueva de la mora


Horas penosas

La casa encantada

 

 

 

Prólogo

I

Como sucede con la palabra literaria, a través de la imaginación, los arquitectos diseñamos, prefiguramos y habitamos otros espacios, y, en este proceso, nos vamos construyendo a nosotros mismos como personas. Por vía de la literatura o de la arquitectura, es posible abandonar nuestra realidad pero llevándonos nuestra individualidad, nuestra memoria, nuestro muy particular modo de comprender el mundo. Con este bagaje, a través de la palabra o de los trazos de un proyecto arquitectónico, arribamos a otro contexto, a otros tiempos y espacios, a otras historias, y, sin prejuicio alguno, nos despojamos libremente de nuestros ropajes, nos enfundamos el traje de otros: el del héroe o el del villano, el del hombre o el de la mujer, el del abuelo o el del niño. Una vez que hemos habitado imaginariamente otros espacios y que hemos sido "otros", la arquitectura y la literatura nos permiten regresar más enriquecidos a la realidad originaria. Todo ello del modo más económico y eficaz.
El arte de la literatura y de la arquitectura implican discursos que se construyen mediante un particular proceso, en el cual existen diversas analogías y que al final da como resultado un poema, una narración, una novela, un cuento, o el proyecto de un espacio habitable. En la arquitectura como en el arte del cuento, los objetos, los recorridos, la relación del adentro con el afuera y viceversa, las vistas, los sonidos y los olores se animan en los espacios y forman parte esencial de la persona. Un espacio arquitectónico o un cuento, no podrían ser sin los espacios ya que, cuando los recorremos, realizamos un singular paseo por una serie de eventos que se narran en el tiempo y que suceden en espacios reales o imaginarios.
Por todo esto, podemos afirmar aquí que cada proyecto arquitectónico edificado, aún no edificado o incluso que ya no existe, podría narrarse como un cuento porque, así como el cuento es un texto cerrado y preciso en su construcción, es decir, nada le falta, nada le sobra, un espacio arquitectónico lo es también, o al menos debe serlo.

II

El Espacio en la narración, Arquitectura en la cuentística hispanoamericana contemporánea (una selección), es un libro que nace de la inquietud por ampliar nuestra comprensión de los espacios que habitamos, o bien de aquellos que nos habitan imaginaria y esencialmente. Para ello, acudimos a la literatura, particularmente al género del cuento. Y es que, en la lectura de cada uno de estos cuentos, se nos despierta la avidez por descubrir los espacios que habitan los protagonistas para vivirlos junto a ellos. Más aún, cuando los arquitectos leemos un cuento, la palabra del autor es una invitación a decantar y descifrar en la imaginación las pautas del diseño, la configuración y la construcción de los espacios narrados.
En el cuento La luz es como el agua, de Gabriel García Márquez -por ejemplo-, los elementos mágicos de que está plagada la realidad, nos trasladan al Paseo de la Castellana donde gozamos con Totó y Joel "abriendo la llave", para que el espacio se pueble de luz y poder navegar libremente al lado de ellos, y así mostrarnos lo que es posible construir imaginariamente en pleno contexto de la cultura urbana madrileña.
En Casa Tomada, Julio Cortázar nos hace habitar y padecer los espacios junto con los protagonistas. Nuestro corazón sangra con el de Irene y el de su hermano ante la patética realidad urbana que viven actualmente muchas familias despojadas en sus propias casas. Más aún, durante la lectura de este cuento, es fácil trazar imaginariamente los planos arquitectónicos de esta vieja casona en el corazón de Buenos Aires.
Los largos y sutiles párrafos en el cuento Los baños de Celeste, de Alejandro Aura, nos sumergen en los espacios húmedos, provocativos y evanescentes de una intimidad que se percibe exclusivamente por el ojo de la cerradura de una puerta:

...imagen bordada en los bastidores de la magia y a través de los cuales yo habría de encontrar el sentido de la libertad (...). Yo habría de estar a solas finalmente, hundido en mansedumbre, almiatado; porque así como tú no podías escapar de tu destino yo no podía escaparme de mí mismo, desvanecerme en el aire de la recámara aquel día que dejaste la puerta entreabierta, y todo, la manija de la chapa, las paredes, el espejo, estaba lleno de tu perfume.

