Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.


La ciudad y los lugares en la poesía de Baldomero Fernández Moreno

Hugo Ahumada Ostengo

Baldomero Fernández Moreno, nace en Buenos Aires el 15 de noviembre de 1886, de padres españoles. A los seis años fue llevado a España, a Bárcena la aldea paterna en Santander y luego en Madrid empieza su bachillerato. A fines de 1899 regresa a su patria. En 1912 se recibe de Médico en Buenos Aires, ejerce su profesión en la ciudad y en el campo. Obra: (1915) Las Iniciales del Misal, (1916) Intermedio Provinciano, (1917) Ciudad, (1918) Por el amor y por Ella, (1920) Versos de Negrita, (1921) Nuevos Poemas, (1922) Mil Novecientos Veintidós y Canto de Amor, de luz, de Agua, (1924) El hogar en el campo, (1925) Aldea Española, (1926) El hijo, (1928) Décimas y Poesía, (1929) Sonetos y Ultimo Cofre de Negrita, (1931) Cuadernillos de Verano, (1935) Dos Poemas, (1936) Romances y Seguidillas, (1938) Continuación y (1941) Buenos Aires (Ciudad, Pueblo, canto).

Obra ordenada: 1941, Yo, Médico. Yo Catedrático, en 1943, San José de Flores, prosa, en 1943, La Patria Desconocida, en 1947, la Mariposa y la Viga, en 1948 Antología 1915-1947. En 1924 enseña literatura en Colegios Nacionales, en 1934 fue designado miembro de número de la academia Argentina de Letras y muere en Buenos Aires en 1950. [1].

Baldomero Fernández Moreno y la ciudad

BFM ha contribuido con su poesía a entregarnos una lección de amor por sus lugares, desde una relación entre la España de, sus padres y su amor por su terruño. Su poesía, sigue, con fidelidad sus pasos en la tierra: "el pedazo de patria que me tocó vivir, ciudad, pueblo o campo, el amor, el hogar, los hijos, la raza, mis trabajos y mis vacaciones" [2]. Las vivencias de BFM, y su lectura sobre la cotidianeidad de la ciudad señala un punto de reflexión sobre la crisis de la misma. Si el paisaje urbano es el escenario de la vida cotidiana, su estudio y análisis es parte constitutiva de nuestro accionar proyectual y como tal, esos escenarios degradados que hoy padecemos, nos obligan a recordar cómo eran y qué virtudes tenían en un momento determinado.

La ciudad de BFM es la ciudad homogénea de los primeros años del siglo XX, pero que ya comienza a producir desaciertos. Entre ella y la despersonalización actual, BFM comienza a alertar. Su mirada, es la mirada de muchos que, nacidos en Argentina, mantienen las vivencias de los lugares de nacimiento de sus padres españoles, sus aldeas y montañas. A los seis años, BFM regresa a la España de sus padres, esta vivencia, marca sus pasos, pasos que son comunes en muchos argentinos, entre la mirada de lo propio, el recuerdo de la infancia y la tierra de los padres.

Él, personifica el producto emanado de la constitución de Juan Bautista Alberdi [3] (1810-1884) de 1853, que en su artículo 25 establecía: "la libre inmigración a todos los extranjeros que quieran trabajar la tierra, engrandecer la industria, las ciencias y las artes". BFM es producto de esa política de proceso inmigratorio, en donde Argentina consolidó un avance significativo en cuanto a producción, estabilidad política-económica, social y cultural. Ese momento histórico, es al que pertenece BFM. Ese momento, llamado el de la generación de los 80, marca a la ciudad. Este período que se prolonga hasta las primeras décadas del siglo XX, es el que se denomina el periodo de la ciudad liberal. Las nuevas actividades emanadas de los procesos productivos de la industria, la incorporación del ferrocarril desde fines del XIX, la cultura afrancesada y cosmopolita de las ciudades europeas se reflejan en el paisaje urbano, que BFM vive y lee. La política de inmigración también tuvo consecuencias espaciales: la aparición del conventillo. El conventillo [4] se convirtió en la manera en que las familias podían acceder a un lugar para vivir, el hacinamiento permitía una vida en relación que se registró a través del canto y la poesía. Con el tiempo y la cantidad de gente que llegaba comenzaron los problemas de índice creciente de desocupación, la formación de urbanizaciones suburbanas y los problemas de huelgas ante la llegada de anarquistas que organizaron a los trabajadores.


