Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

Especulaciones acerca del origen ideológico del edificio gótico

María Elena Hernández Álvarez

La arquitectura gótica ha sido objeto de múltiples estudios desde diversos campos de conocimiento ya que no sólo marcó un parteaguas en la historia de la arquitectura sino que prevalece en su función, como en un continuum, es decir, por más de ocho siglos su razón de ser sigue vigente. Además, y sin importar credo religioso, el impacto que ejerce sobre toda persona la experiencia espacial de esta arquitectura es indescriptible, transformadora. Leamos a continuación el testimonio del filósofo español Ortega y Gasset:

"Yo soy un hombre español, es decir, un hombre sin imaginación....El arte español, es realista... el pensamiento español, es realista... La poesía española, la épica castiza, se atiene a la realidad histórica... soy un hombre que quiere ante todo ver y tocar las cosas y que no se place imaginándolas: soy un hombre sin imaginación. Y lo peor es que el otro día entré en una Catedral Gótica...Yo no sabía que dentro de una Catedral Gótica habita siempre un torbellino; ello es que apenas puse el pie en el interior fui arrebatado de mi propia pesantez sobre la tierra...Y todo esto vino sobre mí rapidísimamente. Puedo dar un detalle más común a aquella algarabía, a aquel pandemónium movilizado, a aquella realidad semoviente y agresiva... (y ya fuera de la catedral, se sentó a contemplarla y a recordar lo que había vivido dentro de ella) había mirado hacia arriba, allá, a lo altísimo, curioso de conocer el acontecimiento supremo que me era anunciado, y había visto los nervios de los pilares lanzarse hacia lo sublime con una decisión de suicidas, y en el camino trabarse con otros, atravesarlos, enlazarlos y continuar más allá sin reposo, sin miramiento, arriba, arriba, sin acabar nunca de concretarse; arriba, arriba, hasta perderse en una confusión última que se parecería a una nada donde se hallara fermentando todo. A esto atribuyo haber perdido la serenidad" [1].


Y también la idea al respecto que Kant explica como:

"(…) el estupor o especie de perplejidad que se apodera de un espectador a su entrada por primera vez a... (Una catedral). Pues aquí es un sentimiento de la disconformidad de su imaginación con la idea de un todo, en donde la imaginación alcanza su máximo, y, en el esfuerzo por ensancharlo, recae sobre sí mismo, y, mediante todo esto, se sume en una emocionante satisfacción..." [2].

En esta breve exposición se intenta plantear que para comprender el origen ideológico del edificio gótico es necesario indagar en diversas fuentes históricas, filosóficas y literarias. Con ello se pretende invitar al arquitecto a ir más allá del entendimiento a posteriori, meramente descriptivo, objetivo o gráfico, no sólo de este objeto arquitectónico, el edificio gótico, sino de cualquier otro en la historia.

Así, este ejercicio teórico sugiere realizar su correlato aplicado a otros objetos urbano arquitectónicos para sembrar con ello, por un lado, la inquietud por lo transdisciplinar en la formación del arquitecto, y también el compromiso con la arquitectura, desde sus propios supuestos.

En cuanto a la paternidad ideológica de la arquitectura gótica existen variadas e interesantes especulaciones. En este estudio se toman en cuenta cuatro de ellas que, lejos de ser excluyentes, se complementan y, de hecho, presentan importantes coincidencias como la que se refiere a que el lugar geográfico en que surge el edificio gótico es en L´Ile de France, situado a unos cuantos kilómetros de París, en Francia. Además, y partiendo de supuestos diferentes y aún opuestos, los cuatro posibles orígenes ideológicos del gótico consideran que los elementos fundamentales de esta arquitectura tales como la luz, la proporción y el manejo de los materiales de construcción, resultan en una monumental obra de arte que conmueve a todo aquél que da lectura a su espacialidad. En este breve trabajo analizaremos por separado cada una de estas cuatro especulaciones acerca del origen del edificio gótico, ellas son:

