Arquitectura y Humanidades

Propuesta académica

 
Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

Construir un refugio para ensoñar

Karina Contreras Castellanos

¿En qué espacio viven nuestros sueños*? ¿Cuál es el dinamismo de nuestra vida nocturna? ¿Es en verdad el espacio de nuestro sueño* un espacio de reposo? ¿No tendría más bien un movimiento incesante y confuso?… A esos trozos de sueños*, a esos fragmentos de espacio onírico los yuxtaponemos posteriormente dentro de los marcos geométricos del espacio claro [1].

Ese espacio, en principio era un lienzo casi en blanco, pues ya existían aspectos inalterables en su configuración. No toda obra construida contiene poesía [2]. Por ello había que encontrar la manera de hacerlo un refugio familiar, una especie de confidente, dilucidando su esencia** como quien va descubriendo un secreto que se revela poco a poco, hasta encontrar la verdad [3].

Ubicada en el extremo de un departamento en el segundo nivel del edificio, es una habitación mediana configurada entre muros de block con aplanado fino pintados en blanco y un techo que llega escasamente a los dos metros con treinta centímetros. Al entrar uno se encuentra con un armario integrado y acceso a un baño privado del lado izquierdo, de frente un muro ciego y a la derecha una ventana grande que descansa sobre un muro que a su vez dibuja una repisa que invitaba a colocar objetos. El vano sólo da a un muro gris de los edificios contiguos de tres niveles, sin embargo, se asoma un cachito de cielo por él y la luz entra plena. El firmamento alcanza a permear levemente gracias a la separación entre ambas construcciones, permitiendo que a través de la abertura, al levantar la mirada, una franja de azul se perciba. El hecho inamovible de no tener una vista libre ya daba el primer indicio del espíritu que este sitio tendría que adquirir, habría que habitarlo hacia adentro.

El espacio es frío ya que, aunque la luz penetra, los rayos de sol no alcanzan a hacerlo cálido. En verano es un alivio, pero el resto del año se requiere una temperatura más adecuada. Los materiales y las texturas de los muebles y accesorios habrían de ayudar a lidiar mejor con este asunto.

Aun así, la ubicación de esta habitación tiene otras ventajas; al encontrarse en la parte final de este conjunto de tres torres de departamentos, está aislada del constante ajetreo ruidoso de esta calle de la concurrida colonia Roma en la Ciudad de México.

Ahora, había que establecer un mundo en esta obra para que el espacio genérico se transformara en refugio de confianza. El mundo no es el mero conjunto de cosas existentes contables o incontables, conocidas o desconocidas. Tampoco es el mundo un marco imaginado para encuadrar el conjunto de lo existente. El mundo se mundaniza y es más existente que lo aprehensible y lo perceptible, donde nos creemos en casa [4]. Instaurar como fundar, ofrendar y comenzar [5].

Al comenzar a habitar este espacio sólo se requería de una cama para instaurar un albergue para los sueños*. Al principio la ensoñación* no demanda mucho; tan sólo el tener un lugar propio es suficiente fortuna... luego el lecho necesita ser amplio y mullido porque así la imaginación y el relajamiento se expanden. Así, la cama se ubicó de frente a la puerta y de espaldas a uno de los muros ciegos, la ventana a la derecha y dos mesitas de noche a cada lado, posición que no tiene mucha flexibilidad por las proporciones del espacio.

Al cabo de un tiempo, surge la inminente necesidad de apropiarse del lugar, transformarlo de espacio genérico a refugio habitable profundizando en la búsqueda del ser de confianza [6] entre esos muros. Que fuese así resguardo para alojar a la intimidad y sentir el cobijo suficiente, eso que se necesita para momentos de reflexión, para dormir en paz, pero, sobre todo para echar a andar los ensueños*.

