Arquitectura y Humanidades

Propuesta académica

 


Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

Blanco lleno de pretérito

Yhessy Aurora Paredes Chávez

Modificaría un poco esa habitación. Hundiría la verdadera alcoba hasta
allí, al fondo… Me permitiría el lujo de la presencia de toda clase de
cachivaches íntimos, de significantes secretos… La celda o la chapelle al
borde del mundo de población compacta, pero, sobre todo, un alveolo de
tiempo de medida personal y un vaso para la memoria.
Carlos Barral

Citando las palabras de Heidegger, quien nos dice que mientras no experimentemos la peculiaridad del espacio, el hablar de un espacio artístico también seguirá permaneciendo un asunto oscuro [1]. Por lo tanto, creo que hay que desocultar esto para que nazca ese ser vivo, ese espacio, mi espacio privado.

Al llegar al DF me instalé en un nuevo espacio, departamento que comparto con dos amigas, un espacio que tuve que descubrir, que tuve que volver parte de mí, lo primero que observé fueron las recámaras, tres muy diferentes una de la otra.

Mi espacio personal, vacío y de un color muy peculiar, frio y muy distante a mí. Y es la clausura del mundo que invita a la aventura del viaje ensimismado. No hay territorio que ofrezca certidumbre menor. Si hay fronteras aun, son todas interiores. Si todavía hay riesgos de trayecto, se emboscan en las frondas del lugar cotidiano. Si existe la aventura, es íntima y trivial [2].

Aventura a la que me entregué, observando la mirada espía desde mi ventana, un muro verde y sus vecinos blancos, así como un cielo limpio y sin distracción; fueron el comienzo de mi apropiación.

Un excelente reto, el cual me llevaría a cuestionarme, de qué manera me apropio de mi espacio, sin empobrecer mis ideas, en esta civilización del espectáculo, donde las imágenes, en catálogos, revistas, publicidad, espectaculares me dan una solución, estilos y moda, no digo que debo satanizar estas herramientas, pero si lograr un equilibrio entro lo que las imágenes me revelan y mi ser íntimo, ya lo comenta Mario Vargas Llosa que una de las característica de la civilización del espectáculo es el empobrecimiento de las ideas como fuerza motora de la vida cultural. Hoy vivimos la primacía de las imágenes sobre las ideas. Por eso los medios audiovisuales, el cine, la televisión y ahora Internet han ido dejando rezagados a los libros, los que, si las predicciones pesimistas de un George Steiner se confirman: "pasarán dentro de no mucho tiempo a las catacumbas" [3].

Por lo tanto, mi objetivo es tener un moderación entre estas imágenes y mis propios ideales, lo que me recuerda palabras de Heidegger, "para aprehender el ser de la cosa no bastan los tradicionales conceptos de cosa, equivocan la esencia de lo cósico" [4], esta es una herramienta que me invita, a tener fuera de mi mente prejuicios o preconceptos, que obstruyan lo que será la esencia de mi espacio privado, esto me permite dotar de significado mi lugar, de mi esencia.

Esto me llevó a lo otro habitable (Heidegger, Arte y Poesía, 1952), en lo cual hay que identificar el señoreo del oficio, en este caso de mi persona, para poder hacer parte de mí, ese espacio.

Y volviendo a mencionar a Vargas Llosa, quien nos comenta que la cultura puede ser experimento y reflexión, pensamiento y sueño, pasión y poesía y una revisión crítica constante y profunda de todas las certidumbres, convicciones, teorías y creencias. Pero ella no puede apartarse de la vida real, de la vida verdadera, de la vida vivida, que no es nunca la de los lugares comunes, la del artificio, el sofisma y el juego, sin riesgo de desintegrarse. Puedo parecer pesimista, pero mi impresión es que, con una irresponsabilidad tan grande como nuestra irreprimible vocación por el juego y la diversión, hemos hecho de la cultura uno de esos vistosos pero frágiles castillos construidos sobre la arena que se deshacen al primer golpe de viento [5], considerando sus palabras es necesario que en mi espacio no sólo juguemos con la cultura presente, teorías, convicciones o modas sino que lo llevemos más a lo poéticamente habitable nos diría Bachelard, por un momento ese castillo perfecto producido por las imágenes de la sociedad nos darán satisfacción momentánea, pero en cualquier momento el viento puede derrumbarlo, por lo tanto tiene razón Heidegger debemos transportarlo a lo otro habitable para poder arraigarnos en ese espacio: mi espacio.