Fotografía 1. El conventillo porteño.

Esto es lo que seguramente vivió BFM, a su regreso de España, por el año 1899, pero su esencia es la del que nace, parte y regresa, su poesía está imbuida de esta situación. La ciudad estaba consolidada, sus límites todavía eran precisos, el crecimiento paulatino, hoy la ciudad es todo lo contrario, fragmentada, no planificado, espontánea, deshumanizada, con la inseguridad floreciente en donde la segregación de los barrios -antes lugares y ámbitos de vida pública- hoy lugares cada vez más segregados -"barrios cerrados"- lo público se retrotrae y así los barrios son cada vez más como los guetos de la edad media [5]. En la ciudad actual, el caminar, es una acción cada vez más restringida u olvidada, las vías de circulación convierten los lugares, en no-lugares. El paisaje urbano es dictado por las autopistas, que nos llevan luego de dos horas de viaje al lugar de trabajo. La falta de homogeneidad en la edificación, las maniobras de la especulación capitalista en donde el Estado carece de fuerza para plantear controles, la perdida creciente de las zonas de disfrute, la crisis del espacio público como ámbito integrador de usos y relaciones sociales, las áreas deshumanizadas de la periferia, en síntesis, la ciudad, es un objeto segregado, sin cohesión, dividido y fragmentado [6]. Todo esto que hoy padecemos, tenía otra característica en los años del "caminar" de BFM. Su visión, ya comienza a percibir parte de lo que se viene, en Setenta balcones...denuncia la especulación desenfrenada y la falta de humanidad de los que la habitan. Haremos entonces un recorrido por la poesía de BFM, para rescatar algunas de sus imágenes y relacionarlas con los problemas actuales de la ciudad, del espacio público y de los objetos. Las vivencias de BFM, provienen del sello marcado del paisaje español, que luego alcanza equilibrio con el paisaje de la pampa o en el de Chascomús donde trabaja como médico. El paisaje materno es reflejado en Aldea Española, relata el pueblo de sus padres en donde sus recuerdos de niñez quedarán marcados.

Aldea española (1915)

Nací, hermanos es esta dulce tierra argentina,
pero el primer recuerdo nítido de mi infancia
es éste: una mañana de oro y de neblina,
un camino muy blanco y una calesa rancia.

En Genealogía, su poesía es un meditar sobre los antepasados, honra la memoria de sus abuelos y les canta con ese orgullo de nieto que ve en ellos el sacrificio realizado.

Genealogía (1915)

En la sala que adornan cosas de antiguo fausto
Y horribles cachivaches de la pobreza actual
Ante los despintados óleos de los abuelos,
Cuando estoy solo me gusta meditar.

Ese es BFM, médico, poeta, ser humano, callejeador, flâneur del siglo XX, que reposa su mente para regresar a su pasado, y posarla en un estado de ensoñación. BFM se prepara en la meditación, cuando está solo, ese es su momento, el de la inmensidad íntima como lo señala Bachelard (1884-1962) [7]: "En cuanto estamos inmóviles, estamos en otro parte; soñamos en un mundo inmenso. La inmensidad es el movimiento del hombre inmóvil. La inmensidad es uno de los caracteres dinámicos del ensueño tranquilo". Sus recuerdos de los momentos infantiles los registra asociados a aquellos elementos que tienen que ver con el campo: un estanque.

Estanque (1915)

Aquel estanque de la infancia
en la gran casa patriarcal,
es un recuerdo de fragancia
para mi mundo espiritual...

Estos son los objetos que su mente registra y penetran en su retina para salir luego en la composición de las fuentes y los silencios de las casas de la arboleda. En la casa montañesa, BFM relata la experiencia de la casa campestre, sus materiales, su forma, sus límites, para BFM, la casa al igual que para Bachelard, se convierte en su rincón del mundo; casa, es albergue de ensueño, las moradas del pasado son en nosotros imperecederas, y así, es la casa de BFM: imperecedera.


