Arquitectura y Humanidades

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Naturaleza y nostalgia: arquitectura del vacío en la obra de Luis Barragán

Alicia Ríos Martínez

"La naturaleza, por hermosa que sea,
no es jardín si no ha sido domesticada por la mano del hombre,
para crearse un mundo personal que le sirva de refugio
contra la agresión del mundo exterior"
Luis Barragán [1]

Innumerables son los escritos y reflexiones que se han hecho sobre la obra de Luis Barragán, único arquitecto mexicano ganador, hasta el momento, del premio Pritzker que pudiera considerarse como el más valioso y preciado de los reconocimientos en el ámbito de la arquitectura internacional. La materialización de su oficio, como toda obra de arte, presenta múltiples interpretaciones; sin embargo, en esta ocasión se hace referencia a esa parte olvidada y carente de importancia para muchos, pero que Barragán supo exaltar con gran maestría y poesía en sus obras: la arquitectura de paisaje; disciplina que construye con la naturaleza y permite que el vacío se exprese.

El vacío como lenguaje

Para revelar el lenguaje de Barragán en su obra paisajística, es imprescindible hablar de una "arquitectura del vacío" donde la disposición de espacios es un continuum exterior o una impronta volumétrica incorpórea que abraza y permite sentir e incluso ver "lo invisible" [2]. En este sentido, los muros de Barragán abrazan de tal modo, que permiten percibir el vacío traducido en espacios contenidos, donde reina el silencio a la vez que los juegos de luz y sombra. Algunos filósofos conciben el "espacio" como "vacío", forma pura de la sensibilidad, equivalente al "cero" [3]. El vacío y la naturaleza prescinden de valor, quizás porque se piensa que ambos carecen de factura humana y por lo mismo, son elementos poco apreciados en algunas composiciones arquitectónicas. No obstante, el "cero" es tan importante para las matemáticas, como el "vacío" es para la arquitectura un generador de espacios [4] y, la naturaleza es creadora de vida.

La arquitectura de paisaje se auxilia de los elementos que la naturaleza brinda y con los cuales Barragán logró crear obras de lenguaje universal, así, sensibilizado ante el "genius loci" o genio del lugar, crea espacios empleando el agua, la vegetación, los materiales del sitio como la roca basáltica y sobre todo, utiliza la cubierta que nos es común a todos sin percatarnos de su existencia, conocida como bóveda celeste, comúnmente llamada cielo y que es fiel expresión del vacío.

Se ha mencionado que la obra de Barragán es poesía, precisamente porque la poesía es manifestación del sentimiento estético por medio de la palabra, aunque también es una cualidad que suscita un sentimiento hondo de belleza [5] que se puede traducir en imagen. Se reconoce en la arquitectura de Barragán al igual que en la poesía, una imagen que dibuja un compromiso del alma, un producto directo del corazón, cuya lectura es inseparable de la admiración porque rebaza la línea ordinaria del lenguaje [6].

Así, el lenguaje "elevado" de la poesía, se materializa en la volumetría del espacio que se recorta con el cielo y que encontró cabida en sus terrazas y patios para invitarnos a meditar u observar estrellas; en la alegría que produce el color empleado en sus muros junto con el cantar de sus fuentes y cascadas; la perspectiva que transporta al infinito; la sensación de cobijo e intimidad de sus muros; los espejos de agua que reflejan la luz y a uno mismo, provocando reflexión y serenidad, pero que también se irrumpen con gárgolas que emanan agua y alteran de súbito al corazón; o la experiencia de la texturas en sus pavimentos y el embrujo de sus jardines que invitan al silencio provocando nuevamente el contacto con la naturaleza; todo esto plasma su poética del espacio conformando una arquitectura del vacío u obra paisajística que llena el alma de belleza.

Una naturaleza para sí mismo: el jardín

La mejor expresión de nostalgia por el paraíso perdido o edén, es sin duda un jardín. Para Barragán, su paraíso perdido era el rancho de su padre en Mazamitla, Jalisco, donde el recuerdo y la nostalgia por el paisaje de su infancia [7], tuvo la fuerza para traducirse en geometría horizontal mediante estanques rectangulares o cuadrados, albercas y espejos de agua que evocaban los lagos de la hacienda o los bebederos para ganado, llamados "atarjeas"[8]; aunque también los aljibes, pozos y gárgolas de los conventos tuvieron cabida en su memoria; asimismo, los canales y juegos de agua de la Alhambra dejaron huella provocando que el agua quedara expresada de diversos modos en su obra.

Los jardines hicieron eco en su memoria tras la influencia de "los jardines encantados" y "Les Colombières" de Ferdinand Bac, conjuntamente con el patio de los mirtos en la Alhambra [9] y los claustros conventuales. La impresión de estos jardines, se tradujo en la producción de patios con el empleo de vegetación, escultura, mobiliario, macetas y agua, que representaban ese fragmento de naturaleza puesta al servicio del hombre a modo de pénsil [10] mexicano, creando serenidad y espacios para el espíritu [11].

Pocos son los arquitectos que tienen consideraciones en su actuar proyectual para dar generosidad al espacio abierto en sus composiciones espaciales. La prueba patente son los jardines de la casa de Mago Vázquez y la casa Ortega, donde se abren perspectivas hacia grandes áreas de jardín, con rincones pavimentados. Esto permite ver la conciencia que Barragán tenía con el espacio abierto porque cualquiera se puede preguntar ¿qué propósito tiene un jardín? Para un hombre tan espiritual como Barragán, posiblemente lo mismo que para cualquier ser humano: simplemente el inmenso placer de contemplar la belleza visual y olfativa [12] que la naturaleza subyugada posee, además del disfrute del sonido que sus habitantes producen como el cantar de las aves o el murmullo del agua y las hojas trémulas.

