Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.


Diseñar para un habitar: Heidegger desde el acontecer de la poesía

Yessica Vanessa Heredia Bedolla

“Lo que significa la palabra origen es que algo brota, en un salto que funda,
de la fuente de la esencia del ser.”
Martin Heidegger
[1].


La preocupación por dar solución a problemas concretos, lleva a los encargados de diseñar espacios para un habitar y aún más a los estudiantes de arquitectura, a dejar de lado el interés de conocer la esencia de las cosas. Lo que conlleva a un conflicto del entendimiento de la naturaleza de ellas, eludiendo el verdadero conocimiento de nuestro quehacer y olvidado lo fundamental de conocer su ser, para poder hacer.

Para que un diseño simplemente sea, es indispensable la renuncia a todo conocimiento previo para entregarse al conocimiento del “otro” [2].  En otras palabras, si un arquitecto pretende diseñar para aun habitar que no es el suyo, tiene la responsabilidad de renunciar, al conocimiento de su propio habitar y entregarse a la escénica del habitar desde un encuentro y praxis cotidiana de “el otro” según las costumbres, ritos y mitos de quien habita esos espacios.

La exhausta observación del verdadero objetivo del espacio no es suficiente. Es necesario sentir, oler, percibir, tocar, en fin darse el permiso de conocer para desmenuzar el objetivo por sí mismo del espacio y considerar que tiene la posibilidad de dominio en el ser humano. El arquitecto necesita dejar  de  considerar al  espacio  arquitectónico  como  un contenedor y nada más, necesita relacionarlo con un mundo emocional, donde el espacio no es un todo, no es un límite físico, sino que sea una comunidad que se construya a partir del lugar y transforme en él  un significado particular.

Es sorprendente que continúen generaciones sin saber la esencia del oficio del diseño arquitectónico e inclinación al conformismo colectivo.

Para comenzar, es fundamental saber que para una aproximación en el diseño de un espacio habitable es esencial conocer su origen. Martin Heidegger dice que  “El origen de algo es la fuente de su esencia”[3]. Si a este algo lo llamamos espacio ¿cuál es la esencia del espacio habitable?
Heidegger describe que "El artista es el origen de la obra. La obra es el origen del artista. Ninguno es sin el otro. Sin embargo, ninguno de los dos es por sí solo el sostén del otro"[4]. Ambos elementos están separado pero unidos por un elemento, el arte. Para el diseño de un espacio habitable, la formación de quien lo diseña, llamemos en este caso arquitecto, recorrerá el camino del proceso creativo para llegar a una proposición artística.

El diseño pretende desocultar una verdad de la unión indivisible del sujeto y el objeto, el espacio verdadero será solo el que fije la pauta a seguir. Como diseñadores de ese “ser” experiencia habitable, nos obliga a imaginar esa experiencia, ese ser como pauta de diseño. Ahora volviendo a lo que el concepto de diseño concierne, algunas de las maneras de conocerlo son [5]:

  • El diseño no define estrategias sociales y culturales.
  • El diseño es una fase de un proceso productivo complejo en el cual intervienen factores condicionantes. Tal fase, carece por completo de autonomía programática.
  • El diseño no tiene capacidad de decisión sobre el sentido y finalidad de sus productos.
  • El diseño se encuentra condicionado.
  • El diseño tiene como insumo a la tecnología.
  • El diseño en ocasiones puede decidir un modo de incidencia sobre las tendencias estéticas o el medio ambiente.
  • El diseño, simplemente, escoge el referente estético, o incluso crea el lenguaje formal pertinente.
  • El diseño, si se le solicita puede colaborar en tareas preventivas, proteccionistas y superadoras.
  • El diseño como empleado de las fuerzas sociales del poder económico que han desarrollado los medios tecnológicos.
  • El diseño es un trabajo cualificador de la producción.
  • El diseño es encargado y consumido por la responsabilidad de las sociedades.
  • El diseño no es una novedad.


Además, no se debe considerar como diseño a las tendencias culturales, manifiestos ideológicos, éticas del consumo o utopías estéticas que considera que se encuentran en un nivel superior.
El diseño de un espacio es la realidad de quien lo diseña. En el reconocer la esencia del diseño se hace indispensable identificar la esencia desde la cual proceden las experiencias en la realidad cotidiana [6]. El diseño de un espacio es la concepción, planificación y acción humana. Pero, ¿Cómo es el espacio?