Ensoñar* es el camino entre el estado consciente y lo inconsciente, el territorio entre lo real y lo imaginario. Soñar* no sólo es sueño, es también pensar y recordar. Ambas, aún con sus diferencias, son arte, espontáneo sí, pero al que hay que procurarle las condiciones adecuadas, un poema que hay que aprender a inspirar [7] para que las fantasías, los anhelos y la paz interior nos acompañen cada noche en el viaje imaginario que emprendemos. Cuando se sueña con toda sinceridad, las líneas de fuerza del sueño siguen su propia disciplina; el bucle es naturaleza pura, todo soltura, sin repliegues [8]. Confiar, fluir para soñar.

La ensoñación es un recorrido tan necesario de emprender para permitir alejarnos del mundo de la vigilia. Es un acto maravilloso que requiere realizar una especie de magia en el ambiente donde se aloja, provocar alquimia con los colores, las texturas, el mobiliario y la luz, bañando los rincones que nos resguardan con nuestro interior, y al confiarles a estos espacios secretos e ilusiones, poder sentirlos parte nuestra y habitarlos en libertad.

Descubrir en las habitaciones su esencia, y poner en operación su verdad, permite iniciar el ritual alquímico que transforma en poético la arquitectura y el espacio [9]. Ello llega por medio de la inspiración, no como mero acto de fe, sino que puede suceder a partir del vacío que abre espacio a la creación, y por medio del trabajo y esfuerzo que conlleva a ir más allá de nosotros al encuentro de nosotros [10].

¿Para qué la poesía? ¿Para qué poetizar un espacio a habitar? Precisamente para hacerlo habitable en el sentido más profundo, en el sentido que no sólo aloja una corporeidad sino al alma, al espíritu. Ayuda a reconocernos a nosotros mismos desde el encuentro con el origen que nos proyecta a un futuro, desde las memorias hasta lo que anhelamos:

Regreso a lo que fuimos y anticipación de lo que seremos. La nostalgia de la vida anterior y una vida futura que son aquí y ahora y que se resuelven en un instante relampagueante. Esa nostalgia y ese presentimiento son la substancia de todas las grandes empresas humanas… [11]. Ello nos ubica y nos provee un lugar seguro en el mundo.

En la arquitectura que nos provoca experiencias poéticas encontramos la "otredad" (como lo describe el escritor Octavio Paz) en otros y en nosotros, en momentos de lucidez sublime que nos construyen y evolucionan como seres: El hombre se imagina y al imaginarse, se revela [12]. Estas sutilezas deberían estar presentes en todos los sitios en que desarrollamos nuestra existencia, sobre todo los más cotidianos, en los cuales pasamos mucho más tiempo, nada es vano, nada sobra.

Así habría que rociar los lugares los imaginarios y recuerdos, apropiárselos desvelando su verdad para que quede al descubierto ese espacio único e irrepetible que antes todavía no era y posteriormente nunca volverá a ser [13] porque:

Cada quien lo habita de manera única e irrepetible a su vez, y en lo íntimo revela algo de su habitante en él. Imágenes, memorias a las que se recurren y se evocan para revivirlas… así se escogieron fotografías llenas de significado para la satisfacción personal del habitante de este espacio antes lienzo vacío. Con la individualidad de quien vive en algún lugar por algún tiempo, se tienen que escoger los detalles, los colores, los motivos que lo resalten.

Aquí el muro ciego era demasiado blanco así que se pintó de magenta y sobre él se colocaron siluetas a manera de ramas de árbol en color blanco para generar contrastes… sobre él cuatro fotografías especialmente escogidas y algunos espejos pequeños en plateado, que forman una especie de muro de milagritos personal, de esos que acompañan a los santos en las iglesias.

En la repisa de la ventana se colocó una orquídea magenta, su color fue el que inspiró al muro para ser coloreado, y luego se fueron distribuyendo objetos de uso diario y de gusto personal, como un buda, frasquitos árabes de perfume y varias velas… las candelas generan ambientes para descansar y meditar, parecen mágicas y su luminosidad es muy cálida… por eso unas se ponen dentro de dos faroles árabes… las complementan unas lámparas de luz regulada sobre las dos mesitas de noche… ¡bendita iluminación que produce atmósferas y sensaciones!