El sentido de pertenencia y de identidad que nos brindaron algunos espacios en nuestra infancia, que atesoramos en los recuerdos y anhelamos reencontrar siempre en cada sitio que habitamos, parece hoy en día no ocupar mucho la consideración de algunos arquitectos. A propósito de esto, en El árbol perdido, de Francisco Segovia, leemos lo siguiente:

Se precipitó por la entrada lateral, rodeó la casa y de pronto se detuvo. Lo que tenía enfrente era un jardín japonés. ´Ha costado mucho trabajo y mucho dinero hacerlo pronto´. No quiso saber de quién era la voz. Recorrió el lugar en todas direcciones. El árbol ya no existía. Creyó desfallecer y se fue casi huyendo.

Quien lea este cuento, vivirá el doloroso estremecimiento de una persona que busca reencontrar inamovibles los espacios de la infancia, y no sólo no los encuentra, sino que se da cuenta de que a nadie más que a él le han importado. Y sin embargo, nos dice el autor, es posible recuperar de otro modo aquello que pensábamos perdido: "Allí estaba el árbol, y era suyo. El único. No se habían secado del todo ni viejas añoranzas ni tristezas. La compañía paterna, el huerto antiguo y también Cecilia". Y es que los espacios de la infancia, como nos dice Gastón Bachelard, nos acompañan dentro de nosotros mismos para siempre, anhelando reinstaurarse en una nueva realidad.
Hay cuentos que hablan del sosiego y de la confianza que otorgan los lugares amados, un ejemplo es La Plaza, de Juan García Ponce que finaliza su cuento diciendo:

...Los pájaros empezaron a cantar invisibles entre las ramas de los laureles, y luego las campanas dejaron escapar su seco y prolongado sonido sobre el canto como si no viniera de las torres de la iglesia, sino de mucho más atrás, de un espacio distinto que se precipitó sobre C igual que una vasta ola, dulce, silenciosa y cada vez más grande, que se extendiera sin límites, oscura y envolvente como una noche hecha de luz en vez de sombras que lo cubriera todo con su callado manto. Por primera vez en mucho tiempo, como no lo había sentido en compañía de nadie ante ningún acontecimiento, C sintió una muda y permanente felicidad, y la plaza, a la que supo regresaría ahora definitivamente todas las tardes, se quedó otra vez en su interior, encerrando todo en un tiempo que está más allá del tiempo y le devolvía a C durante un instante fugaz pero imperecedero toda su substancia.

Y qué decir de la narración, Arquitectura Hechizada de Vicente Quiriarte, en el que se reconstruyen, de manera quizá más realista, los espacios arquitectónicos e hitos urbanos que brindan identidad y pertenencia a los "Centrícolas":

Vivir en el Centro no sólo era vivir en el corazón de la ciudad, sino latir en el centro del mundo. Enterarse, antes que nadie, de lo nuevo. Sus mitologías se forjaban en consonancia con las vivencias. (...) Centrícola es eminentemente la Gente de la Ciudad. (...) San Juan de Letrán huele a tacos de canasta y de carnitas, a tortas compuestas, tepache, jugo de caña, aguas frescas, lámparas de kerosén, perfume barato, líquido para encendedores, dulces garapiñados, papel periódico de revista, de librito de versos de Antonio Plaza y novelita pornográfica. (...) Si la arquitectura es la piel de la ciudad y los habitantes que pueblan y recorren sus arterias constituyen su sangre, las diversas lecturas de la capital equivalen en su conjunto a un gran tratado de anatomía urbana, a un inventario donde no pueden ser ignorados los fantasmas que justifican al presente.