El espacio, es otro concepto del que no hay manera de disuadir en el oficio de diseño arquitectónico. ¿Qué es esto del espacio?, algunas dicciones del espacio son: “Extensión que contiene toda la materia existente parte del espacio ocupada por cada objeto material; Espacio exterior; Capacidad de un lugar; Distancia entre dos cuerpo”. [7]

Retomando algunas características que determina Heidegger, el espacio es: ocupado por un cuerpo compuestos por diferentes materiales que se configuran de distintas maneras; está en un volumen (cerrado, perforado o vacío); es enigmático; existe confrontación entre el cuerpo y el mismo espacio; es susceptible a la dominación; es espacio compartido y un espacio en el que se presenta un comportamiento y trato que forma parte del mundo circundante.

Si el sometimiento del espacio en el que nos encontramos inmersos, fuera una posibilidad de revelación de lo habitable, está revelación, sería el desafío, la rivalidad y lo opuesto ante lo ya edificable. [8] El espacio puede ser conocido por todos. El espacio habitable puede encontrarse en la ciudad, en parques, en  oficinas y en casas. Éste existe al igual que las cosas. Si llamamos al espacio cosa, ¿que tiene el espacio habitable de cosa en términos heideggerianos lo cósico [9]?
Lo cósico es todo aquello que podemos desprender de un espacio antes de ser diseñado y el conocimiento de sus características, son propiedades de apoyo en la resolución de un proyecto de diseño arquitectónico [10] bien pensado. Es en el mismo espacio diseñado dónde se reúnen todas las propiedades premeditadas e inesperadas por el arquitecto y principalmente las que ya existen. [11]

La simple interpretación del espacio, no capta la cosa existente, sino que se encuentra con él, lo convierte en otra cosa que no es y sólo puede solucionarse si se deja que las propiedades de las cosas fluyan libremente y muestre “lo cósico”, su esencia sin agredir al lugar, como propiamente nos dice Heidegger: “hay que dejar tranquila a la cosa misma en su descansar en sí”[12].

El mismo espacio es causante de la forma con que se apremian los sentidos del ser humano, la materialización del espacio da permanencia y sustantividad. Lo que el arquitecto materializa es la visión inmediata en que afecta su aspecto formal, y frecuentemente lo que impera entre la materialización y la forma es regulado por aquello a lo que sirven. Ésta utilidad, funda la forma.
Las determinaciones que el arquitecto refleja en el diseño son la búsqueda de una interpretación del “ser del ente” del espacio, es decir, tratan de decir lo que existe o puede existir. El producto del diseño arquitectónico resulta de la confección que el arquitecto realiza al interpretar el espacio de sus  propiedades y totalidades, las propiedades mismas hablan por sí solas del espacio. Esto no es que la determinación de la materia y forma sea lo tajante de su esencia, pero sí de su utilidad.
Pongamos lo anterior de un modo más claro, por ejemplo si se enajena una cultura del espacio habitable que los hace ser una cultura, se atenta también al espacio, no es posible ser en sí el uno sin el otro. La inequívoca muestra de que la esencia del espacio es una expresión difícil, es la mala interpretación de los antecedentes culturales, que al mismo tiempo distorsionan su utilidad [13]. Para comprender la esencia de un diseño es indispensable identificar la esencia desde la cual proceden las experiencias en la realidad cotidiana.[14]

Algo semejante ocurre en el siguiente ejemplo: ¿qué es de la playa de Sayulita sin sus casas coloridas y calles empedradas? Las casas son cosas, las piedra son cosas, eso que hace especial al pueblo que no aparece y se toca también es una cosa. El bello pueblo de Sayulita, localizado en la Bahía de Banderas en Nayarit en las costas del Océano Pacífico de México, arrastra consigo el origen de “lo cósico”, lo característico del pueblo puede confundirse por su playa y lo atractivo que les resulta a los turistas sus zona para surfear, pero atrás de él, hay algo más que no se ve y sin más ni menos, el pueblo es. Las montañas, la arquitectura peculiar que se conserva en su mayoría y los visitantes hacen este útil del pueblo y resguardan sus paisajes que reposan en sí.

Los paisajes sirven para algo, dan confianza al pueblo de persistir, debido a que en un momento estos paisajes lo hicieron fundarse por la producción coquera del lugar. Lo útil de un espacio arquitectónico será si se vuelve significativo para la existencia humana y así, acontecerá su verdad y esencia.