Fotografía 2. Luis Frasca: De visita 90x100
casa en la Pampa.

La casa Montañesa (1925)

La casa montañesa que fue de mis mayores
prez de indiana fortuna que el viento llevaría,
tenía cuatro, ángulos de piedra sillería
y era clara y alegre con sus dos miradores.

Jardín, huerta, accesoria, muchas frutas y flores
Y al centro un gran estanque de agua siempre sombría.
Una verja dorada todo lo circuía
que yo veo, soñando, más bien resplandores.

Si aún fueras nuestra, casa de bodega y sobrado,
De dulce teja vana rojiza en el tejado,
Habría muchas veces atravesado el mar

Por ver desde un balcón ir y venir las barcas,
Por llenarte de ruido con mis viejas abarcas,
Por encender el fuego de árgomas en tu hogar.

Los recuerdos de su pueblo como paisaje materno, nos recuerda la siempre citada definición de Eduardo Sacriste [8] sobre la casa que a su vez toma de Spengler: "La casa, es un vegetal que crece en el suelo materno," en BFM también su paisaje, se convierte en casa. Su casa no es solamente el albergue de sus sueños, sino que el paisaje todo es parte de su casa. Ese paisaje se convierte así en parte de su alma.


Fotografía 3. Luis Frasca: Corrales al atardecer

La torre más alta (1925)

La torre, madre, más alta
es la torre de aquel pueblo,
la torre de aquella iglesia
Hunde su cruz en el cielo.

Dime, madre, ¿hay otra torre
más alta en el mundo entero?
-Esa torre sólo es alta,
hijo mío, en tu recuerdo...

Los personajes del pueblo son para BFM hombres que no tan solo tienen nombre sino que los rememora como poseedores de gran sapiencia. Su poesía de Lamberto y de Juanito es un homenaje al hombre y su circunstancia, a la vecindad que marca con la amistad la vida en un pueblo y esto para BFM merece la poesía, el hombre no es solamente el que está sino el que nos llega:

Lamberto (1925)

Se llamaba Lamberto, se llamaba Lamberto
Un hombre medieval como guante de hierro
Vivía en una casa denegrida del pueblo:
Sobre la puerta, escudo; sobre el escudo, yelmo...

Las cosas simples de la casa despiertan también en BFM todo un significado, son las cosas de las que nos nutrimos y a las que les adjudicamos valor por el solo hecho de que son nuestras, las queremos por qué están allí, las usamos y con el tiempo pasan a formar parte de uno, ¿cómo darle valor a las cosas? Por lo que valen o por lo qué significa para nosotros? El valor de las cosas están en lo que ellas nos recuerdan y ese es su valor. Para BFM el simple fuelle de su cocina genera en él un recuerdo imborrable. Y en Bachelard vemos que estos objetos son los verdaderos órganos de la vida psicológica secreta, los armarios, los estantes, el escritorio, el cofre. Sin estos objetos dice Bachelard nuestra vida íntima no tendría modelo de intimidad. Eso objetos BFM también los considera como parte de su vivir:

El fuelle (1938)

Yo no puedo olvidarte, fuelle de la cocina,
siempre de centinela junto al limpio fogón,
con tu cañón de hierro sobre el piso de encina,
encerrando en tu vientre de cuero el ventarrón...

Los paisajes de su pueblo español a su regreso a Argentina son ya cambiados por el paisaje urbano, y BFM entrega a la poesía y a la arquitectura su canto premonitorio de lo que vendrá, el anonimato del paisaje en donde el hombre lucha para buscar individualidad. Si el paisaje de su aldea española era marcado por la silueta de los campanarios y por las carreteras que cruzan los pueblos, en la ciudad, su paisaje es marcado por los edificios y sus calles.

