Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.


La percepción de lo habitable en la vivienda tradicional
Una mirada a la esencia de su arquitectura

Lourdes Adriana Alcázar Castillo

En esta ocasión, permítanme hablarles sobre un tema que indudablemente no solo en la actualidad ha formado parte de un extraño interés sobre todo para muchos arquitectos, puesto que nos ha mostrado una cierta peculiaridad que ninguna otra arquitectura posee, nos referimos entonces a la vivienda tradicional que se define como lo menciona Guerrero Baca en su texto Estudios de tipología arquitectónica que, "La arquitectura tradicional es la expresión tangible de la manera de vivir y entender al mundo de esas familias y comunidades que siempre han sido mantenidas al margen del llamado progreso y civilización, pero que han satisfecho sus necesidades de una manera autónoma y en comunión con su medio ambiente", (1) es así que esta vivienda es portadora de elementos significativos que van construyendo su arquitectura, mismos que se dan a través de la experiencia de sus constructores, que se enraízan en los modos de vida, en la cultura; usos y costumbres, en la religión, en el clima, y en la geografía a la que pertenece determinada vivienda, lo que en conjunto tenemos entonces el diseño de la vivienda tradicional, traducido a la vida cotidiana como una manifestación de su quehacer diario.

Como característica primordial para todos los seres humanos, encontramos el habitar como común denominador, ya sea de una manera plena o un tanto padecible, pero al final la intención misma es el habitar. Esta característica de la que hablamos, se encuentra adherida sobre todo a la vivienda tradicional o vernácula, pues si nos referimos a lo que se plantea en el texto de Martin Heidegger sobre construir, habitar, pensar, remitimos esa definición del habitar, en la cual se puede interpretar que si acudimos al habitar, es construirse a uno mismo, en donde todo tiene relación y por supuesto un fin, en donde el fin mismo es la habitabilidad y si lo relacionamos al tipo de vivienda de la que hablamos, visualizamos esta sugerencia del habitar, de su fin, el de construir para habitar.

Lo anterior nos alerta que el habitar mismo ya nos está construyendo, es decir, en medida como le damos el uso a los edificios o a las viviendas, en esa medida aumentamos nuestra habitabilidad creando una especie de vínculo entre el edificio y el ser humano, este vínculo bien podríamos llamarlo identidad, arraigo, y es el responsable si pudiéramos medirlo, de obtener ciertos grados de habitabilidad, pero en si la habitabilidad puede estar presente. Es así, que tener presencia en el habitar es estar en la tierra como mortal, es decir, permanecer en la tierra natal nos da un grado aun mayor de identidad, de lo que deriva que si somos capaces de construir, entonces podremos habitar. Pero para entender a lo que se refiere la tierra natal, entendámoslo pues como lo menciona Heidegger en su texto el arte y el espacio, como un des-ocultamiento del ser, en donde el diseño de los espacios únicamente se identifica ante los habitantes para los que fue hecho, de tal manera que reconoceremos a posteriori "la dicha de poseer una tierra natal". (2)

Es así que los espacios se crean y se modifican, no se dan dentro de un espacio dado de antemano. Estos espacios se convierten en lugares a partir de una comarca, estos bien podrían aportar elementos de identificación como señas o señales particulares lo que lo hacen único, es el caso de la vivienda tradicional.

El construir es parte inherente del habitar, nosotros construimos para un fin, el fin de la arquitectura es el habitar; así pues tal vez esta mención la hemos olvidado, pero en los poblados que albergan vivienda tradicional esta presente, el motivo el amor a su tierra natal.

Dejar que el ser humano se apropie de un edificio, es dar pie a habitar.

Así mismo, resulta interesante que para comprender a la vivienda es necesario comprender nuestra conciencia desde un punto de vista fenomenológico, entonces entenderemos una relación más clara entre el hombre y su mundo, y saber que en la casa se encuentra arraigado el ser que la habita. Como menciona Bachelard en su texto La Poética del Espacio "Con la imagen de la casa tenemos un verdadero principio de integración psicológica. Examinada desde los horizontes teóricos más diversos, pareciera que la imagen de la casa fuese la topografía de nuestro ser íntimo" (3), es por ello que la casa es un reflejo del ser que la habita.