¿Cuál es la verdad que acontece en el espacio habitable? Buscar un cimiento cósico de un espacio, es dejar que hable por si solo y pueda obtener una apertura del ente, un ser, el acontecer de la verdad o puede no pertenecer al espacio. No bastan solo los conceptos dominantes para captar lo que tiene en esencia el espacio.[15]

Para determinar el camino de la verdadera esencia del espacio habitable, no va del espacio al diseño, sino del diseño al espacio, para abrir a su modo el ser y desentrañar su verdad. Pero, ¿qué es esta verdad a la que nos referimos? ¿Verdad de quién?...

El espacio habitable es una resonancia del habitante, y a su vez permite a éste reconocerse por medio de ella. El habitante podrá verse a sí mismo, guardar recuerdos y experiencias. La arquitectura en este sentido revela el “ser del ente” que la habita. El espacio habitable surge del contexto, de sus materiales y de las formas de habitar. Y la responsabilidad de gestionar la relación entre el habitante y el contexto, es del arquitecto.

La obra arquitectónica será únicamente obra en su contexto, así el arquitecto no solo pertenece a un contexto determinado, sino que su obra también lo es. Esto lo podemos verificar cuando “Las obras pasadas que están frente a nosotros (…) ya no son lo que eran (…) están frente a nosotros, por ser las pasadas, en el reino de la tradición y la conservación”. [16] Entonces lo que diseñamos para un habitar en el mundo al cual servimos, no será lo mismo en el mañana.

La obra arquitectónica construye y congrega en su alrededor las relaciones, en las cuales un conjunto de actividades y experiencias  toman la forma y curso de la ocupación del ser humano en el espacio. Para que estas experiencias se lleven a cabo, el espacio debe contemplar en la esencia de la cosa, la producción de sensaciones, es decir, en palabras de Heidegger "con lo que aportan las sensaciones de color, sonido, aspereza, dureza, a la vista, la audición, el tacto, las cosas nos atacan literalmente al cuerpo, lo perceptible en los sentidos por medio de las sensaciones"[17]
La obra que diseñamos va establecer un mundo, va a exigirnos el conocimiento de “lo cósico” y “lo útil”. Y al mismo tiempo que se establece, ejecuta “la hechura” de la tierra, de la ciudad. Y está en operación en el acontecer de la verdad. La obra arquitectónica por sí misma no representa nada, pero, al ser habitada encuentra su esencia, es decir, pone en operación las actividades humanas. [18]

Hay que descubrir la esencia del espacio para decir la verdad. La verdad es la esencia, es el ente, la que se desoculta como un acontecimiento.[19]

Reflexionar la arquitectura desde la misma arquitectura, como se nos enseñó en la licenciatura nos resulta insuficiente para quienes estamos en la búsqueda de conocer que más hay en ella. Hay quienes han descubierto que desde el campo de la filosofía se pueden aproximar a los problemas de diseño arquitectónico para enriquecer e introducir pautas de diseño.

La arquitectura es una disciplina a la cual se le adhieren muchas cuestiones como políticas, económicas, sociales e históricas, hasta aspectos funcionales, tecnológicos y estéticos pero, nunca nos detenemos a escucharla, a entender su lenguaje y lo que hasta ahora nos ha dicho.      La arquitectura más allá de la composición de una cantidad de elementos, expresa a través de ella misma, un lenguaje que en su mayoría está confuso, incoherente, distorsionado y manipulado.
Si quisiéramos encontrar lo que es la arquitectura de origen, tendríamos que cavar un sinfín de ideologías, mitologías y creencias, pero, si tomamos como base lo que nos dice el filósofo Heidegger que “el origen es la fuente de la esencia” [20] de las cosas, o sea la verdad, podemos ocuparnos de la esencia y la verdad de la arquitectura como tal y no del nombre de la disciplina.
Sin embargo, lo que sí todos conocemos, es que la materialización de la arquitectura se efectúa en un espacio, un lugar.  Heidegger describe que el origen es la fuente de la esencia de las cosas y es ahí donde se revelará lo oculto. Se tiene que descubrir la esencia del espacio para decir la verdad.
El espacio habitable surge del contexto, de sus materiales y de las formas de habitar. Y la responsabilidad de gestionar la relación entre el habitante y el contexto, es del arquitecto. Es él quien ayuda o pone su conocimiento para desentrañar  la esencia del espacio desde el acto creativo.