1.- La paternidad ideológica del gótico así como la construcción de su arquetipo, se atribuyen a la astucia y temeridad de Suger, abad de Saint Denis en L'ille de France.
2.- Los funcionalistas opinan que el gótico es el resultado normal y progresivo de la ingeniería tectónica de la época.
3- El pensamiento de San Bernardo, monje Cisterciense del siglo XII y defensor de la ortodoxia de su tiempo fue el genoma ideológico del edificio gótico.
4.- El filósofo Whilhelm Worringer demuestra que de la confusa ornamentación nórdica germana parte una línea mística subyacente que encuentra en la sociedad teocéntrica del norte de Europa las condiciones propicias para producir de manera exuberante y espectacular el arte refinado de la arquitectura gótica [3].


Primera propuesta

La primera manifestación formal gótica que se conoce surge en 1148 en la reconstrucción de la abadía de Saint Denis cuyo abad, Suger, mantenía fuertes lazos con la monarquía francesa. Veamos cómo sucedió esto. Ya desde el año 987 d.C. en el que muere el último monarca de la dinastía carolingia, el poder de la corona se veía amenazado por nobles y vasallos; en este contexto, el rey gobernaba casi únicamente en la L'ille de France y durante el reinado de Luis VII, el consejero principal del trono era el abad de Saint Denis, Suger.

La primera esposa de Luis VII fue Leonor de Aquitania, nieta y heredera de Guillermo IX de Aquitania, reino poderoso en que la cultura y la libertad de pensamiento eran lo cotidiano. Es muy probable que Leonor sostuviese largas y amistosas entrevistas con Suger a quien el rey dejó como regente durante su ausencia para encabezar personalmente la segunda cruzada [4].

Tal como lo sugería la tradición del gran Carlomagno, pero en esta ocasión sin rivalidad de poderes (5), el abad Suger pretendía consolidar la alianza entre la Iglesia y la Monarquía de una manera definitiva, conferir a la dignidad real la dignidad religiosa y con ello unificar a la nación. Por otro lado, Suger conocía bien el contexto sociocultural de su tiempo y estaba consciente de que tras el milenarismo, el fracaso de las cruzadas y la progresiva infiltración de la herejía dualista, el obispo de Roma y, en general la población europea cristiana, estaba ávida y necesitada de santuarios que otorgaran a la comunidad pertenencia e identidad ideológica y cultural. Así, habían comenzado a proliferar en toda Europa reliquias de santos para atraer las peregrinaciones que antaño viajaban hacia Jerusalén. Obviamente, estas peregrinaciones, además de satisfacer la necesidad espiritual de cohesión posmilenarista, eran un fuerte detonante de la economía local de las poblaciones en las rutas.

La competencia de reliquias en Europa fue singular y poderosa en algunos sitios, particularmente en Santiago de Compostela, sitio en que se suponía se habían encontrado los restos del apóstol Santiago. Como Suger, además de ambicioso, era astuto, buscó los recursos ideológicos y materiales para conseguir no sólo la unidad nacional francesa, sino hacer de Francia el centro espiritual y económico de su tiempo. Así, en cuanto a lo ideológico, capitalizó su Abadía de Saint Denis, en donde reposaban nada menos que los restos de Carlomagno, los de Pipino, los de Carlos Martel y los de Carlos el Calvo; todos ellos soberanos coronados en Saint Denis. Además, indagando en la historia de Francia, encontró que San Dionisio el Areopagita [6] era otro importante pilar para sustentar su proyecto porque en su abadía se veneraba a este santo de una manera fuera de lo común, pues era nada menos que el protector de Francia.

Suger no dudó en capitalizar este recurso ideológico y de hecho, la principal pauta de diseño para la reconstrucción de su abadía fue traducir las palabras de Dionisio en palabras de espacio y piedra. Del pensamiento de San Dionisio, Suger extrajo dos principales conceptos que de manera clara, se escribieron en su correlato arquitectónico:

1.- La armonía espacial, es decir, el perfecto parentesco entre las partes y el todo, como proporciones matemáticas en un intento por poner de manifiesto las leyes según las cuales Dios ha edificado el Universo.
2.- La milagrosa luz, que inunda los templos como la "Sacratísima Luz Divina". Esta iluminación es la revelación del espíritu [7].