Muro blanco que llené del pretérito de mi corta pero agradable vida, espacio lleno de lepidópteros [6] descansando en ciertos puntos de mi cuarto, que para mí tienen el significado de libertad, como lo menciona en su novela "El Zahir" Paulo Coelho, "Libertad no es la ausencia de compromiso, sino la capacidad de escoger y comprometerte con lo que es mejor para tí", la ventana cerrada ante la mirada espía, no me incomoda, al contrario, me encierra un poco más en mi mundo.

Por lo que creo importante mencionar que aceptado que el arte sea la puesta en obra de la verdad, y que ésta signifique el no ocultamiento del ser [7], este desocultar no es una ocurrencia, no es una vana abstracción, eso quiere decir que ese espacio fija la pauta a seguir, ya tiene un fin y no puede ser de otra manera, ya está destinado a ser "mi espacio", espacio que me proporciona el habitar, como lo sugiere Heidegger. El modo como tú eres, yo soy, la manera, según la cual, los hombres somos en la tierra el buan, el habitar [8].

La elegancia de la solución de una tarea planteada, por prosaica que esta sea , forma un momento esencial de la belleza arquitectónica [9], es aquí donde reside esa belleza que es personal e íntima, en esta solución mi espacio se encuentra envuelto en todas las esferas que implican la cuaternidad en palabras de Heidegger, es decir lugar que me brinda la esencia del habitar, lugar que me proporciona el "ser de confianza" (Heidegger, Arte y Poesía, 1952), con esto quiero decir que mi espacio me proporciona privacidad, confianza, pertenencia, seguridad, espacio que no puede ser por sí solo, es mi sostén y yo el suyo.

Me es pertinente mencionar que este espacio es el que te prepara a entrar al verdadero mundo, es un espacio donde hay juegos donde realizas pre-ejercicios, como lo apunta Graciela Montes: "Los juegos son entrenamientos para entrar mejor preparados al mundo, algo más que un estadio en el camino hacia la adaptación, madura… porque todo el que juega, todo el que ha jugado, sabe que, cuando se juega, se está en otra parte. Se cruza una frontera. Se ingresa a otro país, que es el mismo territorio en que se está cuando se hace arte, cuando se canta una canción, se pinta un cuadro, se escribe un cuento, se compone una sonata, se esculpe la piedra, se danza" [10]. Es precisamente mi espacio privado el que me permite jugar y estar listo para ese otro mundo llamado realidad, al cruzar la puerta, cruza la frontera entre yo y el mundo.

Antes de cruzar esa puerta, mi frontera, es donde pareciera en palabras de Bachelard que la imagen de la casa (mi espacio privado) fuese la topografía de nuestro ser íntimo" [11], y precisamente este espacio el que tiene más la esencia de nuestro ser, y es el ser el que puede conocer su intimidad en su espacio.

Toda gran imagen simple es reveladora de un estado de alma. La casa (mi espacio privado) es, más aún que el paisaje, un estado de alma. Incluso reproducida en su aspecto exterior, dice una intimidad [12].