La obra arquitectónica y el arquitecto deben su origen al diseño, dentro del cual está el ser del ente. La realidad de la obra arquitectónica  se determina por lo que opera, sus actividades y su inmanencia sobreviene una verdad. [21] La verdad que se desoculta, únicamente sucede en lo que Heidegger llama “instalación”. Esta instalación acontece históricamente en múltiples formas como por ejemplo Teotihuacán, la casa Giraldi, la biblioteca Virgilio Barco. Cada una de estas obras de tal manera instalaron una verdad que antes no era y que posteriormente nunca volverá a ser. [22]

La esencia descubierta será la experiencia que resulta del espacio y su percepción más allá de los sentidos. El conocimiento que el arquitecto aporta al proceso de diseño arquitectónico, desoculta la percepción del espacio. “Saber significa haber visto en el amplio sentido de ver, es decir, percibir lo presente en cuanto tal” [23]

La esencia del habitar es la verdad en términos heideggerianos, así antes de comenzar el proceso del acto creativo que culminará en un código de edificación, será indispensable conocer la esencia de la persona individual o colectiva a la cual se destinará el habitar que se diseña. Si el proceso de diseño de una obra arquitectónica no parte del conocimiento de una esencia habitable que quiere manifestarse, la resultante será un producto inmobiliario subordinado a intereses ya establecidos.
El objetivo del artista no es mostrar la obra arquitectónica como el gran logro o imponer su utilidad, sino que su objetivo es mostrar desde su pureza, la libertad del poder ser del edificio y con ello establece una comarca que pueda transformase con el tiempo. El proceso de diseño no se balancea en la misma obra arquitectónica, sino lo que tiene de elaboración para que la obra sea, proyecta una comarca y una constante particularidad de su esencia. [24]

Para la materialización de un espacio es fundamental que el diseñador se acerque a la realidad de la obra y no a otra cosa que no sea. La materialización permite a la obra arquitectónica contemplarse, se hace presente con su carácter de obra, y para ello necesita ser creada previamente, pensada y habitada a escala uno a uno en la imaginación y evocación de imágenes del arquitecto, es decir, también contemplarse previo a su materialización. “Dejar que una obra sea obra es lo que llamamos contemplación de la obra”. [25]

Dice Heidegger, “Todo arte es como dejar acontecer el advenimiento de la verdad del ente en cuanto tal, y por lo mismo es en esencia Poesía”. [26] La poesía trasciende la realidad física y con su lenguaje instaura mundos. La poesía amplía lo significativo de lo humano, la verdad del espacio habitable es la desocultación del ente en cuanto tal. Ésta verdad es la verdad del ser. La esteticidad no ocurre al lado de esta verdad sino que está se pone, se manifiesta. “El manifestarse es, como este ser de la verdad en la obra y como obra, la belleza” [27]

Los muros, vanos, volúmenes, luces, texturas y colores, que crean recorridos en la iglesias góticas, muestran la capacidad de poetizar un espacio desde el proceso de diseño y la reflexión principalmente con la que se creó, es una arquitectura que creo una poética del habitar y la mayoría de ellas la siguen dando. Es decir, se sigue instaurando a lo largo del tiempo, transciende sus dimensiones físicas para albergar a sus creyentes, retomando este “instaurar” en las diversas maneras que el autor nos presenta: “Instaurar como ofrendar, instaurar como fundar e instaurar como comenzar” [28]

La poesía se vinculada con la verdad y la esencia de la vida. “Todo arte en esencia es Poesía”, pero la Poesía no es ningún imaginar que fantasea al capricho, ni es un flotar de la imaginación en lo irreal. [29] No porque conoce el oficio, se aproxima a la esencia para desocultar una verdad que quiere ser.  Es la lucha para desocultar una verdad.

La esencia de habitar poéticamente, se puede entender a modo de cómo Heidegger interpreta la poesía de Hölderlin, obteniendo cinco palabras guía extraídas del análisis de la obra de este artista y llevándolas a nuestro referente del campo de diseño arquitectónico, las cuales son las siguientes: el manejo adecuado de poetizar un espacio, el lenguaje que se utiliza, el diálogo que se produce, lo que se instaura, las formas de habitar y la relación entre ellas, muestran la esencia de habitar poéticamente.

Las casas-habitación construidas en serie son un claro ejemplo de la ausencia de la esencia de un habitar ¿cómo puede ser posible que un modelo de casa predispuesta por constructoras subordinadas por la economía, puedan transmitir un habitar para grupos sociales y culturas diferentes?, ¿que no lo particular es siempre lo indiferente para que pueda ser esencial?