Con todo lo anterior, Suger puso manos a la obra; de Inglaterra y de Normandía mandó traer a constructores [8] que experimentaban con nuevas tecnologías [9]. Una vez concretizada la reconstrucción de Saint Denis, el gótico se convirtió en un paradigma arquitectónico que se replicó muy velozmente en toda Europa [10].??Para finalizar esta primera propuesta acerca del origen del gótico, las palabras del mismo Suger acerca del espacio logrado en Saint Denis fueron las siguientes:

"Cuando -fuera de mi deleite en la belleza de la casa de Dios- el encanto de las piedras multicolores (los vitrales) me lleva lejos de las cuitas externas, y la misma meditación me induce a reflexionar transfiriendo aquello que es material en aquello que es inmaterial, sobre la diversidad de las virtudes sagradas; entonces me parece verme habitando, como si estuviera allí, en una extraña región del universo, que ni existe enteramente en el cielo de la tierra, ni enteramente en la pureza del cielo; y que, por la gracia de Dios, puede ser transportado desde este mundo inferior a aquel superior de una manera anagógica" [11].

Segunda propuesta

Los "funcionalistas", otorgan la autoría del gótico a una simple y lógica evolución tecnológica de los tiempos. Viollet Le Duc [12] veía en el gótico la aplicación e ilustración de leyes matemáticas; él mismo se atrevió a reinterpretar remodelando sobre estas ideas -aunque para algunos de manera irrespetuosa- la catedral de Nôtre Dame de París. Esta postura funcionalista acerca del origen del gótico se sostuvo hasta el siglo XIX en que se consideró al gótico como el "arte del cálculo e ingeniería" que toma su inspiración de lo práctico y de lo útil y cuyas formas simplemente expresan la evolución tectónica de su tiempo. Según algunos funcionalistas, el gótico surge precisamente en el momento en que es posible sostener la bóveda ojival de crucería. De este modo, para ellos, un edificio gótico, aparecía con un funcionalismo austero y como un prototipo artístico del que no se podía quitar ni añadir nada sin destruirlo completamente.

El gótico sustituye a los pesados macizos románicos sin llevar intención formal alguna, y gracias a la búsqueda de una economía de material, de una mayor luminosidad interior del edificio y de mayor altura. Este gozarse en la ciencia constructiva es un sentimiento típico del arquitecto gótico y de hecho, según algunos historiadores de la arquitectura, coincide con el criterio del constructor norteamericano del siglo XX [13].

Tercera propuesta

Una tercera postura sostiene que el lenguaje conceptual y místico del gótico le fue dado a la humanidad por San Bernardo, monje cisterciense del siglo XII [14]. En su libro San Bernardo y el Arte Císterciense, Georges Duby trata de descubrir algunas de las concordancias entre el pensamiento de San Bernardo y las formas que procuraban dar a ese pensamiento otra expresión no verbal. Según Duby, San Bernardo, o Bernardo de Claraval, es el patrón de toda la obra cisterciense, y esta a su vez, del edificio gótico. Este arte cisterciense es inseparable de la moral que Bernardo encarnaba y que quería a toda costa imponer al mundo conocido de su tiempo; todo aquello que a Bernardo le parecía que desviaba al pueblo cristiano de la moral, lo persiguió con singular agudeza y potencia [15].