Los ensueños suelen pedir esta luz suave como inspiración, y en esta habitación ahora hay mucha con matices distintos.

El estímulo de los sentidos envuelve de atmósferas a los espacios, aquí el aire huele a vainilla como toque para percibir un ambiente completo. Se convierte en un lugar para ser visto, escuchado, olfateado, y hasta percibido por la piel con su temperatura. Los sentidos físicos se hacen uno en eco profundo cuando de experimentar un espacio se trata.

De la ventana cuelgan, además de la persiana, unas gotas de cristal y tres corazones de vidrio azul, y junto a la cama, llena de almohadones se hallan suspendidas en el aire dos estrellas.

Este ambiente parece acompañar y cuidar a quien lo mora. Dónde se pueden contar a sus muros las alegrías, ilusiones y penas… ahora, se siente distinto es más cálido desde la metáfora hasta la corporeidad porque se vuelve uno con su residente.

Se completa el ciclo, los sentidos que perciben el exterior en lo físico, y la atmósfera que acaricia la mente y espíritu. Los espacios siguen cambiando, con los mismos inquilinos o con los nuevos que llegan a él, pero si estos lienzos casi en blanco permiten el proceso de apropiación personal, sea el lapso de tiempo que lo habiten, podrá abrazar a quien lo experimente.

Si el mundo instaurado y su verdad se han desvelado, el lugar será llevado al alumbramiento y armonía [14], será entonces como un oasis de paz. Cuando el espacio trasciende sus cualidades para transformarse en un albergue de sueños y ensueños, aún en la noche la inspiración los acrecienta para viajar a lugares inimaginados, y al final en la mañana, abrir los ojos a la vigilia de manera revitalizada y feliz. Estos espacios se convierten en refugios seguros de los mundos que van construyendo la existencia humana, el tangible, que habitamos en la realidad cotidiana y el de los ensueños, donde habitamos cada noche.


Notas

* Según la diferencia definida por Gastón, Bachelard (filósofo francés), entre songe: soñar, pensar, recordar, y rêverie: ensoñación, estado entre lo consciente y lo inconsciente. Lo real y lo imaginado. Citado por RIVAS, Albert. La web del vacío. Bachelard: del cientifismo a la imaginación de la materia.
** Esencia del latín essential derivado de ese ser. Lo que es permanente y necesario en él para que corresponda a la idea que comporta su nombre.
1. Bachelard, Gastón, "El derecho de soñar", España: FCE, 1997, p. 197.
2. Paz, Octavio, "El arco y la lira", México: FCE, 2010, p. 14. Cuando se refiere a "no todo poema-o para ser exactos: no toda obra construida bajo las leyes del metro- contiene poesía.
3. Heidegger, Martin, "Arte y Poesía", México: FCE, 1970, p. 72: referente a "Verdad es la esencia de lo verdadero…. la esencia esencial se funda en lo que el ente es en verdad".
4. Heidegger, op. cit., pp. 65-66.
5. Heidegger, op. cit., p. 98.
6. Heidegger, op. cit., p. 54.
7. Bachelard, op. cit., pp. 16-18. Inspiración que se logra con la "ensoñación poética."
8. Bachelard, op. cit., p. 63.
9. Heidegger, op. cit., p. 56. Referente a: "La esencia del arte sería pues, ésta: el poner en operación la verdad del ente".
10. Paz, Octavio, op. cit., p. 179.
11. Paz, Octavio, op. cit., p. 136.
12. Ídem.
13. Heidegger, op. cit., p. 85.
14. Bachelard, op. cit., p. 95.

Bibliografía

Bachelard, Gastón, "El derecho de soñar", España: FCE, 1997.
Heidegger, Martin, "Arte y Poesía", México: FCE, 1970.
Paz, Octavio, "El arco y la lira", México: FCE, 2010.

Karina Contreras Castellanos