"Que costumbre tan salvaje…"

¡Que? costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de
aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la
posibilidad de revivir.

Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y
digan alegremente: ¿por qué lloras?

Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la introducen, le
ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones,
polvo, piedras, apisonando, amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales.

Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una
burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta
secarse, hasta
que nos hablaran sus huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los
animales, o tirarlo a un río?

Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música
y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.

De: Otro recuento de poemas

 

Anterior

Jaime Sabines
Poemario Arquitectura y Humanidades
Siguiente