Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.
Del entendimiento de la arquitectura y el diseño
a la concepción de entornos que huelen a casa.
Martha Isabel Arreola Rangel
Introducción:
En la travesía del trabajo de investigación en el campo de la producción arquitectónica y del diseño, ha sido muy revelador el reconocer algunas maneras de entender los conceptos que nos han acompañado como arquitectos a través de la práctica profesional y académica, siendo la arquitectura, en lo personal, todo un fenómeno que he atendido desde otros puntos de vista como algo infinito, puesto que vive como tal desde la historia del hombre y continua evolucionando así como el ser humano crece. De igual manera el diseño al plantearse como un campo de estudio, también ha surgido como un tópico digno de un análisis y estudio particular para el entendimiento del arquitecto como ser humano.
Estas inquietudes, encontradas al dialogar con autores, son las que han motivado el escribir estas líneas y hacer un recuento de las ideas más interesantes encontradas como una luz que pueden guiar una manera de comprender eso que hacemos y de lo que hemos vivido hasta el día de hoy con la practica arquitectónica.
La intención de ir relacionando las concepciones de los autores al objeto de estudio de interés, que en este caso es el fenómeno de vivienda, es un ejercicio que ha permitido un avance significativo en la relectura de algunos paradigmas que se toman como verdades sin cuestionar, pero que al analizarlos desde una mirada filosófica invitan a la reflexión para reaccionar ante un aspecto muy cercano de los seres humano como lo es la casa donde se habita. Entremos pues a la aproximación que se ha hecho ante ciertas ideas de los autores que se mencionan para abonar un poco esa tierra poco fértil donde se construye y se prefigura la arquitectura.
Paradigmas del habitar
Es muy limitado pensar que al tratar de determinar lo que se denomina espacio, se vea solo como la parte físico-técnica donde se llevaran a cabo ciertas actividades. Y es en este acontecer donde se puede vislumbrar una clave que nos permita, como diseñadores ver que esto de lo espacial va mas allá de las 4 paredes y techos, ya que lo que acontece con el ser humano puede advertirle una experiencia también espacial.
Heidegger nos menciona, en su libro el Arte y el espacio, una primera idea: "En el espaciar, habla y se oculta a la vez un acontecer. Este carácter del espaciar se pierde de vista con suma facilidad. Y cuando es visto, sigue siendo difícil determinarlo, sobre todo mientras el espacio físico-técnico pase por ser el espacio al que de antemano debe atenerse toda caracterización de lo espacial". (1)
Esto ocurre muy comúnmente al momento de diseñar viviendas, ya que solo se observan como objetos aislados del mundo, se piensa en este objeto de arquitectura como algo físico-técnico y se valora poco el impacto que puede causar el espaciar de estas cosas que se hacen en el ser humano, sobre todo en México.
Por eso pensar en el fenómeno de vivienda desde lo espacial puede permitir observar las problemáticas socio-culturales que puedan surgir de esta manera de hacer las cosas y no solo centrar la atención en los espacios físicos generados como casas.
Al momento de reconocer el lugar de la producción de objetos de arquitectura, es muy común observar la necesidad imperante de ciertos agentes sociales de llenar los vacios de poder que una construcción puede llenar para cumplir con sus objetivos personales. Por lo que entender el vacio como la corporeización plástica puede resultar iluminador para proyectar lugares no por falta de, sino con propósito de.
A este momento es importante entender una concepción acerca del HABITAR pues es este un objetivo para la arquitectura según nos lo han afirmado desde la academia. Para internarnos en la reflexión del habitar atenderemos a Heidegger, en su escrito sobre Construir, Habitar, pensar en donde el autor afirma que:
Habitar y construir están el uno con respecto al otro en la relación de fin a medio. Ahora bien, mientras únicamente pensemos esto estamos tomando el habitar y el construir como dos actividades separadas, y en esto estamos representando algo que es correcto. Sin embargo, al mismo tiempo, con el esquema medio-fin estamos desfigurando las relaciones esenciales. Porque construir no es solo medio y camino para el habitar, el construir es en sí mismo ya el habitar. (2)
Se hace la distinción de lo construido y lo vivido por el hombre como si estuvieran separados uno del otro, y la parte esencial a la que refiere Heidegger sugiere reencontrar ese vínculo que une el mero cascaron de un edificio y lo que es construido por el hombre en torno, al interior, al exterior o inclusive a la mente del ser humano. Identificar esta diferencia, puede dar pautas al diseñador para internarse en la aventura de su propio habitar.