Bernardo de Claraval nace hacia el año 1088 en Borgoña. Hombre versátil, exuberante e incansable líder; de su personalidad, su hermano Gerardo escribe: "Nada escapaba a su competencia, la arquitectura, la horticultura, la agricultura, dirigía bien a carpinteros, albañiles, jardineros, zapateros y tejedores [16]. Y a cada "oficio" le infundía la misma mística: Si hay canto que sea pleno de gravedad, ni lascivo ni rudo. Que sea dulce sin ser ligero, que agrade al oído a fin de conmover al corazón, que calme la cólera, que no vacíe el texto de su sentido, sino que por el contrario, lo enriquezca" [17]. Bernardo incansablemente atacó la moral relajada de la iglesia, se promulgó contra el lujo de la Iglesia, contra la herejía que se sembraba al sur de Francia, contra un papa mal elegido, contra las cruzadas, contra las tentaciones de poder de la curia romana, contra la fastuosidad de los obispos [18]. Antes de que Bernardo impusiese su característica "solemne austeridad", la Iglesia católica realizaba sus ritos en un entorno de lujos, extravagancias y resplandores. Decía San Bernardo:

"La inmensa altura de vuestras Iglesias, su inmoderada longitud, su superflua amplitud, su suntuosa decoración y sus extrañas imágenes que atraen las miradas de los fieles y estorban su devoción... ¡Oh, vanidad de vanidades, tan vana como insana!... La Iglesia tiene unos muros resplandecientes pero sus pobres están en la miseria; ella viste sus piedras de oro y deja a sus hijos desnudos; alimenta el ojo del hombre rico a expensas del indigente" [19].

Este hombre vivió extraordinariamente dotado de pasión por su ideal; su arte, que fue el de la palabra manifiesta principalmente en su libro Sermones de El Cantar de los Cantares, marcando un parteaguas en el pensamiento cristiano de su tiempo.

A partir de él, todo en la Iglesia católica se replantearía, y en ello desde luego la concepción de los espacios arquitectónicos. El edificio resultante de esta transformación ideológica, debía ser a la vez figura y equivalencia aritmética de la escritura y resultará válido para San Bernardo si: "(…) el edificio conmueve al corazón, si hace surgir el espíritu ciego hacia la luz, y si lo resucita de su sumersión anterior" [20], El recinto que Bernardo invita a construir no es ya una basílica, él piensa en el alma, en la "fiesta" interior, y el espacio debe contribuir para lograr esta mística. Así, las elevaciones logradas proyectaban al alma humana hacia el cielo y, si la tecnología del momento hubiese permitido más altura seguramente San Bernardo la habría sugerido, pues era un gran conocedor de las vanguardias de su tiempo. El lenguaje cisterciense se transmutó directamente hacia los edificios góticos en donde su estética reposa sobre un rechazo a lo sensual, el mismo San Bernardo lo dice así:

"...El uso de las cruces de oro será prohibido; se deberán usar cruces de madera, un solo candelabro de hierro será suficiente como símbolo de ardor, de perpetua oración. Los incensarios serán de cuero y oro, las casullas de cáñamo, de lino y lana sin bordados de oro y plata, las capas y túnicas están proscritas. Los cálices dejarán de ser de oro para ser de plata y de corladura. El mantel del altar será de lino sin decoración alguna y las vinajeras no estarán adornadas de oro o plata" [21].

Cuarta propuesta

Muy interesante también resulta la propuesta del filósofo Wilhelm Worringer quien busca la esencia del gótico en la ornamentación nórdica germana. En su propuesta acerca del origen y esencia del gótico, Worringer considera un concepto que será de gran trascendencia para la historia del arte: "la voluntad artística".

Esta voluntad -a la que también llama "creativa"- se encuentra en una esfera muy elevada, donde se encuentra también la evolución de los productos religiosos y filosóficos que revelan la verdadera psicología de la humanidad; son los terrenos de la conciencia, de la subjetividad. En su libro La esencia del gótico, Worringer sostiene que el origen de estilo arquitectónico se encuentra en los pueblos nórdicos germanos que no poseían más arte que la ornamentación. Esta ornamentación estaba hecha siguiendo una fantasía lineal que creaba una maraña con impresión de tener vida propia. Estas líneas muestran una inquietud que va sin descanso como buscando algo, trascendiendo a su propia abstracción, como si tuviese vida propia y deseara nacer, o conducir a algo. Dicha ornamentación, será la base de la multiplicidad y repetición gótica.