Es así, que el propósito de toda arquitectura, es que antes de ser creada, es indispensable otorgarle un fin, que le confiera esa permanencia en la vida, de no ser así, la arquitectura ya no sería tal pues estaría envuelta en puro juego, vacío, es decir, en un teatro disfrazado. Ese mismo fin lo hemos tenido presente más en la antigüedad, en donde los constructores no se distraían de su finalidad, es decir, tener en cuenta que la arquitectura permite la aparición de la vida dentro de la construcción misma y de la que da testimonio de ello, es permitirle al hombre construir su morada tal como se percibe a él mismo, eso le confiere mayor habitar, pues se desenvuelve en torno a sus propias necesidades.

Esta finalidad también se aprecia en la vivienda tradicional, este es un aparecer en la arquitectura, pues su finalidad emerge de la necesidad de tener un techo sobre la cabeza, un refugio, lo que conlleva el construir, aún sin ser artistas, decimos pues, que esta vivienda solo se puede construir como lo menciona Hartmann en su texto estética "como se construye" (4), lo que cae dentro del estilo de la época. Esto es lo que le confiere a esta vivienda tradicional una misma tipología como una manifestación de su época, y que el individuo que lo construye no necesariamente posee una conciencia de ello, y es lo que nosotros como individuos ajenos a ella vemos y comprendemos, puesto que nos trasmite cierta curiosidad saber cómo se vive y que es lo que se hace dentro, es su esencia quien nos habla.

Pero para indagar como es que la arquitectura de esta casa aparece, es necesario entonces tomar en cuenta que si el vestido nos confiere esa expresión de la concepción de sí mismo, entonces la casa la consideramos como el reflejo de una vida económica y personal de la familia humana, es decir, como lo refiere Hartmann de nuevo en su texto sobre estética "la casa es en cierta medida el vestido de su vida comunitaria más estrecha" (5), es la fachada e intimidad de sus tradiciones, es gracias a esto que esta arquitectura no se torna incoherente , se torna habitable para quienes la construyen.

Por otro lado si se considera que la arquitectura de esta vivienda tradicional está ligada a la materia que la conforma entonces nos ofrece solo posibilidades muy restringidas, así lo menciona Hartmann "no toda configuración espacial permite ser realizada en cualquier materia" (6), es por ello que debemos encontrar la pertinencia del uso de los materiales constructivos, como los que encontramos en este tipo de vivienda. Si se considera que las ideas forman parte esencial de los estratos internos que posee la arquitectura, entonces la obra que resulte de ello será totalmente genuina, comprensible con su espíritu objetivo y tradicional.

Es por ello que la arquitectura posee sobre todo en las obras modestas, una tradición muy fuerte que le permite más esencia en su formación, esta sensibilidad que se ofrece solo crece en el transcurso de las generaciones y que le ha permitido mantenerse inalterable porque esa sensibilidad formal esta afirmada por su tradición.

Es así, que la esencia de la arquitectura tradicional, reside en lo sublime de su existencia, esa existencia que nos refleja la esencia de la época en que fue construida y al adentrarnos en el espacio nos remontamos a épocas pasadas, pues estas identifican su validez al demostrar las premisas de su contexto, tanto natural como urbano.

El proceso proyectual por el que atraviesan este tipo de edificaciones se encuentra en lo poético y en la esencia existencial del habitador, pues esta existencia es indispensable para su construcción, pues no nos muestra altanería y soberbia de la que se nos impone en la ciudad moderna, sino que hay hermosura, grandeza e intimidad.

La arquitectura tradicional muestra un nivel si pudiéramos medirlo, de una arquitectónica muy grande, la arquitectónica que encontramos en estos lugares de México, como lo menciona Karel Kosik en su texto Reflexiones Antediluvianas en "Donde la gente da prioridad a algo y únicamente en la medida en que se haga vivir esa diferencia se vive dignamente" (7), es así como la arquitectónica determina y prescribe que es necesario trabajar, pero hay que dar prioridad a la vida en paz y tiempo libre, es decir, el equilibrio es fundamental pues el estilo consumista de la vida urbana, va transformando los patrones tradicionales de relación entre las sociedades, sus estructuras físicas y su entorno físico, en este caso su vivienda tradicional.