Ya en la historia del habitar humano observamos las experiencias que cada época ha tenido que pasar para cubrir esta necesidad de habitar, desde los tiempos de las cavernas, pasando por la época feudal, las conquistas y la modernidad, así los hombres se han adaptado a modos de habitar distintos.
Entonces nos dice el autor: "No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida en que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan". (3) Y lo confirmamos al observar lo construido y lo vivido por los seres humanos antecesores quienes han dado pautas a seguir o motivos para cambiar esos modos de habitar.
Por lo que surgen las primeras cuestiones:
¿En qué momento perdimos la unidad con lo divino, con los elementos esenciales? ¿Puede haber alguna respuesta de integración, de unidad desde el diseño? En la tierra se han emplazado grandes civilizaciones, se han habitado y construido a través del pensamiento y del sentir de los pueblos y las culturas, por lo que cabe señalar que: "En la tierra" significa abajo el cielo. Ambas cosas cosignifican "permanecer ante los divinos" e incluyen un "perteneciendo a la comunidad de los hombres". Desde una unidad originaria pertenecen los cuatro-tierra, cielo, los divinos y los mortales- a una unidad". (4)
Al hablar de unidad, se torna complejo poder entender elementos de un todo como entes independientes y de valor, por lo que al decir del autor EL HABITAR es el cuidar de cada elemento (tierra, cielo, divino y mortal) corresponde al hombre entender cómo es que esta residiendo en la tierra para mostrar los modos en que se habita, pues la crisis de lo que hasta ahora ha sucedido nos muestra la poca sensibilidad ante estos elementos; y a partir del análisis de estos valores identificar la posibilidad de crear nuevas formas de habitar.
El valor de lo diseñado y lo construido
La gente común se ha adecuado y ha padecido los lugares que les son dados por ser lo único existente en las ciudades que se construyen. Y de esto se deriva la siguiente interrogante de ¿Como se ha permitido que la gente viva de la manera que lo hace, donde lo hace y para que lo hace?
Karel Kosik no dice que: "los espacios han sido conquistados por el transporte, que degrada, avasalla, rebaja y convierte las calles y las plazas en simples vías de paso, en superficies para el aparcamiento de vehículos". (5)
La población ha sido sustituida por el señor transporte en los espacios que se dice le pertenecen y la han obligado a convertirse en los desplazados, ya que se mueven y funcionan por él, por lo que es útil al sistema; lo humano, lo espiritual y lo público se ve afectado por esta manera de proceder.
Aquí es donde nos podemos preguntar: ¿Hacia dónde podemos voltear para tener un entendimiento del valor del diseño?
Ante esta cuestión, en el libro "La Esencia del estilo gótico" de Wilhelm Worringer se enuncia que: "Cuando consideramos el arte pretérito, creemos percibir, una diferencia notoria entre voluntad y la capacidad; pero, realmente, esa diferencia no es sino la diferencia entre nuestra voluntad artística y la voluntad de la época pretérita". (6)
Reconocer en la historia del arte una línea de análisis que pueda darnos luz para identificar elementos materiales que muestran la voluntad del artista (a través de la profunda psicología o intención) así como la voluntad de la sociedad (dentro del contexto o sistema donde se inserta) generara una amalgama de realidad científica capaz de dar valor a lo creado.
De aquí que, al extraernos de la realidad tradicional del análisis del arte, y visualizar una dimensión psico-espiritual en el artista de cada época, esto a lo que el autor llama voluntad artística, podría ser uno de los objetivos para conocer otras maneras de entender la valoración del arte y el diseño arquitectónico.
Para Worringer, La historia del arte no es una simple historia de la capacidad artística, sino una historia de la voluntad artística, es decir, que la ciencia del arte hay que entenderla como un modo de comprender la psicología de la humanidad.
Es aquí donde se identifica, el trasfondo que tiene la arquitectura, ya que en el análisis de las acciones que el arquitecto realiza es donde pasan las cosas, de una vocación artística (enfocada a la estética y la belleza de formas) se da paso a la de constructor (técnico y funcional). Y todo esto se fue dando por el sistema de producción que exige del profesional ciertas pautas o limites, para su labor.
Se puede fundamentar tal afirmación al citar a Hartmann que nos dice que:
El arquitecto medio no es tampoco artista. Solo puede construir "como se construye", es decir, caer dentro del estilo de la época. Así sucede que los hombres estén atados, en épocas arquitectónicamente productivas, al estilo de su época. Y por ello este se hace tan firme y tan señalado, tal como lo conocemos por doquier como manifestación de una época. (7)
Es por esto, que el arquitecto ha perdido su parte estética, aprendida en la facultad, con la que muestra el aprendizaje adquirido como ser sensible de las formas, el color, la geometría, etc. Para dedicarse a cumplir con ciertos cánones establecidos por otros intereses. Pero de ¿dónde surgen estos intereses?