En sus recorridos mundanos como el flâneur de Benjamin que es el típico callejeador de la ciudad de mediados del XIX, y que recorre los nuevos espacios todavía libres de la congestión, en donde la calle y el pasaje interior se convierte en su espacio vital, BFM y también Borges, son los callejeadores de la ciudad de los primeros años del siglo XX, a través de ellos podemos valorar qué impresión les causaba, las calles arboladas de Palermo, el café, ese monumento argentino que nos ayuda a mitigar las duras condiciones del vivir en la ciudad, a conocer sus límites urbanos, tan permeables con espacios ajardinados, los espacios semipúblicos de Alexander, ellos ya lo conocían, y los zaguanes tan secretos y misteriosos, en donde era posible estar dentro pero a la vez fuera, donde el adentro se anticipa desde el afuera, las recovas y las veredas, sus olores a tierra mojada, son los elementos que nos permiten acercarnos a una mirada que debemos recordar, no para traer y copiar a esta ciudad del 2000 pero sí para entender que desde la simpleza de estos lugares llenos de contenidos, hoy, creamos lugares que no son portadores de este encanto.

La calle, se convierte así para BFM, en el ámbito en donde transcurre la vida diaria, el lugar en donde es posible encontrarse y conversar, el lugar en donde es posible mirar y ser visto, el lugar en donde a pesar de las amenazas de su muerte como quería Le Corbusier, todavía sigue viva y no morirá, a pesar de que muchos se lo propongan. La calle, es para BFM, un ámbito interior de la ciudad; que es interior y también exterior, en donde lo dentro y lo de afuera de Bachelard se unen para contribuir a recordar una intimidad antigua "No es el exterior una intimidad antigua, perdida en la sombra de la memoria" o, no es como dijo Le Corbusier "el afuera siempre es adentro," o como dijo Borges [9]: "la calle es una herida abierta al cielo" o "tus estrellas albrician mi vagancia, pena tras pena" "calle que dolorosamente como una herida te abres" [10]. En BFM la calle es un lugar en donde él se siente bien, no es como para Borges una herida abierta al cielo, sino que es un espacio que lo invita a estar.

La calle (1917)

La calle, amigo mío, es vestida de sirena
que tiene luz, perfume, ondulación y canto.
Vagando por las calles uno olvida su pena,
yo te lo digo que he vagado tanto.

Te deslizas por ella entre el mar de la gente,
casi ni la molestia tienes de caminar,
eres como una hoja marchita, indiferente,
que corre o que no corre como quiera ese mar.

Y al fin todas las cosas ves como soñando:
el hombre, la mujer, el coche, la arboleda.
El mundo, en torbellino, pasa como rodando.
Tú mismo no eres más que otra cosa que rueda.


Fotografía 4. Luis Mayo Callao 1998,
temple sobre lienzo 114x146

Sí la calle es un ámbito que despierta, qué llama y qué nos invita a recorrer, es un ámbito que llena de ideas a BFM, ese ámbito por donde se "circula" no es la fría "circulación primaria" que solemos utilizar para clasificar calles cuando analizamos el contexto. El "circular" es otra dimensión que BFM, encuentra, y cuenta.

La calle me llama
y a la calle iré...
Y en medio de la calle
¡me siento tan bien!
Cuando pongo en ella
los ligeros pies,
me lleno de rimas
casi sin querer.


Fotografía 5. Calle de Buenos Aires.

La calle, es también el espacio desde el cual percibimos el paisaje urbano, el tratamiento de las envolventes y de cómo mostramos nuestro interior de las casas a la calle. Esas fachadas que articulan la calle, son las que BFM mira, sufre, y se asombra. Pero su asombro no es por la calidez de las fachadas sino por la dureza en que la calle es contenida, las fachadas no son las imágenes de su pueblo, ya cambió la escala, la complejidad, y el tamaño, ahora, es una calle de la ciudad, que denuncia y que alerta. Sus fachadas no son merecedoras de la calle. Sus edificios no tienen un gesto de veneración y respeto hacia esa calle que nos cobija. Xul Solar [11] (1887-1963) el artista plástico, pensador, filósofo, lingüista, inventor y amigo de Borges, pinta por esos años "cinco casas" en dónde el lenguaje es cubista, con casas sobre palafitos en donde los usuarios adaptan también las formas arquitectónicas que ellos habitan.

