Bajo el Claustro
Los claustros de un convento de monjas capuchinas
convertido en colegio por los innovadores,
de mi vida ampararon los instantes mejores
allá cuando estudiaba las églogas latinas.
Y ahora como entonces, también las golondrinas
labran grumosos nidos bajo los corredores
ocultos de aquel claustro de monjas capuchinas,
donde me apacentaron bedeles y rectores.
Cuando al llegar de junio los días calurosos
resurgen en mi mente procesos dolorosos
que llevan a mi espíritu maléficos axiomas,
me llego a aquel convento tan lleno de palomas;
y en tanto que en las tardes monotonea una esquila,
yo busco de los claustros la ráfaga tranquila,
y aspiro en sus penumbras pretéritos aromas.