Para el debate entre lo bello y lo práctico de la arquitectura se puede observar en que, justo lo práctico atiende a las necesidades dadas por agentes sociales que las demandan y que la libertad de tomar decisiones viene acompañada por estas determinaciones, donde lo bello se ve reflejado en el cumplimiento técnico constructivo así como en la elegancia de la solución de una tarea planteada.
Así es de reconocer como nos dice Hartmann: "La arquitectura no es un arte libre sino servil (de servicio) y aún resulta en una buena parte pura técnica; solo en las grandes realizaciones llega a ser algo más."(8)
Podemos reconocer a la arquitectura como un fenómeno que refleja 2 trasfondos en su experiencia vivencial, uno a partir de sus estratos externos (proporciones espaciales) y otros internos (libertad del ser, reflexión, desenvolvimiento). Es entonces en el modo de ser del hombre donde podemos identificar como reaccionamos ante la espacialidad que las construcciones provocan, tanto la materia como la conciencia influyen en el modo de conectar con lo arquitectónico.
El ser y su significación ante la producción y el diseño
Las actividades humanas comparten una parte objetiva y una parte subjetiva, esto quiere decir que en todo lo que hacemos tenemos una parte del ser que nos pide observar tangiblemente lo que se está maquilando desde el interior. Es una especie de obligación que el hombre se genera desde dentro, pues esa subjetividad que nace de las emociones es capaz de producir en él la necesidad de crear y mostrar lo que en el pensamiento le carcome.
En el campo del diseño y de la arquitectura esto no es desconocido ya que como nos comenta el autor:
El arte nos ofrece una unidad de intuición; la ciencia nos ofrece una unidad de pensamiento; la religión y el mito nos ofrecen una unidad del sentimiento. El arte nos abre el universo de las "formas vivas"; la ciencia nos muestra un universo de principios y leyes; la religión y el mito empiezan con la conciencia de la universalidad y la identidad fundamental de la vida.(9)
Así, para el hombre no hay límites a la hora de interiorizar en la subjetividad del pensamiento haciendo creer al intelecto que lo que en alguna ocasión se vio limitado, en las artes como en los mitos se pueden observar estas ilimitadas maneras de ser en el mundo, que nunca terminan pues son tan vastas como sentimientos en cada hombre de la tierra. Quedando las emociones concentradas en una forma física determinada.
Es por tal motivo, que en el actuar diario, es donde podemos identificar la naturaleza del hombre, pues es ahí donde se desprende el intelecto en cada acción, inclusive la palabra sensible en su forma, puede persuadir o arrastrar según el público al que se dirija.
Y ¿Cuál sería el valor que identifica la naturaleza del hombre? A la luz de Carlyle nos dice que: "La primera realidad fundamental, la condición y el requisito previo de cualquier otra cosa que llamemos "real", es el sujeto moral.
Este sujeto no lo hayamos por medio de procesos lógicos como la especulación, la contemplación o la demostración, sino por un acto de nuestra voluntad libre."(10)
Se puede intuir, como lo propone el autor, que el ser moral, aquel que busca su vocación no solamente conocer, es el que puede obrar de acuerdo a su conocimiento. Así la acción, el resultado de los actos libres son los que permiten reconocer el valor del hombre; y es confuso reconocer ésta valía, pues ante el mundo material que ensancha la brecha entre el tener y el hacer, se dice que el que más tiene más vale, pero la realidad es que el que más hace más puede ser.
El lenguaje nos permite identificar aquello que no es claro a simple vista, y apoyándonos en autores como Octavio Paz en su libro el "Arco y la Lira" podemos reflexionar en la relación que puede haber con eso que hacemos los arquitectos, el enuncia: "Con la imagen, lejos de agrandarse, la distancia entre la palabra y la cosa se acorta o desaparece del todo: el nombre y lo nombrado son ya lo mismo". (11)
Apoyando a la palabra, la imagen hace un trabajo importante para mostrar las ideas que nacen del diseñador. En el campo del diseño, el mostrar los planos arquitectónicos, imágenes como renders, emplazamientos del lugar, crean en el usuario una expectativa alta de lo que será su creación, así el binomio discurso-imagen es la clave para la fusión de lo material (producto) con lo inmaterial (sueños).