Setenta balcones y ninguna flor (1917)

Setenta balcones y ninguna flor
setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.......
A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color? ...

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave.
Setenta Balcones y ninguna flor!


Fotografía 6. Xul Solar, Dos casas, 1922, acuarela.


Fotografía 7. Interpretación de Hugo Ahumada Ostengo.

Esa, es también la ciudad que sufre y que advierte BFM de lo que lograremos, y logramos. Un paisaje en donde lo que prima son las ventanas anónimas sin el menor cuidado y respeto por esa calle que disfrutamos pero que no cuidamos. Estos cubículos que son los departamentos de los edificios y que Bachelard llama: "lugar geométrico, agujero convencional", y que llenamos de cachivaches y armarios dentro de un armario, ellos, son los que BFM denuncia y advierte: Setenta balcones y ninguna flor. En la poesía de la ciudad, BFM añora el paisaje del campo, su lugar a pesar de que vive y disfruta de la ciudad, sigue en otro lugar, recordándolo y añorándolo, es un poco lo que pasa también con Borges [12], cuando dice que nunca se fue de la biblioteca de su padre, a pesar de que es un espacio que no existe, el cree que sigue allí: "Íntimamente estoy en la biblioteca de mi padre, yo no he salido nunca de esa biblioteca. Los libros de esa biblioteca han sido dispersados, la casa ya no existe-, aquella biblioteca que daba a un patio -en ese patio había una parra,- bueno, todo eso ha desaparecido, sin embargo, yo, íntimamente, estoy adentro. Tengo la impresión de que todo lo que he hecho después es un poco falso; quizás esas primeras experiencias fueron las únicas mías". Esto también ocurre en BFM, sus recuerdos y sus espacios a pesar del disfrute de la ciudad, son añorados.

Ciudad (1928)

¿Desde cuándo, desde cuándo,
hombre del hierro y la piedra,
no agito un gajo de hiedra
tras la lluvia goteando?
¿Ni por el medio cruzando
voy de un robledal sombrío?
¿Ni hundo mi cuerpo en un río,
ni una mano en una fuente,
ni un dedo en una corriente,
ni me empapo de rocío?


Fotografía 8. Joaquín Torres García, Paisaje urbano,
técnica mixta 24x42.5

La ciudad para Octavio Paz [13] es un lugar lleno de emociones: " hablo de la ciudad, pastora de siglos, madre que nos engendra y nos devora, nos inventa y nos olvida". La ciudad a pesar de sus contrastes es amada por BFM, su ciudad está llena de partes que el ama y que canta:

¡Mira que te soy fiel, Oh ciudad mía!
Otra vez en la calle como antes,
Silenciosos mis pasos o sonantes
Conforme a mi tristeza o alegría.

Bajo el sol empolvado de tu día,
bajo tus crudos focos centelleantes,
entre el bullicio de tus habitantes
estoy buscando algo todavía.

Si la ciudad es a la que mantiene su fidelidad, el campo y el paisaje, lo emociona, en sus recorridos, ora en la pampa de Buenos Aires, ora en la provincia, su poesía refleja el amor por la tierra que despierta en él, el maravilloso sentir del paisaje, sobre el valle de Raco de Tucumán, dice:

¿Por qué este velo sombrío,
Tucumán, sobre tus galas?
Yo quiero dormir sin tules
En mi cuja provinciana,
Pegadito al Aconquija,
A su pecho verde y malva.
Tú me sabrás custodiar,
Ángel mío de la Guarda.


Fotografía 9. Hugo Ahumada Ostengo,
El Cardón, lápiz de color, 1987

El paisaje que da sentido al vivir y que desde la ciudad no alcanzamos a tocar. BFM, canta a ese paisaje y toma las fuerzas de él para poder seguir viviendo en la ciudad.

Su voluntad creativa.