Ortega y Gasset nos expresa cómo son esas líneas geométricas góticas: "nuestro sentimiento vital se arredra ante esa furia expresiva; más cuando al cabo, obedeciendo a la presión, deja fluir sus fuerzas por aquellas líneas en sí mismas muertas, siéntese arrebatado de una manera incomparable e inducido como a una borrachera de movimientos que deja muy lejos tras de sí todas las posibilidades del movimiento orgánico. La pasión de movimiento que existe en esta geometría vitalizada -preludio a la matemática vitalizada de la arquitectura gótica- violenta nuestro ánimo y le obliga a un esfuerzo antinatural" [22].

Worringer nos dice que esas líneas tienen apasionada vida propia que se proyecta hacia el infinito superior, es decir, hacia arriba, hacia Dios. El arte románico más bien hablaba un lenguaje de pesadez, de realidad terrenal, heredado de los romanos y por lo tanto de lo mediterráneo, el lenguaje gótico, en cambio, expresará su imperiosa necesidad de proyectarse hacia Dios. A pesar de sus limitaciones terrenales, el arte gótico tratará, hasta sus límites posibles, de espiritualizar la piedra con que edificaría sus catedrales. Y en las catedrales, esta piedra parece perder su condición de pesadez gravitacional [23].

El hombre gótico que generó el lenguaje plástico lineal, fue un hombre con características muy particulares, fue el resultado de una evolución específicamente nórdica. Los pueblos arios que no tuvieron contacto con la alta cultura mediterránea, influida por el oriente, produjeron un arte básicamente geométrico que será la base del goticismo. No hay ningún intento de imitar directamente la naturaleza. Su arte es entonces un arte de juegos geométricos lineales con un fuerte contenido metafísico. Este hombre nórdico, no produjo más arte que la ornamentación. El punto de partida de esta ornamentación nórdica lo ubica Worringer en la Escandinavia germánica pero su lenguaje plástico hace monumental aparición en L'Ille de France.

Así, las catedrales góticas lograrían además, ser una suma de piedra que concilió un encuentro mediterráneo y nórdico. Efectivamente, nos dice Worringer, a medida que el gótico de L'ille de France irradiaba su influencia hacia el mediterráneo, la producción conduciría hacia el barroco, con su intermezzo renacentista.