El texto de Quirarte cita a Juan Villoro quien demanda "una nueva forma de arquitectura espiritual del barrio, no a través de la reconstrucción cartográfica, sino mediante la traducción de las ensoñaciones que la urbe provoca en sus habitantes", exigencia a la que algunos arquitectos estamos intentando dar respuesta.(1).
En esta compilación, se destaca la abundancia de cuentos de Borges. Esto se justifica por el hecho de que el escritor argentino -quizá más que otros escritores- nos abre a los arquitectos un amplio panorama de posibilidades de lectura del espacio. En efecto, con la aportación de varios de sus temas y recursos literarios, tales como el laberinto, el espejo, el "adentro y afuera", lo marginal, los largos, pausados y también trepidantes recorridos en el tiempo y en el espacio, Borges nos atrapa en sus cuentos. El Aleph, por ejemplo, es un sorprendente infinito localizado en el sótano de la casa de Beatriz Viterbo; es todo un universo que cabe en un "rincón", en términos bachelardianos, espacio que nos revela el germen de una existencia, de una casa, de la conciencia de la mortalidad y de la eternidad, esa inmensidad "íntima" que habita en cada alma humana.

III

El Espacio en la narración, arquitectura en la cuentística hispanoamericana contemporánea (una selección), representa una primera mirada intuitiva a la literatura, que surgió dentro del Taller de Investigación Arquitectura y Humanidades del Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura de la UNAM. El trabajo persigue esencialmente fines académicos y formativos, y está dirigido a arquitectos y a toda persona interesada en comprender un poco más, a través de la pluma de los cuentistas, los espacios que habitamos cotidianamente.

La selección que aquí presentamos aborda la cuentística contemporánea y está organizada de acuerdo a la cronología de los autores, comenzando por Jorge Luis Borges. Ciertos cuentos están acompañados por comentarios escritos por algunos de los arquitectos que participan en el taller académico mencionado. Se trata de reflexiones que constituyen un intento de dialogar con autores que les brindan una comprensión diferente de los espacios físicos, virtuales e imaginarios. Son también, como dice Josep María Montaner, "reflexiones escritas sobre las lecturas, en las cuales el lector se convierte en escritor" (2), para impregnase de otras sensibilidades ajenas a la arquitectura.

Los profesores y alumnos involucrados en esta compilación nos congratulamos y agradecemos de manera muy especial el feliz encuentro con la Maestra Margarita León Vega, del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, quien nos acompaña generosa y creativamente en esta aventura académica de construir un puente desde la Arquitectura hacia otras Humanidades, para encontrar en ello al ser humano como esencia y punto de partida de la Arquitectura.


María Elena Hernández Álvarez
Ciudad Universitaria, México, D.F., junio de 2004

 

1. Nada más sugerente que esto último para acudir a la palabra literaria y abrir nuevas y fascinantes posibilidades, no sólo para comprender nuestros espacios urbanos, públicos y privados, sino para escribir otras "Historias de la Arquitectura jamás contadas o aún no contadas". En este sentido, cabe mencionar que en el Taller de Investigación Arquitectura y Humanidades, se está gestando otro proyecto cuyo objetivo es construir nuevos instrumentos teóricos-metodológicos para escribir estas "Historias...". En este proyecto, las Humanidades, particularmente la Literatura, son esencial soporte.

2. Montaner, Josep María, "Lecturas ininterrumpidas", en Eupalinos, Número 17, Revista Cooperativa D´architectes Jordi Capell, Barcelona, 2003.

 

 

Epílogo

Los cuentos incluidos en este libro fueron seleccionados bajo un criterio no convencional. El Aleph de Jorge Luis Borges, Casa tomada de Julio Cortázar, o Viaje a la semilla de Alejo Carpentier, así como el resto de narraciones, han sido escogidas no tanto porque son cuentos célebres o por el prestigio bien cimentado de sus autores, sino por causas que responden a una necesidad imperiosa. Su inclusión en este volumen tiene que ver con el loable afán de un grupo de arquitectos por acercarse a la literatura y descubrir en ella las relaciones que existen entre imaginación literaria y todo aquello que interviene en la labor creativa del arquitecto. Este afán llevó a la organización de un Taller de Creación Literaria, promovido por el Taller de Investigación Arquitectura y Humanidades del Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura de la UNAM.