Es por ello, que en efecto como lo refiere de nuevo Karel Kosik "Es necesario hacer las cosas necesarias pero la prioridad la tiene en esos lugares las cosas bellas, lo elevado, lo poético, lo sublime" (8), estos lugares nos refieren la existencia de la tradición, de esa arquitectura hecha de hombres sin academia pero con sensibilidad, tradición e identidad, que con sólo observar su medio ambiente aprendieron como resolver su vivienda adecuadamente y en consonancia con la naturaleza.

La vida que se da dentro de estas viviendas dignifica porque existe un habitar del ser, aunque recientemente se le considere el vivir en una casa de este tipo como símbolo de pobreza, pero nosotros que estamos fuera debemos percatarnos de la importancia y pertinencia de la construcción de estas viviendas, pues la poética que percibimos en ellas no se aprecia con facilidad en las grandes urbes, donde ha quedado olvidada aquella arquitectónica y que está presente en esta arquitectura, pues la relación del ser o el hombre se encuentra en la naturaleza, la historia, el tiempo y consigo mismo, entonces se recuperan de alguna manera los valores culturales, sociales e históricos.

Así, ese extraño interés ha propiciado la valoración y preservación de esta vivienda, pues es portadora de una fuerte atracción, atracción que da muestra de la esencia de su arquitectura, misma que pareciera como una obra de arte, gracias a la comprensibilidad que representa, pues como lo refiere Worringer en su texto la esencia de lo gótico, nos habla de cómo es que antes de comprender el fenómeno artístico, "es necesario conocer y adentrarse a la necesidad y regularidad de su formación, pues ante ello no nos resultaría incomprensible" (9), por lo que para realizar el arte de esta vivienda sería indispensable deshacer la dualidad existente entre la forma y el contenido, pues esto posee aquello que le confieren los valores que lo hacen apreciables ante nuestros ojos.

Pero al hablar sobre esta habitabilidad que posee la arquitectura de la vivienda tradicional, pensaremos entonces como es que se encuentra arraigada en ella, pues todos los seres vivos tenemos la necesidad de apropiarnos de un refugio, así como es a los pájaros el nido, el musgo a su concha, así es para nosotros los seres humanos la casa, ante ello la sensación de bienestar nos devuelve a la primitividad del refugio, aunque no se haga en nuestro caso con la mayor de las perfecciones como el nido de un pájaro, aún con ello nos encontramos en calidad de la función de habitar, pues tener en cuenta a la casa como nuestro refugio, a las cosas como nuestra existencia, podríamos percibir entonces que en la casa nuestro rincón preferido nos confiere esa sensación de calidez, es decir, como menciona Bachelard en su texto La Poética del Espacio "Todo rincón de una casa, todo rincón de un cuarto, todo espacio reducido donde nos gusta acurrucarnos, agazaparnos sobre nosotros mismos, es para la imaginación una soledad, es decir, el germen de un cuarto, el germen de una casa" (10).

La dialéctica entre la casa y el universo, es una relación de lo interior a lo exterior, su establecimiento esta dado mediante las ventanas, puertas, huecos, quienes permiten una conexión sensorial, intelectual, lo que conlleva a percibir un lenguaje entre la vivienda y el mundo exterior; la calle, y es este lenguaje es el que se proyecta también en la casa tradicional, que sin duda alguna resulta interesante estudiar, pues es muy semejante a nuestra noción de casa, la diferencia es que en ocasiones lo inhóspito de la ubicación de la casa tradicional la hace poseedora de mayor calidez, esto gracias a que su cultura se mantiene intacta tanto en su interior como exterior, es decir, con su paisaje natural esta se complementa.

Hablando de esa relación dialéctica interior-exterior, planteemos pues como es que esta relación se ha dado en el trascurso del tiempo, por lo que es necesario entonces echar un vistazo a esta cuestión y así entenderla, cuestión muy clara que ofrece Enrique Ayala Alonso en su texto Casas Mexicanas, quien hace hincapié en el estudio del habitar de la casa, pues "La vida doméstica en los siglos XVII Y XVIII no se constituía al interior de la casa, sino que desbordaba por otros ámbitos. El primer lugar donde la casa se extendía eran los patios siempre pletóricos de actividad; tanto en las casas ricas como las modestas, estos lugares era ocupados para las actividades domésticas y las productivas. (11). Estas características, hoy en día son observables en la distribución de la vivienda constituida de adobe, pues el patio central es el común denominador de todas ellas, pues en dicho patio se ha dado el espacio para el esparcimiento y las labores domésticas, que a la actualidad prevalecen.

