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Arquitectura   y   Humanidades
poemario

Trabajos Académicos


Taller de Investigación "Arquitectura y Humanidades"
Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura,
Universidad Nacional Autónoma de México


 

Lo que la Arquitectura es…
¿Cuántas veces nos hemos detenido a pensar aquello en lo que somos? Simples seres humanos, mortales y susceptibles al tiempo. Siendo conscientes de que día tras día permanecemos constantes en nuestra vida diaria, mientras el tiempo continúa su marcha interminable. La misma rutina, las mismas actividades que se repiten sin cesar. El mismo cielo azul en lo alto, y el mismo aire que sopla desde el norte o sur, o cualquiera de los puntos cardinales que nos envuelven. Sin embargo, pese a la rutina y al paso lento de los días que lucen frente a nuestros ojos como similares y eternos, algo en nosotros se niega a permanecer constante. Cada momento nos mueve y nos transforma, cada día, cada hora y cada minuto nos hace ser diferentes. Cada una de las líneas que he escrito antes se ha transformado ahora, y expresa algo diferente de la línea que he escrito el día de hoy. Octavio Paz ha expresado este sutil movimiento como un ritmo que envuelve todas las cosas existentes en el mundo que miramos. El ser humano es movimiento y cambio. A pesar de esta primera impresión estática al observar nuestras vidas, tendemos a ser diferentes y a reinventarnos día tras día. Este movimiento es fiel expresión de lo que somos, y se refleja en todo aquello que hacemos. El panorama que nos rodea es influido por nuestra esencia de cambio. Nuestras ciudades y los sitios en los que vivimos son compañeros que permanecen junto a nosotros mientras nuestro propio ser se transforma y continúa con su camino. Cada obra del ser humano responde a este cambio. Basta con observar con atención cada una de las obras arquitectónicas que nos rodean. En ellas, con ellas como fondo, vivimos nuestras experiencias y conformamos los recuerdos de nuestra propia existencia. La arquitectura es una parte fundamental de nosotros, una extensión de nosotros mismos, convertida en paisajes que se graban en nuestra mente y en nuestro corazón, siendo guía para llegar a lugares desconocidos, espejo de nuestros pensamientos e idiosincrasia, cofre donde se guardan momentos vividos con personas que conocemos y que nos rodean, y testimonio de aquello que hemos sido y de aquello que seremos en el futuro. Pienso, y creo fervientemente que la arquitectura somos nosotros mismos, buscando trascender más allá de nuestra limitante temporal. La arquitectura permanece, mientras nosotros partimos, pero algo de nosotros se ha quedado en ella…

"En realidad, no pensamos que un lugar en la ciudad... o en cualquier parte, fuera un pergamino para pintar bellos recuerdos en él. ¿Acaso el ser humano sabía desde el principio lo que era crear espacios para la vida y convivencia de los hombres?. ¿Se habrá imaginado que cada espacio creado, bellamente trabajado con materiales tan simples como piedra, barro, jardines, árboles, muros... pudiera guardar tantos sentimientos y vivencias para cada ser humano?. ¿Cómo pudo saber que habría sitios únicos, que sobrevivirían al agresivo paso del tiempo, que serían sitios únicos para personas, a través de generaciones y generaciones?. Era la obra maravillosa del ser humano. El poder de dejar huella. El ser capaz de transmitir, de dar una herencia a sus sucesores. Una herencia en la que cada uno podría compartir sus vivencias y emociones con los demás. Sitios significativos... Sitios en los que podríamos encontrar un pasado muerto... Lugares que inclusive, nos sobrevivirían a nosotros mismos".
El Complejo de Nietzsche. Fragmento.


Cada obra arquitectónica habla de todos aquellos aspectos conjugados que le han otorgado vida. Cada espacio tocado por la mano del hombre es expresión misma de él, de su vida, sus pensamientos, sueños y metas.
Miro las formas sutiles e impacientes,
que me invitan a adentrarme en el espacio cubierto;
admiro asombrado gestos aparentes,
dibujados en materiales que son golpeados por el viento.
El ser humano es un alma atormentada,
fuerte y sólida sólo en apariencia;
dentro de sí encierra pena abandonada
que se mueve y gira con brutal violencia.
Sin embargo, sueña y crea sin detenerse,
buscando trascender el tiempo que limita,
creando las formas que anhelan convertirse
en lo que silencioso por su alma transita.
Espacios se capturan y someten con vehemencia,
conquistados por una mente incesante que les dicta
ser escultura en manos que con peculiar paciencia,
realizan sueños físicos que al alma imitan.
La Arquitectura habla de nuestro ser profundo
es réplica de cada uno de nuestros sentimientos,
expresando sus discursos con símbolos inmundos;
despierta en el hombre volátiles desbordamientos.
La Arquitectura late con cada suspiro humano
su existencia se alimenta de un alma solitaria,
cuya visión y fortaleza tal convocan en llamado
nuestras tradiciones, cultura y la herencia milenaria.
La Arquitectura es un ente vivo que respira
cuya sangre corre por colapsadas venas
latidos agonizantes poco a poco expiran
mientras el tiempo asesina cada pena.
Los sueños encerrados lentamente mueren,
convertidos en cenizas que el viento lleva,
más el latido de un corazón permanece
eterno en nuestro recuerdo que lo eleva.


Reloj Monumental

"Si pudiera existir en el espacio y tiempo de nacimiento de cada una de las obras arquitectónicas antiguas que me rodean, sería capaz de descubrir a seres humanos infinitamente similares a mí, pero distintos por completo, separados por largos períodos de tiempo y espacio. La arquitectura es testimonio de todo aquello que aconteció, y, que de alguna manera prodigiosa, ha permanecido sellado y grabado en sus muros, sus ventanas, sus altos y enanos techos que se alzan bajo el cielo y que tapizan el horizonte.

La historia de hombres y mujeres anónimos y lejanos permanece intacta. Las formas arquitectónicas susurran acerca de sus vidas, y de todo aquello que soñaron, esperaron e hicieron por trascender. Obras únicas que, al igual que hoy, escriben lenta y detalladamente nuestra historia, sólidamente esculpida en cada material y en cada forma, pacientemente guardada y preservada en el tiempo, y sutilmente descubierta e interpretada por hombres posteriores a nuestra propia memoria".

Una magna obra se levanta inerte,
en aquella ciudad lejana que la vio nacer;
lugar antiguo no de Historia carente,
obra que confronta a mi mismísimo ser.
Me recuerdo caminar a su lado tantas veces,
ignorando su majestuosidad y sus bellas formas,
recuerdo que su voz me llamaba tiernamente,
mientras significados perdíanse sin fijas normas.
Estructura tan alta como el propio cielo abierto,
deslumbrante por su expresividad y su firmeza,
con un reloj en lo alto para medir el tiempo eterno,
majestuoso monumento repleto de sutil belleza.
Ha llamado mi atención aquello que anhela declarar,
he apartado cuidadosamente su apariencia vacía,
agudizo paciente mi oído, presto a escuchar,
frías palabras y vanas frases que en el tiempo se perdían.
¿Qué no acaso el hombre construyó aquellos sólidos cimientos?
con sus profundos sueños, su fuerza y su propia decisión.
¿Qué no acaso edificios están soportados por pensamientos?
Fuerza invisible repleta de vasta imaginación.
Un tiempo medido por un monumento que se habita,
rodeado de personas e infinidad de experiencias vivas.
Un edificio con torrente de memorias que cita,
referente al origen y al pasado de las minas.

Edgar Franco Flores 

 

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