CURSO DE LOS RECUERDOS
Recuerdo mío del jardín
de casa:
vida benigna de las plantas,
vida cortés de misteriosa
y lisonjeada por los hombres.
Palmera la más alta de aquel cielo
y conventillo de gorriones;
parra firmamental de uva negra,
los días del verano dormían a tu sombra.
Molino colorado:
remota rueda laboriosa en el viento,
honor de nuestra casa, porque a las otras
iba el río bajo la campanita del aguatero.
Sótano circular de
la base
que hacías vertiginoso el jardín,
daba miedo entrever por una hendija
tu calabozo de agua sutil.
Jardín frente a la
verja cumplieron sus caminos
los sufridos carreros
y el charro carnaval aturdió
con insolentes murgas.
El almacén, padrino
del malevo,
dominaba la esquina;
pero tenía cañaverales para hacer lanzas
y gorriones para la oración.
El sueño de tus árboles
y el mío
todavía en la noche se confunden
y la devastación de la urraca
dejó un antiguo miedo en mi sangre.
Tus contadas varas
de fondo
se nos volvieron geografía;
un alto era "la montaña de tierra"
y una temeridad su declive.
Jardín, yo cortaré
mi oración
para seguir siempre acordándome:
voluntad o azar de dar sombra
fueron tus árboles.
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