En la vivienda, sobre todo, es donde podemos experimentar esta sensación de pertenencia del lugar cuando nuestros sueños se hacen realidad en la materialidad del recinto donde se habita. Que recompensa tan grande para el diseñador ver la ensoñación propia y del usuario reflejada en la realidad.
La casa como producto del ser habitador
Hasta este momento nos habíamos estado refiriendo a la vivienda como el lugar donde el hombre habita, pero será más conveniente reconocer como nos dice Gastón Bachelard a la casa como se enuncia a continuación:
La casa natal ha inscrito en nosotros la jerarquía de las diversas funciones de habitar. Somos el diagrama de las funciones de habitar esa casa y todas las demás casas no son más que variaciones de un tema fundamental. La palabra hábito es una palabra demasiado gastada para expresar ese enlace apasionado de nuestro cuerpo que no olvida la casa inolvidable.(12)
Al reconocer a la casa como el lugar de mayor ensoñación para el hombre, según nos dice el autor, como arquitectos, podemos identificar que existe un enfoque digno de explorar al reconocer, que como seres humanos somos capaces de unirnos al objeto llamado casa no solo a través del habitar, sino por la conciencia de la imaginación, lo que añoramos se queda a nivel de recuerdo.
Y ¿Cómo sucede esto? , el autor nos enuncia que: "La casa es un cuerpo de imágenes que dan al hombre razones o ilusiones de estabilidad. Re imaginamos sin cesar nuestra realidad: distinguir todas esas imágenes sería decir el alma de la casa; sería desarrollar una verdadera psicología de la casa."(13)
Como la vivencia de las actividades en la casa son parte de la rutina diaria, la mayoría de las veces no nos detenemos a identificar como son dichas actividades, simplemente se hacen. Si pudiéramos captar durante un día cada una de las acciones realizadas y fueran parte de un proceso de diseño de vivienda, el resultado se aproximaría a proporcionar al que habite, esa alma que interpreta la psicología del habitador de la casa.
Por lo que seguimos cuestionando, si ¿el arquitecto puede llegar con sus representaciones a provocar la ensoñación?, a lo que el autor replica:
Pero esta representación exteriorista, aunque manifiesta sólo un arte de diseño, un talento de representación, ahora se hace insistente, invitadora, y nuestro criterio respecto a lo bien interpretado y lo bien hecho se prolonga en ensueño y en contemplación. El ensueño vuelve a habitar el dibujo exacto. La representación de una casa no deja mucho tiempo indiferente al soñador. (14)
El primer acercamiento de una persona que busca tener su casa, es a partir, de imágenes que muestran las opciones que existen en el mercado. Lo cual hace soñar a esta persona en lo que pudiera ser eso que busca como casa. Así la representación grafica, ya sea en fotos de espacios como en una revista o en un plano arquitectónico conecta y prolonga el ensueño que el hombre tenga ante el producto que vaya a tener en un futuro no lejano.
Tanto hombres como mujeres y niños viven una catarsis dentro de estos espacios al ser construidos, generando unos vínculos entre el mobiliario, el espacio interior y exterior y sus relaciones con los demás habitadores, por lo que la acción domestica pudiera ser motivo para tener un aspecto sociocultural de análisis en el proceso de diseño.
Siendo habitantes podemos convertir un espacio o lugar en 'habitabilidad', pues lo estamos habitando. Esto no garantiza la domesticidad del mismo. Si consideramos a la vivienda como una 'cosa', podemos atribuirle las características de habitabilidad: todo puede ser habitado, en tanto haya un habitante. Sin embargo, la domesticidad de la vivienda no es dada ni por la habitabilidad, ni por el habitante. Heidegger nos dice en su libro Arte y Poesía: "Debemos, pues, tomar la obra de arte como aquellos que la experimentan y la gozan… Esto otro que hay en ella constituye lo artístico".(15)
La domesticidad no se encuentra implícita en el 'ser' de la vivienda. Entonces, para que la vivienda cumpla con los principios de domesticidad ha de ser experimentada y gozada, es decir, debe tener un 'algo más' en ella que la potencialice por encima de la habitabilidad. Entiéndase, que lo artístico de la obra, es lo domestico de la vivienda.
La tolerancia a las diferencias
Una necesidad real del ser es crear, y en esa necesidad de crear sucede un fenómeno de transformación a varias escalas. En primer lugar el artista se transforma al simplemente prefigurar en su mente algo a crear, y relacionándolo con el diseñador al realizar la misma función en la actividad del diseño, podemos afirmar que también puede transformarse. Aunque recordemos que la formación de la que se habla es prefigurada, no construida o materializada físicamente, por lo que decimos que los objetos no transforman al ser sino lo transforma la prefiguración que el ser hace de los objetos.
