Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.



POPOL WUJ
Antiguas historias de los Indios Quichés de Guatemala
editorial Porrúa; México, D.F. 1986. Pág. 1-8.

Este es el principio de las antiguas historias del Quiché donde se referirá, declarará y manifestará de lo claro y escondido del Creador y Formador, que es Madre y Padre de todo. Esto lo trasladamos en el tiempo de la Cristiandad porque, aunque tenemos libro antiguo y original de estas cosas, ya no se entiende.
            Habiéndose echado las líneas y paralelas del cielo y de la tierra, se dio fin perfecto a todo, dividiéndolo en paralelos y climas. Todo puesto en orden quedó cuadrado repartido en cuatro partes como si con una cuerda se hubiera todo medido, formando cuatro esquinas y cuatro lados.
            Todo esta se perfeccionó y acabó por el Creador y Formador de todo, que es Madre y Padre de la  Vida y de la creación, y que comunica la respiración y el movimiento, y el que nos concede la Paz. El es Claridad de sus hijos y tiene cuidado y mantiene toda la hermosura que hay en el cielo y en la tierra, en las lagunas y en el mar.
Antes de la Creación no había hombres, ni animales, pájaros, pescados, cangrejos, árboles, piedras, hoyos, barrancos, paja ni bejucos y no se manifestaban la faz de la tierra; el mar estaba suspensos y en el cielo no había cosa alguna que hiciera ruido. No había cosa en orden, cosa que tuviese ser, si no es el mar y el agua que estaba en calma y así todo estaba en silencio y obscuridad como noche.
            Solamente estaba el Señor y Creador, K’ucumatz, Madre y Padre de todo lo que hay en el agua, llamando también Corazón del Cielo porque está en él y en él reside. Vino su palabra acompañada de los Señores Tepew y K’ucumatz y, confiriendo, consultando y teniendo consejo entre sí en medio de aquella obscuridad, se crearon todas las criaturas.
            Se manifestó la creación de los árboles y de la vida y de todo lo demás que se creó por el Corazón del Cielo, llamado Jurakán.
            La primera manifestación de Jurakán se llamaba Caculjá Jurakán, el Rayo de Una Pierna. La segunda manifestación se llamaba ChipÍ Caculjá, El Más Pequeño de los Rayos. Y la tercera manifestación se llamaba Raxá Caculjá, Rayo Muy Hermoso.
            Y así son tres el Corazón del Cielo.

            Primero fue creada la tierra, los montes y los llanos; dividiéronse los caminos del agua y salieron muchos arroyos por entre los cerros y, en algunas y señaladas partes, se detuvieron y rebalsaron las aguas y de este modo aparecieron las altas montañas.
            Después de esto dispusieron crear a los animales, guardas de los montes: al venado, al pájaro, al puma, al jaguar, a la culebra, a la víbora y al cantil.
            Y les fueron repartidas sus casas y habitaciones.
            ­–– “Tú. venado”, dijeron, “habitarás y dormirás en las barrancas y en los caminos del agua, andarás entre la paja y las yerbas, y en el monte te multiplicarás; andarás y te pararás en cuatro pies.”
            Y a los pájaros les fue dicho:
            ­­­­­­–– “Vosotros, pájaras, estaréis y habitaréis sobre los árboles y bejucos, allí haréis casa y habitación y allí os multiplicaréis; os sacudiréis y espulgaréis sobre las ramas de los árboles.”
            Y, tomando cada uno de su habitación y morado conforme les había repartido el Creador, habitaron Ulew, la Tierra.

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Aportación de la Arq. Luz Gabriela González Rocha, enero 2013