Reseñas
Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.
Introducción
Los ideales de progreso y especialización del conocimiento que hoy en día direccionan el avance en los diferentes campos del saber, le han permitido a la humanidad dar pasos agigantados, sobre todo en el desarrollo de los campos científico y tecnológico. A pesar de ello, no es un misterio que gran parte de esos avances, en particular los que han tenido lugar durante los últimos dos siglos, se concibieron gracias a la interacción entre los aportes de diferentes campos del conocimiento. Dicha interacción, poco a poco, ha renovado el interés en la humanidad por un análisis y una comprensión, complejos; no sólo de los fenómenos naturales y del universo, sino de los fenómenos humanos -que tanto le competen al oficio de la arquitectura-.
Por otro lado, sería equívoco negar que gran parte de la evolución del conocimiento -en especial el de las artes y humanidades- se deba al proceso acumulativo que él mismo ha tenido durante la prolongada trayectoria de la existencia humana en el globo terráqueo. Es decir, a diferencia de las ciencias, la evolución de las artes y las humanidades no puede verse con el lente del progreso, de "superar lo anterior", sino que dicha renovación implica una constante reflexión sobre el pasado para enriquecimiento y humanización de la persona.
El hombre o mujer que nace en estos tiempos tiene el privilegio de contar, para su preparación intelectual y como persona, con el acervo de conocimiento de todas las generaciones precedentes de la humanidad. Lo más atrayente de este asunto, es que, sin importar el espacio-tiempo en que hayan surgido, hay aportaciones en los campos de las artes y las humanidades, que la historia se ha ocupado de mantener vigentes y que se renuevan gracias a la resonancia que encuentran en tiempos postreros.
Cómo prescindir de las aportaciones de pensadores como Sócrates o Platón; de literatos como Shakespeare, Cervantes o -en tiempos recientes- Borges o García Márquez; o de filósofos como Kant, Heidegger o el mismo Derrida. Todos ellos vivos, vigentes, a través de sus obras; y, de repente, encontrando eco de sus palabras, en aquellos que en estos tiempos se atreven a fusionar los horizontes de esas reflexiones -convertidas en conocimiento humano- que la historia misma, poco a poco, se ha encargado de validar.
La fusión de horizontes, enseña Gadamer, no es más que echar mano del camino andado por otros -de manera reflexiva y prudente- , sin importar el tiempo en que lo hayan hecho, para amalgamar sus aportaciones -horizontes- y proponer la construcción de un conocimiento complejo y renovado de los fenómenos humanos en un presente cambiante, que sigue, a su vez, abriéndose a la imparable creación de otros horizontes.
En el oficio de diseñar arquitectura -o más precisamente en el proceso creativo o hacer de las obras arquitectónicas-, que al parecer es donde se vislumbra la esencia de las obras, esa fusión de horizontes obedece al trabajo, no sólo interdisciplinario sino transdisciplinario, en donde el diseñador o arquitecto echa mano de las aportaciones de otros campos del conocimiento para agudizar su mirada hacia y sobre el verdadero objeto de estudio del oficio de la arquitectura que es: el habitar humano.
Es en ese hacer arquitectónico -proceso creativo- donde el arquitecto potencializando las cualidades reflexivas, simbólicas, imaginativas y poéticas, propias de la psique humana, puede entretejer las fibras y las relaciones entre los aportes de los diferentes campos de conocimiento con el fin de que le ayuden a proponer respuestas espaciales - arquitectónicas- mucho más cercanas a la realidad, no sólo de lo otro -la naturaleza, el contexto físico, geográfico y económico- sino, y sobre todo, de él otro, es decir, del ser humano como individuo y como ser social en sus contextos biológico, histórico, social, y psicológico.
En esto radica la aportación de las siguientes reseñas, en la invitación que se hace para abrir los horizontes del conocimiento de lo arquitectónico y fusionarlos con el aporte de otros campos del conocimiento como: la psicología, la literatura, la estética, la poética, los estudios de la cultura a través de la antropología y la sociología, y la misma teoría de la arquitectura; en pro de enriquecer -complejizar- el proceso del hacer arquitectónico.