Notas

1.- Ortega y Gasset, José., "La deshumanización del arte y otros ensayos de estética", México: Alianza Ed., 1991, pp., 101-103.
2.- Kant, Immanuel., "Crítica del Juicio", Madrid: S.L.U. Espasa Libros, 2006, § 26, p. 154.
3.- Worringer,W., "La esencia del Gótico", Trad. de Manuel García Morente, Argentina, Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1967 p.66.
4.- A esta segunda cruzada, Luis VII se llevó, casi por la fuerza a Leonor a quien no le concedía la confianza de dejarla tras de sí en Francia. De todos modos Leonor se las arreglaría para hacer de las suyas amorosas con su tío el rey Raymundo. Finalmente Luis VII la repudiaría con el pretexto, muy usado por la Iglesia católica, de crear o destruir alianzas y vínculos entre los poderosos con el propósito de ir fortaleciendo su poder terrenal. Por otro lado, queda a imaginar a Eloisa, mujer intelectual y extraordinaria compañera de Abelardo, presente en los planes de Suger acerca del fortalecimiento de Saint Denis como centro de las peregrinaciones europeas de esos tiempos. Duby, G. Mujeres del siglo XII., p.p. 15 a 38 y 73 a 109.
5.- Había que retomar esa mística carolingia, pero esta vez sin rivalidad entre ambos poderes, el Estado y la Iglesia, ya que, en el caso de Carlomagno, el Papa de Roma pretendía coronarlo simbolizando el poder de Roma sobre todo poder terrenal. Es bien conocido que el emperador rivaliza con el Papa y, al momento en que el papa le colocó la corona sobre la cabeza, él se la quitó para volvérsela a colocar diciendo con esto al soberano pontífice que el poder se lo confería a sí mismo su linaje
6.- Cabe aclarar que, bajo el nombre de Dionisio, el ateniense del siglo I, corrieron los escritos de un autor del siglo V; de aquí que le llamen el Pseudo Dionisio. El Dionisio venerado en Saint Denis, Francia es el primero, las ideas las escribió el segundo.
7.- En esta sociedad teocéntrica, la luz representa a Dios.
8.- Janson, H.W., "Historia general del Arte", Madrid: Alianza Editorial, 1990, p. 503. Aunque se desconoce la identidad de los arquitectos ya que en la época, el promotor fue el mismo abad Suger.
9.- Hay quienes han hecho interesantes paralelos entre los diseñadores de las estructuras góticas y los temerarios diseñadores de los rascacielos de nuestro siglo XX, según lo leemos en H.W. Janson, óp. cit., p.500, y ahora en algunas arquitecturas como el caso del Museo de Bilbao.
10.- El primero en replicar el edificio gótico fue el obispo de Chartres que se convirtió en el arquetipo del arte gótico. Víctor Hugo considera a Chartres como el pensamiento mismo de la Edad Media, hecho visible. Y sobre la arquitectura gótica, algunos estudiosos del edificio gótico afirman que, una vez establecido el canon del gótico, más piedras se movieron en Europa en ciento cincuenta años que en los tres mil quinientos años en Egipto con la construcción de pirámides y templos.
11.- Spiro Kostof, "Historia de la arquitectura", Madrid, España: Alianza Editorial, 1988, pág. 581.
12.- Arnold Hausser, "Historia Social de la literatura y del arte", Tomo I, Madrid: Ediciones Guadarrama, 1957, p. 301.
13.- Gaya Nuño, "Artes nacionales prerrománicos", España: Publicaciones Españolas, 1962 p. 191.
14.- Duby, Georges, "San Bernardo y el arte cisterciense: el nacimiento del gótico", Madrid: Taurus, 1989, pp. 9-13.
15.- Tal fue el caso de Abelardo a quien aplasta y casi logra que sea excomulgado. Abelardo fue un goliardo francés contemporáneo a Bernardo y de un origen socioeconómico muy semejante al de él. A Abelardo se le considera como el padre del Humanismo. Bernardo lo atacó muy duramente durante toda su vida.
16.- Duby, Georges, óp. cit., p. 77.
17.- Duby, G., óp. cit., p. 77.
18.- Pero Bernardo no estaba contra el dinero, de hecho el Císter no tenía "voto de miseria", porque la Regla de San Benito, su fundador, les permitía manejar fondos para subsistir y progresar en número de abadías. Los monjes Cistercienses eran trabajadores disciplinados y muy austeros; tomaban lo necesario para su subsistencia y todo el excedente lo vendían para convertirlo en dinero sonante que les permitiese pagar canteros y albañiles. Definitivamente les interesaba el dinero, pero no para lucrar con él. Además, los monjes cistercienses fueron extraordinarios comerciantes en los mercados europeos y de hecho se convirtieron en verdaderos empresarios del comercio con oriente; dejaron a un lado las solemnes e incómodas vestiduras, al estilo cluniacense, y adoptaron formas prácticas para realizar su trabajo con efectividad. También conseguían importantes limosnas en especie mismas que vendían rápidamente a los cluniacenses.
19.- Spiro Kostof, óp. Cit., tomo 2, pág. 561. Así era la agudeza de los ataques de Bernardo hacia los cluniacenses y hacia todo lo que él consideraba fuera del camino auténtico de Jesús. Este mensaje austero de Bernardo se verá mas tarde en las órdenes mendicantes como la esencia de su predicación.
20.- Duby, Georges, óp. cit., p.82.
21.- Ibíd., pp. 124 y 125.
22.- Ortega y Gasset, óp. Cit. p. 127.
23.- Ibíd., p.129.

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María Elena Hernández Álvarez