La
Cocina de mi Abuelita Elvira
(...)
eran las vacaciones de verano en el rancho de los abuelitos.
El rancho,
las visitas a Ensenada, los primos, la huerta de los olivos
y mi abuelo que
volvía de su jornada diaria. Los juegos con mis hermanos
en los que nos
llenábamos de tierra sin temor a reprimenda.
Pero siempre, por encima de todo aquello, la cocina.
El reino de mi abuelita donde ella es reina y señora,
¿qué te preparo mi'jito, huevos con bolonia o jamón del
diablo¿
... ella sabe la respuesta, con jamón del diablo, agüe,
¡y salsa, por'fa!
Y lo mejor es sentarse a la mesa en el rincón,
entre risas, anécdotas y ocurrencias del tío Billy.
La presencia de mi abuela se siente allí en todos lados.
El delicioso olor a tortillas de harina,
la estufa de leña, la leche "bronca",
todo allí es ella y a la vez todos somos la cocina y de
ella
al participar de las comidas preparadas por sus manos.
Olores y sabores... recuerdos de cocina y familia.
La
ensoñación está íntimamente relacionada con la imaginación.
(...) Para el arquitecto, la ensoñación puede representar
una manera de búsqueda interior que podrá llevarlo a una
mejor comprensión del trasfondo arquitectónico, más allá
de lo aparente, en la búsqueda de nuevos significados de
la arquitectura.
Ulises
Márquez Cruz