Después de un año de habitar ese espacio mi espacio, el cual me apropié, me adapté y lo hice parte de mí, mi mundo, lo abandoné por otro largo año y justamente ahora regreso a él enfrentándome de nuevo al mismo reto, mi espacio personal, vacío y con ese mismo color peculiar, frio y muy distante a mí, de nuevo. Y me enfrento a él con nuevas imágenes, horas, minutos, segundos, es decir, tiempo transcurrido, nuevas historias y experiencias, y como nos dice Guy Debord, el mundo real se transforma en simples imágenes, las simples imágenes se convierten en seres reales, motivaciones eficientes de un comportamiento hipnótico [13], ¿y cómo salir de este comportamiento? Guy Debord vuelve a mencionar que el principio del fetichismo de la mercancía, es la dominación de la sociedad a través de "cosas suprasensibles aunque sensibles" lo que se hace absolutamente efectivo en el espectáculo, en donde el mundo sensible se encuentra reemplazado por una selección de imágenes que existe por encima de él y que, al mismo tiempo, se ha hecho reconocer como lo sensible por excelencia [14], por consecuente hay que hacer de nuestros espacios un mundo sensible y tampoco banalizar a este mundo del espectáculo, pero si manejarlo con cuidado y que no se adueñe de nuestras intenciones. Lo que debemos buscar es que éste, nuestro espacio privado sea una topografía de nuestro ser íntimo, en palabras de Bachelard.

Con lo antes mencionado, me permito decir que este espacio es esencial en la vida de cualquiera, es el espacio donde somos, donde nos sentimos protegidos, y fuera de peligro, donde nos preparamos para salir al mundo, pero también nos olvidamos un poco de él, y digo esto con mucha más fuerza justo ahora, que ese espacio del cual me apropie e hice mío, se ha esfumado en un abrir y cerrar de ojos, ya no está, y ahora regreso a él a enfrentarme con una misma y nueva a ventura, en un cuarto de cuatro muros blancos, al que es difícil de adaptarse, y sentirse parte de él.

Notas

1. Heidegger, M. "El arte y el espacio", Barcelona: Herder, 2009, p.19.
2. Fernandez-Galiano, L., "Narciso sin espejo", A&V, Monografías de Arquitectura y vivienda, 2. 1988.
3. Llosa, M. V. "La civilizacion del espectáculo", Madrid: Santillana Ediciones Generales, S. L. 2012, p.13.
4. Heidegger, M., "Arte y poesía", Argentina: Fondo de Cultura Económica, 1952, p. 68.
5. Llosa, op. cit., p. 19.
6. Lepidóptero. Se dice de los insectos que tienen boca chupadora constituida por una trompa que se arrolla en espiral, y cuatro alas cubiertas de escamitas imbricadas. Tienen metamorfosis completas, y en el estado de larva reciben el nombre de oruga, y son masticadores; sus ninfas son las crisálidas, muchas de las cuales pasan esta fase de su desarrollo dentro de un capullo, como el gusano de la seda. Mariposa, terminas. (En este caso mariposas), (Real Academia Española).
7. Heidegger, M. "El arte y el espacio", Barcelona: Herder, 2009, p.19.
8. Heidegger, M. "Construir, habitar, pensar", en Conferencias y artículos, traducción de E. Barjau, Serbal: Barcelona, 2001, p.2.
9. Hartmann Nicolai, "Estética", México: UNAM, 1977.
10. Montes, G., "La frontera Indómita", México: Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 34.
11. Bachelard, G., "La poética del espacio", México: Fondo de Cultura Económica, 1965, p. 29.
12. Bachelard, op. cit., p. 78.
13. Debord, G., "La sociedad del espectáculo", París: Buchet-Chastel, 1967, p. 18.
14. Debord, op. cit., p. 21.

Bibliografía

Bachelard, G., "La poética del espacio", México: Fondo de Cultura Económica, 1965.
Coelho, "El Zahir", Barcelona: Planeta, 2005.
Debord, G., "La sociedad del espectáculo", París: Buchet-Chastel, 1967.
Fernandez-Galiano, L., "Narciso sin espejo", A&V, Monografías de Arquitectura y vivienda, 2. 1988.
Hartmann Nicolai, "Estética", México: UNAM, 1977.
Heidegger, M., "Arte y poesía", Argentina: Fondo de Cultura Económica, 1952.
_________, "El arte y el espacio", Barcelona: Herder, 2009.
_________, "Construir, habitar, pensar", en Conferencias y artículos, traducción de E. Barjau, Serbal: Barcelona, 2001.
Llosa, M. V. "La Civilizacion del espectáculo", Madrid: Santillana Ediciones Generales, S. L. 2012.
Montes, G., "La frontera Indómita", México: Fondo de Cultura Económica, 1999.

Yhessy Aurora Paredes Chávez