Así mismo, otro de los ámbitos donde se propagaba la vida doméstica, era la calle, especialmente cuando se trataba de casas modestas, donde el escaso número de habitaciones obligaba a sus habitantes a utilizar la vía pública, fungiendo como una extensión de su vivienda, en donde los habitantes podían ejercer parte de su habitar.

Con lo anterior, es posible aseverar que estas cuestiones han propiciado el entendimiento del espacio público también como un habitar, pues en consecuencia a ello, como lo refiere de nuevo Enrique Ayala en su texto Casas Mexicanas, que "La gente de un determinado barrio solía reconocerse entre ella como parte de una comunidad que tenía en la parroquia su principal elemento de identificación" (12).

Otro modo de habitar muy peculiar de esta vivienda se dio respecto a su tamaño y proporción, en su condición de casa modesta y gran espacio de terreno, en algunas de ellas se mezclaban actividades productivas como pulquerías, tiendas, etc., esta amalgama de actividades dio lugar a las unidades casa-taller-comercio, que fueron la expresión espacial de la principal forma de producción de la época y parte esencial en el modo de habitar, que no eran exclusivamente habitacionales.

A todo lo anterior, vemos entonces que la casa es una unidad de configuración espacial, con ello se entiende esa peculiar forma de vivir de los pueblos donde existe vivienda de este tipo, donde la habitabilidad que nos ofrece es relativamente grande, pues está dada no solo en el interior de la casa, sino en cada rincón de su pueblo.

Por otra parte, es necesario hablar también de los mitos que se ejercen sobre la vivienda tradicional, pues la configuración de esta, muchas veces se rige por mitos, ya sean socio-culturales o religiosos, el hecho es que están presentes, y la razón resulta obvia si consideramos que el mito está presente en la manera de pensar y razonar del hombre como una forma simbólica, entonces como lo menciona Frazer este concepto; "albergará una fe, implícita pero real y firme, en el orden y diversidad de la naturaleza" (13) . A pesar de los estudios filosóficos, etnológicos, antropológicos, psicológicos, sociológicos que ha participado en el entendimiento del origen sobre el mito, según Cassirer en su texto El mito del estado, dice que "históricamente, no hallamos en ninguna gran cultura que no esté dominada por elementos míticos y penetrada por ellos" (14).

Así pues, las inscripciones se tornan en un lenguaje, como lo refiere Max Müller, no es realidad sino un aspecto del lenguaje, más bien negativo que positivo, entonces nos explicarnos que si bien el lenguaje es racional y lógico, por otra parte también es fuente de ilusiones y falacias, donde reside el mito, pues ello conduce a las irracionalidades de este. Es por medio del lenguaje que se manifiestan nuestras ideas, temores, acontecimientos, así mismo, el conferir significado y permanencia en la práctica del rito, nos permite entender cómo es que un pueblo hace, desde sus percepciones debe ser siempre la clave, tal vez, más segura para saber lo que piensa, en donde ese pensamiento nos lleva a la obra arquitectónica y en este caso surge la vivienda tradicional.

Es así, que en el trascurso de los años hemos sido capaces de reconocer a la vivienda tradicional como portadora de un lenguaje muy peculiar, mismo que le ha conferido su permanencia en la arquitectura, y es por medio de su arquitectura, la que se ha encargado de entablar un lenguaje, cuya finalidad primordial es comunicarnos, por lo que es exclusivo del hombre, en este caso se da entre sus habitantes y nosotros que la observamos a la vivienda de fuera, lo que nos comunica y ello nos invita a conocer su realidad, como menciona Octavio Paz en su texto el arco y la lira "las cosas con su nombre" (15), esas cosas poseedoras de gran belleza y misticismo, son la vivienda, dejando muestra de la rusticidad de sus construcciones y sin embargo bellos, románticos, donde la esencia del hombre se reencuentra.

Hoy en día el hombre moderno ha descubierto otros modos de pensar y de sentir, como lo menciona de nuevo Octavio Paz en su texto el arco y la lira "lo que llamamos la parte nocturna de nuestro ser" (16), es lo que llevamos dentro, y es esto precisamente que dota de singularidad a ciertos lugares como sitios llenos de misterio, magia, sorpresa, belleza y agradables a la estancia humana, en pocas palabras se vuelven poemas vivientes de una ciudad o pueblo. Es precisamente por ello que esta arquitectura podría comparársele con una poesía, donde coloca al hombre fuera de sí y al mismo tiempo lo hace regresar a su ser original, como hace referencia Octavio Paz en su texto el arco y la lira "lo vuelve así, la poesía es entrar en el ser" (17), de ahí que exista una comunión entre el ser y la poesía, y en este caso también en la arquitectura.