Como diseñadores de objetos (edificaciones) se nos ha mostrado un camino en el proceso proyectual, y es importante reconocer, como lo dice el autor Mauricio Beuchot que: "La formación no es mera representación, ni se reduce a la representatividad; sin embargo, tampoco es pura producción sin conexión con nada del mundo. Algo han de tener las obras de arte de arraigo a la realidad, al menos en el sentido de que han atinado a algo del hombre; lo conducen a un mundo, han alcanzado referencia".(16)
La importancia de lo que se hace en las representaciones que se producen, en este caso podríamos señalar los proyectos arquitectónicos que se llevan a la materialidad, son parte de un proceso de producción que los agentes sociales demandan. Es una cadena que no para, y que al realizarse tienen la razón de pertenecer al mundo y es una manera de ser del hombre en el lugar, por lo que es la sociedad la que se encarga de transformar o hacer permanecer las obras edificadas.
El contexto político nos advierte que: "La hermenéutica, aplicada a la política, trata de comprender, pero también de enjuiciar, la realidad social. Tiene que proponer algo conforme a razón, que haga bien al ser humano al que interpreta, es decir, del cual capta sus necesidades y sus justas aspiraciones".(17)
En este punto la interpretación, aun con la hermenéutica, deja un cabo suelto muy subjetivo y lo hemos visto en las problemáticas que surgen al redactar e interpretar las normas y leyes a las que estamos impuestos. Es una ardua tarea de enseñanza-aprendizaje la que se tiene como seres humanos, para reconocer lo que está funcionando al bien común y lo que no para poder apostar a llegar a una interpretación más objetiva y se puedan tomar decisiones de transformación de las políticas a las que estamos atados, ya que de ellas depende lo que vemos materializado y lo que no.
Recapitular las diferencias entre los seres humanos como parte de esta manera de habitar en la tierra, parece ser el punto de partida en donde cada cultura se ha detenido a observar cómo es que una sociedad es capaz de adaptarse o morir. Ha sido la tolerancia de los grupos de seres humanos los que han permanecido a lo largo de la historia y han podido construir eso que podemos hoy observar y disfrutar como arquitectura.
Es inquietante a estas alturas, empezar a sentir que la tolerancia se acaba y estas diferencias se hacen cada vez más grandes entre los miembros de una sociedad, que la tendencia es separar más que unir, y esa manera de habitar los lugares que nos han tocado son el reflejo de esa desconexión con lo social.
Algo mas tendremos que hacer para TOLERAR LAS DIFERENCIAS.
Notas
(1) HEIDEGGER, MARTIN. El Arte y el Espacio.(Traducción de Jesús Adrian Escudero), Herder, Barcelona.2009. 1era. Edición.
(2) HEIDEGGER, MARTIN. Construir, Habitar, Pensar. (Traducción de Eustaquio Barjau). Extraído de ARTNOVELA.COM.AR. Consultado en http://www.artnovela.com.ar/
(3) Ibídem, pag.3
(4) Ibidem,pag.3
(5) KOSIK, KAREL. (1997). Reflexiones Antediluvianas. (Traducción y edición de Fernando de Valenzuela), ITACA, México, 2012
(6) WORRINGER,WHILHELM. La Esencia del estilo gótico. Fondo de Cultura Económica. MEXICO.
(7) HARTMANN, NICOLAI. (1970) Estética. UNAM pág. 149
(8) Ibídem, pág. 151
(9) CASSIRER, ERNEST. (1947) El mito del Estado. FCE . págs. 48
(10) CASSIRER, ERNEST. (1947) El mito del Estado. Tercera parte El mito del siglo XX. FCE. pág. 252
(11) PAZ, OCTAVIO. (1967) El Arco y la Lira. México. 2da. Edición. FCE. Pág.112
(12) BACHELARD, GASTON. (1957). La Poética del Espacio. Trad. Ernestina de Champourcin. Fondo de cultura económica. Argentina. Pág. 36
(13) Ibídem, pág. 37
(14) Ibídem, pág. 61
(15) HEIDDEGER, MARTIN (1988) Arte y Poesía.(Ensayo 1:Origen de la obra de arte). Traducción y prologo de Samuel Ramos. México. FCE.
(16) BEUCHOT, MAURICIO (2008). Perfiles esenciales de la hermenéutica. México. FCE. UNAM.pag. 60
(17) BEUCHOT, MAURICIO (2008). Perfiles esenciales de la hermenéutica. México. FCE. UNAM.pag.138