Para tener respuesta a lo anterior, se iniciará con la explicación de las palabras guías extraídas por Heidegger. En primer lugar, el manejo adecuado de poetizar  “la más inocente de todas las ocupaciones” [30] puede en un comienzo ser el ingreso al juego a inventar un mundo de imágenes. La poesía es como un sueño, un ejercicio recreativo de palabras sino se conduce a la acción.

La casa de estudio de Luis Barragán es un lugar que conduce a la acción del juego de palabras bien planeadas y pensadas en cada detalle que manifestó el arquitecto. Sus matices, recorridos, luces, colores y objetos accionan a un juego que comunica la pureza esencial del lugar. Esta comunicación se realiza a través del lenguaje.

El lenguaje “el más peligroso de los bienes”,  [31] es la segunda palabra guía que ha sido dado al hombre para que muestre lo que es y muestre mundos que se pueden abrir o destruir con él. Nuestro lenguaje como arquitectos abre o destruye mundos, muestra quien en verdad somos, a quien estamos subordinados o que lucha estamos dispuestos a emprender para desocultar una verdad.

Barragán desoculta una verdad, creo un mundo y lo continua creando. Abrió un mundo para mostrar que es en verdad, a quien estaba subordinado y la lucha que se dispuso a emprender. Pensó un lenguaje adecuado desde la prefiguración del lugar, ya que el resultado representa mensajes bien dirigidos para un habitar y en ningún momento a una distorsión. El habitar de la casa estudio habla por sí solo, “El ser del hombre se funda en el habla; pero este acontece primero en el diálogo”[32] Creo una comarca que permanecerá y es por ello que se puede transformar a lo que viene y a lo que va, develándose en el presente, el pasado y el futuro. Aquí se muestra la tercera palabra, el diálogo. Sólo podemos dialogar en el mismo tiempo y nos pertenecemos el uno al otro, como la arquitectura, lo que el  arquitecto codifica en un diálogo se encuentra en un tiempo. [33] El diálogo revela significados que visualiza de diferentes maneras en su ser y tiempo.

La cuarta palabra es la instauración del poeta, del arquitecto. Heidegger dice que “La poesía es instauración del ser con la palabra.” [34] El lenguaje instaura lo permanente, sin embargo, la poesía no solo instaura sino que logra transcender lo físico y deja que la imaginación la construya.
Y finalmente la última, Habitar poéticamente significa "estar en la presencia de los dioses y ser tocado por la esencia cercana de las cosas."[35] Para el desarrollo del proceso de diseño es necesario contemplar las cualidades necesarias para albergar al habitador y así se podrá liberar la poesía en la arquitectura.

Los arquitectos podrían actuar como los poetas y transmitir signos al pueblo que crea. Diseñar para un habitar poético, implica un “poner en operación la verdad del ente”, ¿cuál ente?, la experiencia-espacio-personalidad. Es la desocultación de una verdad espacial.

Diseñar un espacio para un habitar no es un procedimiento que resulta de una receta, sino es el lugar de encuentro entre las diversas experiencias que éste produce y el hombre. Un edificio habitable suscita y emite armonía, ritmo, sublimidad es decir, poesía. Si llamamos a la casa poema y al habitar poesía podremos entender esto como Octavio Paz; “El poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre. Poema es un organismo verbal que contiene, suscita o emite poesía.”[36]. Lo que falla en la enseñanza de la arquitectura es querer plantear al diseño como una técnica que es secuencial y repetible a todos los problemas espaciales que se presentan. La técnica no son recetas sino que son intenciones que solo sirven a su creador. [37]
El diseño arquitectónico para un habitar está provisto de significados.  Siempre se diseña para “un ir hacia”. Hacia la instauración de un mundo lleno de experiencias e instantes poéticos. “El silencio mismo está poblado de signos. Así, la disposición de los edificios y sus proporciones obedece a una cierta intención.” [38] Si bien, la técnica edilicia es procedimiento y vale en la medida de eficacia, se perfecciona o se degrada pero en el caso de la “técnica poética” no es transmisible ni repetible y se agota así misma en cada obra de arte. Y si el arquitecto tiene como punto de partida su herencia, memoria, comunidad histórica siempre aspira a trascenderla. [39]

Para concluir, la poesía en la arquitectura acontece desde el proceso de diseño arquitectónico que está en operación para que acontezca la verdad, porque ahí se revelará lo oculto y el arquitecto ayudará a desentrañarlo con el acto creativo. Es en el espacio donde la verdad se revelará cuando sea habitable y al mismo tiempo descubrirá la esencia que será la que, quien experimente podrá percibir más allá de sus sentidos cognoscitivos. Esto, permite instaurar un mundo nuevo, amplia lo significativo del ser humano y no hay otra cosa a quien se le pueda agradecer sino sólo a la poesía.
La poesía acontece en la arquitectura cuando desde su creación y proceso de diseño arquitectónico se le considera para albergar al ser humano.