Es importante referir que, BFM como tantos otros artistas, crean a partir de su profundo sentir por lo que hacen, su sentir está imbuido por esa rara cualidad que parte de una voluntad, la voluntad por la creación, por el pensamiento, por los recuerdos y lo condensan en la palabra. Esa voluntad a la que alude Worringer [14] es la que lleva a BFM a tratar de plasmar en la poesía su vivencia en la ciudad, él puede, porque quiere y lo que no escribe, es porque no estaba en su voluntad creativa. Es como la voluntad creativa del cartero de Cheval [15] en que, a lo largo de los años contribuye a su enriquecimiento espiritual juntando las piedras desde el trabajo a su casa para construir el castillo de sus sueños.

Esa es la voluntad creativa que en BFM la entrega a la poesía de su ciudad y su gente. En este constante describir los problemas del hombre y su medio, como lo hace Octavio Paz [16] en donde se sumerge en el pensamiento del hombre mexicano con sus raíces en la cultura precortesiana, o como lo hace Martínez Estrada [17] (1895-1964), cada uno ve lo que siente, trata de entender su profunda complejidad. Samuel Ramos [18] nos enseña a que "la finalidad de la cultura es despertar la más amplia conciencia posible de los valores y no como se supone erróneamente la simple acumulación del saber" por eso, es importante recomponer el dualismo de la vida contemporánea lo espiritual y lo material. Esto según Ramos se aprecia en la civilización y la cultura, produce una división del hombre. La lección de BFM, nos enseña a la recuperación de ese hombre que está "solo y espera", que es posible introducir todavía el sentido de su valor en un humanismo reconstituido. BFM, su formidable canto nos recompone con nuestro medio, nos hace sentir que es posible recuperar lo perdido, que la ciudad todavía es una utopía que merece ser vivida.

Sobre el mito y los héroes de Cassirer

BFM, es uno de los héroes "anónimos" que cita y analiza Cassirer [19]. Cassirer se propone conocer lo que es el mito, como opera y cuál es su función en la vida social del hombre. Encuentra una multitud de material y de posiciones desde múltiples campos, de ahí que existan definiciones desde la antropología, la psicología, y la filosofía. El mito no encuentra una única definición, es la simplicidad misma, no es producto de la razón o del pensamiento reflexivo, es la necesidad de las distintas culturas de encontrar explicación a los hechos incomprensibles a la razón, como la vida, o la muerte. Es una manera de fijar referencias como valores que, a través de hechos, narraciones llenas de simbolismos, ayudan a los pueblos a su cohesión interna, a mantener vivas las esperanzas de las relaciones humanas. La comprensión del mito desde disciplinas muy distintas pero que para cada una de ellas el mito es significativo. Los mitos que podemos encontrar en BFM, son más que mitos legendarios pequeños mitos y ritos cotidianos.

En ellos se identifican ciertas costumbres como en la del flâneur, el callejeo constituye uno de los ritos más placenteros, caminar por donde no lo habíamos hecho constituye una experiencia de descubrimiento y goce que BFM hace y goza. Los ritos del café compartido con un amigo o del sentarse en la plaza observando las conductas, la lluvia que cae, el suelo húmedo de la tierra con el olor característico, son experiencias y ritos. Así como para Cassirer, los ritos están profundamente arraigados en la vida social y cultural del hombre en BFM son parte de su ser. Y es ese hombre, que también Cassirer apoyándose en Carlyle investiga: el culto al héroe. El culto al héroe es una esperanza perdurable para la condición del mundo, pero en BFM no tenemos a ningún héroe que nos restablezca esa condición, sino simplemente al héroe que hoy, ya es. Su lectura suave y serena de un mundo que ya de lejos traemos y comparamos, la ciudad de esos años, no es, ni debe ser la actual, pero el héroe BFM, hace que uno valore lo que tiene de bueno la actual y añore lo que podría haber sido.