De la inspiración ha surgido entonces esta arquitectura, pues es como plantea de nuevo Octavio Paz en su texto el arco y la lira "la inspiración es lanzarse a ser, sí, pero también y sobre todo es recordar y volver a ser. Volver al Ser" (18), es entonces recordarse, es una mirada histórica hacia uno mismo y es precisamente esta mirada lo que nos atrae de esta arquitectura edificada en los pueblos alejados del bullicio de la gran ciudad.

Pero en alguna ocasión nos hemos preguntado ¿Qué es lo que nos atrae de estos pueblos? ¿Por qué en muchas ocasiones los hemos escogido para alojar ahí nuestras vacaciones?, la respuesta es simple si atendemos estas preguntas desde un punto de vista poético, pues esta arquitectura esta edificada de una manera tan natural como existe cualquier cosa, pues sus bases se llevan dentro y ni siquiera hay preocupación por si quedan bien o mal, es una manifestación viva de sus habitantes, es la propia naturaleza del ser quien se envuelve, pues en efecto como lo plantea Heidegger en su texto arte y poesía "que es de todos modos necesario aclarar en qué medida participa esa naturaleza en la cosa" (19), en los cuales se involucran los fines ante su creación. A partir de esta proposición podríamos considerar dentro de la filosofía del arte a la belleza y la verdad como la idea de una misma cosa, entonces toda la arquitectura que nos parezca bella como la de estas viviendas será una obra totalmente genuina, y esto a su vez dará pie a una transformación en la apariencia de su paisaje, como sucede en los alrededores que conforman una composición armónica entre la casa y su entorno, pues sus calles, sus plazas, y demás construcciones, han propiciado un encuentro grato y con un cierto despertar en la capacidad de asombro de su belleza entre los que lo habitan.

Esto es un habitar poético, pues la poesía forma parte fundamental como una manera de expresión, se entiende pues, que si la poesía se muestra como una forma modesta del juego, entonces el poetizar es enteramente inofensivo, pues la poesía crea su obra en el dominio y con la materia del lenguaje, pues como menciona Heidegger en su texto Arte y Poesía "La poesía es como un sueño, pero sin ninguna realidad, un juego de palabras sin lo serio de la acción". La poesía es inofensiva e ineficaz, poetizar es según Heidegger "La más inocente de todas la ocupaciones," (20) así pues, consideremos que el valor del habitar poético de esta vivienda no reside en haberlo habitado físicamente, sino como el ser tocado por su esencia y con esto creamos un habitar poético en nosotros los hombres, lo que nos permite entender a la poesía como el lenguaje, ese lenguaje que se torna histórico entre nuestra comunidad y a su vez nos explicamos cómo se da la comprensión de este espacio.

Un punto importante que cabe la pena señalar, radica en la manera de como nosotros que muchas veces no habitamos del todo esos lugares, como es que los habitamos entonces, es decir, anteriormente comentamos que la esencia de la arquitectura tradicional basta con ser tocados o llamado la atención por ella para considerar que la hemos habitado, y esto se explica con la aparición de una hermenéutica lógica como una disciplina de interpretación que nos hace comprender las cosas desde su contexto. Ésta noción hermenéutica se puede ver reflejada desde sus primeros intentos dentro de los pitagóricos, los cuales se acercan a ella gracias a la añadidura de "idea", pues esta la consideramos ahora como una característica de ella misma, lo que le confiere una significación a nuestra comprensión de las cosas, es decir, darle una flexibilidad a las palabras nos permite una apropiación de estas radicada en su esencia.