El mencionado taller de creación, se concentró en la lectura y en el análisis del relato, a través de un repertorio limitado pero significativo de cuentos de autores hispanoamericanos. Los textos aquí publicados, seleccionados ex profeso para el trabajo en las sesiones semanales, fueron la base de nuestras discusiones sobre las formas narrativas y, sobre todo, alrededor del problema del espacio.


A través de las emociones e imágenes suscitadas por la lectura, los arquitectos han ido descubriendo en la mirada aguda y en la imaginación desbordada de los escritores, otra manera de construir el espacio así como nuevas formas en las que éste puede ser figurado. Asombrados, los arquitectos transitan por los laberintos borgianos y cortazianos; escuchan las voces y los ruidos de quienes "invasores misteriosos", van desalojando de una casa a sus propietarios; asisten a la deconstrucción -ladrillo a ladrillo- de otra hasta quedar baldío el terreno sobre el que se asentaba. En cada uno de estos cuentos, se les revela un espacio arquitectónico y simbólico, una dimensión imaginaria -y no por ello menos real-, que los impulsa a dibujar un boceto, una estructura, a imaginar un ambiente construido con la iluminación, como lo hace Gabriel García Márquez en La luz es como el agua.


Al final de varios cuentos, aparece un comentario hecho por los propios participantes en el taller. Sus opiniones son impresiones e ideas que las obras literarias despertaron en ellos, como le sucedió a Federico Martínez y a Patricia Barroso, o los llevó a dibujar formas arquitectónicas narradas o sugeridas en los cuentos, como pasó con Adrián Baltierra.


La literatura es un viaje sin retorno. Lo saben bien quienes se entregan al placer de la lectura y con ello a las peligrosas delicias del lenguaje. Cada palabra y cada silencio en un cuento es una cifra exacta que define el antes y el después de todas las cosas. Esto lo descubre el protagonista de Continuidad de los parques de Cortázar, y el de Tachas, de Efrén Hernández, que extravía su mente en los significados posibles de una palabra.


El cuento, como bien sabemos, es una narración que habla de lo que uno o varios personajes hacen y experimentan y que de algún modo ha cambiado sus vidas. Y es que para que haya relato, para que haya cuento, debe pasar algo, debe verificarse una transformación en el tiempo y en el espacio; de ahí su connotación histórica.


En el cuento, el lector toma parte activa en la narración pues, luego de terminar de leerlo, percibe "algo más allá" que una pared, una puerta o un andén del metro que se cierra frente a un individuo, como sucede en La fiesta brava de José Emilio Pacheco y en La casa muda de Dimas Lidio Pitty. El lector se percata de que existe una realidad "otra" en las circunstancias más triviales, en los objetos más simples y cotidianos, como nos muestra Mariano Silva Aceves en su cuento El sillón.


Narrar es construir y habitar el espacio, poblar con nuevas ocurrencias lo que ya existe en la realidad. Nada nace de la nada, ni siquiera el vacío. Antes de él hubo algo o alguien ocupándolo, hubo palabras o trazos anteriores delimitando, fijando puntos y líneas, sutiles redes de fuerzas y de elementos que se interrelacionan y construyen el equilibrio o la desmesura. La arquitectura es una forma de narrar el espacio, de construirlo, por ello mantiene un vínculo estrecho e íntimo con el arte de contar de los cuentistas.


Mi gratitud a la Dra. Ma.Elena Hernández, coordinadora del Taller de Investigación Arquitectura y Humanidades del Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura de la UNAM, por invitarme a impartir el Taller de Creación Literaria. Mi reconocimiento al empeño y a la sensibilidad de los participantes en las sesiones de trabajo, durante las cuales, arquitectos y literatos juntos, pudimos forjar el espacio para un enriquecedor diálogo entre ambas disciplinas.

Mtra. Margarita León
Seminario de Poética.
Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM.

 


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Agradecemos la colaboración de:

Mtra. Margarita León Vega.
M. en Arq. Federico Martínez Reyes
M. en Arq. Patricia Barroso Arias.