Los estratos de Hartmann

La poesía de BFM, contiene lo que Hartmann [20] denomina estratos. Para Hartmann, la arquitectura contiene estratos internos y externos, los externos están referidos a la utilidad, al fin práctico de la arquitectura, la composición espacial, la proporción es el otro estrato. Es el de la técnica el que permite vincular los otros. En cuanto a los internos, Hartmann propone que son los guiados por el sentido del propósito o principio que la rige, por el sentido de la composición entre las partes y el todo que crea una determinada expresión, por la expresión de la voluntad vital o modo de vida él llama a este estrato interno: la idea de la obra arquitectónica o concepción del mundo en la arquitectura. En BFM, su poesía contiene estos estratos profundos, que se ligan a la gramática utilizada, a las palabras y sus significados, y todo ello se junta para conmover la sensibilidad del que lee y entiende; su poesía es una mirada a su existencia, a su cotidianeidad, a sus valores del mundo, en donde están las cosas simples, los objetos, las personas, las calles, el paisaje, en cada uno de ellos están los estratos, son planos que contienen dimensiones y que a partir de ellos encontramos ideas e imágenes formales.

Conclusiones


La lectura de la poesía de BFM, reconforta y alienta a un intento de recuperar aquellos valores que tenía la ciudad, que tiene la gente y que nos ayuda a reflexionar sobre el verdadero sentir y objetivo de la proyectación. Su aporte lo consideramos significativo ya que parte de la esencia del valor del hombre para llegar a descubrir que nuestro vivir es suma de actos cotidianos que merecen ser valorados.

Notas

1.- Benjamín Walter, "El parís del segundo Imperio", Cap. II El "flâneur", Madrid: Taurus, 1972, p.49.
2.- Fernández Moreno, Baldomero, "Antología 1915-1947", 4° Ed., Argentina: Espasa-Calpe, 1948, (307 pp.)
3.- Rouquié, Alain: "Poder militar y sociedad política en la Argentina", Tomo I, Buenos Aires: Emecé Editores, 1994.
4.- Ramos, Jorge, "El conventillo porteño", Buenos Aires: Revista de la sociedad Central de Arquitectos, N°198, setiembre de 2000.
5.- Saldarriaga Roa, Alberto, "Arquitectura para todos los días", Colombia: Universidad Nacional, 1988, pp.11-35.
6.- Gonzalez Tamarit, Luis, "Para comprender la ciudad", Madrid: Nuestra cultura, 1979, (417 pp.)
7.- Bachelard, Gastón, "La poética del espacio" 5°Ed., México: F.C.E. 2000, (570 pp.)
8.- NIcolini, Alberto, "Eduardo Sacriste, sus escritos", revista "Arquiplus", No. 18, agosto de 1999, p. 48.
9.- Borges Jorge Luis, " Fervor de Buenos Aires", España: Emecé, 2007, p.77
10.- Borges, op. cit., p.81.
11.- Xul Solar, "Un aporte bibliográfico de Mario Gradowiczyk", Revista Summa, N° 12, abril-mayo 1995.
12.- Borges, Jorge Luis, Ferrari, Osvaldo, "Diálogos", Barcelona: Seix Barral, 1992, p.114.
13.- Paz, Octavio, "Hablo de la Ciudad", Recuperado de: www.letraslibres.com, setiembre de 1986.
14.- Worringer, Wilhelm, "la esencia del gótico", Buenos Aires: Nueva visión, 1973.
15.- Weiss, Peter, "informes", cap. El gran sueño del cartero de Cheval. Madrid: Alianza, Lumen, 1974.
16.- Paz, Octavio, " El laberinto de la soledad", México: FCE, 1999, (95 pp.)
17.- Martínez Estrada, Ezequiel, "Radiografía de la pampa", Costa Rica: Universidad de Costa Rica, 1996, (586 pp.)
18.- Ramos Samuel, " Hacia un Nuevo humanismo", 3°Ed. México: F.C.E., 1997, (154 pp.)
19.- Cassirer, Ernest, "El mito del Estado" cap. IV "La función del mito en la vida social del hombre" y cap. XV "Las lecciones de Carlyle sobre el culto al héroe", México, FCE, 1997, pp. 48, 222.
20.- Hartmann, Nicolai, "Introducción a la Filosofía", 2° ed., México: UNAM, 1969, (382 pp.)

Imágenes y fotografías: Cortesía del autor.

Bibliografía

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Hugo Ahumada Ostengo