Gracias a esta hermenéutica que le interviene a la arquitectura, a la vivienda se le da ese significado lleno de una tradición coherente que trasforma su entendimiento de simple vivienda a una vivienda donde reside un habitar poético, esto seguramente se da como lo decía san Víctor, seguidor de san Agustín, mencionado en el texto de Mauricio Beuchot sobre hermenéutica "El sentido literal es claro, pasemos al espiritual" (21), entonces atendiendo a esta frase, nosotros como arquitectos tendríamos la obligación de comprender a este tipo de obras arquitectónicas, que por su calidad de modestas no deben hacerse a un lado, pues su comprensión bien se puede encontrar dentro de la poética, esas ideas son la realidad material del espacio arquitectónico como material inteligible con alto nivel de sensibilidad, ante ello plantearíamos quizás una teoría del buen proyectar a la arquitectura, desde donde pueda ser comprendida y entendida. Esto de lo que hablamos resulta interesante, pues a nosotros los arquitectos nos ayuda a comprender nuestra labor pues nos da la pauta a hacia la percepción de lo habitable y la esencia de la arquitectura con una visión más humana, más profunda en el ser, como formadora de equilibrio.

Es así que concluimos, pues no queda duda alguna que esta vivienda se torna habitable, confortable, ocupable, gracias a la sencillez de sus espacios, a lo poético de su composición y a la disposición de sus elementos, hay en ella un equilibrio absoluto gracias a la comprensión de ese ser quien habita.

Ya para finalizar, deberíamos pensar que el entendimiento de la arquitectura bien valdría la pena verla desde la comprensión con otros campos de conocimiento, pues es lo que nos permite pensar más allá de su finalidad, nos permite entrañarnos en lo poético que pueden ser sus espacios, que de gran beneficio traería al ser humano. Esta es una reflexión para los arquitectos, no dejemos llevarnos simplemente por las influencias monetarias y económicas, dejemos llevarnos también por el espíritu, como lo hicieron aquellos antiguos constructores de la vivienda tradicional.

Notas


1. GUERRERO BACA, LUIS FERNANDO. Estudios de tipología arquitectónica. Universidad Autónoma Metropolitana. México. 1996. Pág. 150.
2. HEIDEGGER, M. (2007). El arte y el espacio. (Traducción castellana por Jesús Adrián Escudero), Herder, España, 2009. Pp. 21.
3. BACHELARD. GASTÓN. La Poética del Espacio. Cuarta reimpresión (1965). Traducción al español por Ernestina de Champourcin. Fondo de Cultura Económica. México. 2000. Pág. 28
4. HARTMANN. Estética. UNAM. 1971. Pág. 149
5. HARTMANN. Estética. UNAM. 1971. Pág. 187.
6. Ibídem. pág. 251.
7. KOSIK, K. (2012). Reflexiones antediluvianas. (Traducción castellana por Fernando de Valenzuela), Itaca, México, 2012.Pp. 71.
8. Ibídem. pág. 71.
9. WORRINGER. W. La esencia del gótico. Ed. Fondo de Cultura Económica. Pág. 13.
10. BACHELARD. GASTÓN. La Poética del Espacio. Cuarta reimpresión (1965). Traducción al español por Ernestina de Champourcin. Fondo de Cultura Económica. México. 2000. Pág. 127.
11. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA. Anuario de Estudios de Arquitectura; historia, crítica, conservación. Editorial Gernika. México. 2003. Pág. 13. UNIVERSIDAD
12. AUTÓNOMA METROPOLITANA. Anuario de Estudios de Arquitectura; historia, crítica, conservación. Editorial Gernika. México. 2003. Pág. 13.
13. CASSIRER. E. El mito del estado. (1946) Fondo de Cultura Económica, S.A de C.V. México. 1947. Pag.13.
14. CASSIRER. E. El mito del estado. (1946) Fondo de Cultura Económica, S.A de C.V. México. 1947. Pag.9.
15. PAZ, OCTAVIO. El arco y la lira (1972) Fondo de Cultura Económica. México. 2012. Pág. 30.
16. Ibídem. Pág. 117.
17. PAZ, OCTAVIO. El arco y la lira (1972) Fondo de Cultura Económica. México. 2012. Pág. 131.
18. Ibídem. Pág. 181.
19. HEIDEGGER. MARTIN. Arte y poesía. Segunda edición (1973) Fondo de Cultura Económica. México. 2014.
20. HEIDEGGER. MARTIN. Arte y poesía. Segunda edición (1973) Fondo de Cultura Económica. México. 2014. Pág. 108,109.
21. BEUCHOT. M. Perfiles esenciales de la hermenéutica. (2013) Fondo de Cultura Económica, S.A de C.V. México. 2008. Pág. 16.

Bibliografía

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