Yessica Vanessa Heredia Bedolla
Ciudad de México, 5 de junio del 2016

yessiv27@hotmail.com


Notas

[1]. HEIDEGGER, M. (1952). Arte y Poesía, Trad. Samuel Ramos, 2da edición, México: FCE, 1973. Pp.101
[2]. HEIDEGGER, M. (2007). El arte y el espacio. (J. A. Escuero, Trad.) Barcelona: Herder. Pág. 41
[3]. Ibídem, Pág. 17
[4]. Heidegger, M. (1952). Arte y Poesía, Trad. Samuel Ramos, 2da edición, México: FCE, 1973. p. 35
[5]. Ver Norberto Chaves “El diseño ¿herramienta de futuro?” en El oficio del diseñador. Propuesta a la conciencia crítica de los que comienzan.  
[6]. Heidegger, M. (1952). Arte y Poesía, Trad. Samuel Ramos, 2da edición, México: FCE, 1973. p. 35
[7]. Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, España: 300a ed., 2016. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=3q9w3lk, (08 de septiembre del 2016).
[8]. HEIDEGGER, M. (2007). El arte y el espacio. (J. A. Escuero, Trad.) Barcelona: Herder. Pág. 15
[9]. Lo cósico. Concepto que Heidegger para llamar lo que tiene de cosa la cosa. En  Arte y poesía pp.37
[10]. Diseño arquitectónico como concepción, planificación y acción humana que tiene como objetivo crear espacios habitables para el desarrollo de actividades humanas
[11]. Heidegger, M. (1952). Arte y Poesía, Trad. Samuel Ramos, 2da edición, México: FCE, 1973. p. 41
[12]. Ibídem, Pág. 44
[13]. Ibídem, Pág. 51
[14]. Ibídem, Pág. 35
[15]. Ibídem, Pág. 55
[16]. Ibídem, Pág. 59
[17]. Ibídem, Pág. 61
[18]. Ibídem, Pág. 44
[19]. Ibídem, Pág. 78
[20]. Ibídem, Pág. 80
[21]. Ibídem, Pág. 74
[22]. Ibídem, Pág. 35
[23]. Ibídem, Pág. 80
[24]. Ibídem, Pág. 80
[25]. Ibídem, Pág. 85
[26]. Ibídem, Pág. 88
[27]. Ibídem, Pág. 101
[28]. Ibídem, Pág. 104
[29]. Ibídem, Pág. 98
[30]. Ibídem, Pág. 97
[31]. Ibídem, Pág. 109
[32]. Ibídem, Pág. 108
[33]. Ibídem, Pág. 112
[34]. Ibídem, Pág. 116
[35]. Ibídem, Pág. 117
[36]. PAZ, Octavio. (1972). El arco y la lira (Tercera ed.). México: Fondo de Cultura Económica p. 14
[37]. Ibídem, Pág. 17
[38]. Ibídem
[39]. Ibídem



Referencia Bibliográfica

CASSIRER, Ernst. (1947). El mito del estado. México: Fondo de Cultura Económica.
CHAVES, Norberto. (2001) “El diseño ¿herramienta de futuro?” y “Sobre ideales y satisfacciones profesionales” en El oficio del diseñador. Propuesta a la conciencia crítica de los que comienzan, Editorial Gustavo Gili Sl.: Barcelona, España pp. 59-70 y 101-113.
HEIDEGGER, M. (1952). Arte y Poesía, Trad. Samuel Ramos, 2da edición, México: FCE, 1973, p. 124.
HEIDEGGER, M. (2007). El arte y el espacio. (J. A. Escudero, Trad.) Barcelona: Herder
PAZ, Octavio. (1972). El arco y la lira (Tercera ed.). México: Fondo de Cultura Económica p. 14
Real Academia Española. (2016). Diccionario de la lengua española (300a ed.). Madrid, España: Autor
SÁNCHEZ, Adolfo, 1967, Filosofía de la praxis, Editorial Siglo xxi S.A. de C.V. 1ª Edición, México, D.F., 2003, pp. 532.