Los primeros jardines habitacionales, poseen clara influencia de Bac y la Alhambra, pues tenían la apariencia de los jardines moriscos y mediterráneos, pero con el empleo de materiales regionales como la teja. En el jardín de la casa González Luna en Guadalajara, Jalisco, el balcón hecho con barandales de madera, en vez de pavimento en su base, contiene un espejo de agua que nutre la fuente hecha con tejas de barro. El estaque inferior, recubierto de mosaicos sobre la cual se vierte el agua cuando la cascada está en movimiento, funciona como espejo de agua en la quietud, emitiendo brillos y reflejos de luz. Este prisma rectangular con arcadas y techo inclinado de teja que contiene esta fuente, se encuentra rodeado de vegetación, denotando la intención de Barragán de integrar el jardín a su arquitectura.


Imagen 1. Jardín de la Casa González Luna

El lenguaje de sus jardines, es la apariencia de naturaleza silvestre, donde predominan las composiciones vegetales empleando distintas texturas y tonalidades de verde. La cuarta dimensión, es decir, el tiempo, se puede contemplar en el vigor que alcanzan los árboles de algunos jardines como en la casa Mago Vázquez, cuyos árboles se funden con el muro de piedra braza a manera de contrafuertes.

Es común también el empleo de plantas trepadoras como la bugambilia (Bougainvillea spectabilis) para dar acentos de color o contrastar con sus muros, aunque también es recurrente la utilización de la hiedra (Hedera helix) para dar la sensación de misterio o tamizar muros como sucede en el patio de las Capuchinas. Este patio de la Capilla de las Capuchinas, expresa misticidad también en el exterior por el empleo de una cruz que sobresale del muro blanco y cuya pátina del tiempo denota su presencia junto con la bugambilia color fucsia [13]. La celosía color amarillo, igualmente nos remonta a los conventos antiguos donde la vida religiosa era separada de la vida mundana, junto con el estanque de agua en tono obscuro para contrastar con la celosía adosada y que evoca purificación o redención. Pudiera decirse que es una interpretación contemporánea de los claustros de la época colonial.

En algún momento Barragán consideró "habitar la cubierta". Las primeras casas habitación de Barragán presentaban sobre las cubiertas la factura de terrazas como en la Villa Adriana en Chapala, Jalisco con vistas panorámicas hacia áreas naturales o azoteas con pérgolas como en la casa de González Luna de Guadalajara, en este caso con vistas enclaustradas hacia el jardín. En ellas se observa su intención de hacer amable las azoteas mediante el diseño de pavimentos y mobiliario que permitía prolongar la estancia. En las obras posteriores como la de su casa-estudio en Tacubaya, casa Meyer y casa Gilardi, buscaba hacer de la azotea o cubierta, un espacio íntimo, sereno, donde la volumetría de sus muros contrastara con el cielo por el empleo de colores y por el recorte que enmarcaban los perfiles de sus muros. Se accedía a ellas mediante escaleras escultóricas adosadas a los muros, que denotan un lenguaje peculiar de Barragán y que parecen comunicar con el cielo, pues el vacío les precede como en la casa Meyer.

Se puede aseverar, entonces, que Barragán añoraba la cercanía con la naturaleza y producía sus propios paraísos en sus jardines, patios, azoteas y demás espacios abiertos, pues el jardín es "esa pequeña imitación, más o menos parecida, del Edén perdido que tal vez algún día podamos recuperar sin sentirnos maniatados por la rigidez urbana que poco a poco nos esclaviza" [14].

La naturaleza en su obra urbanística

El genius loci es un concepto romano que hace referencia al espíritu guardián que habita en la vida de la gente y los lugares [15]. Este espíritu guardián encuentra inspiración en el conjunto residencial Jardines del Pedregal, donde queda impreso el carácter local del sitio. Barragán expresó que: "En una vasta extensión de lava, al sur de la ciudad de México, me propuse, arrobado por la belleza de ese antiguo paisaje volcánico, realizar algunos jardines que humanizaran sin destruir tan maravilloso espectáculo. Paseando entre las grietas de lava, descubrí formaciones de piedra, hermosas y fantásticas" [16]. Lo anterior comprueba su búsqueda por establecer una relación íntima con la naturaleza expresada en este paisaje lávico. En consecuencia proyecta lotes que intercalan amplias áreas verdes con el carácter del "malpaís" o "pedregal" en el espacio público y en los jardines residenciales.

Barragán le otorga un carácter diferente a este conjunto residencial, pues a través de jardines públicos y accesos con fuentes de chorros de agua, rejas, muros de piedra braza, esculturas como la serpiente, cuyo animal habita los pedregales y que Goeritz esculpe para contrastar con los muros de Barragán; presenta un diseño que involucra el entendimiento de la "naturaleza" del sitio.

El parque Jardines del Pedregal, es una muestra de la conjunción de la manufactura humana con la factura natural de la lava. Así, amplias escalinatas, muros de piedra braza, terrazas de piedra y césped, así como andadores entre las grietas, se mezclan con porciones de lava que se introducen sutilmente en los espacios construidos, pero también conservan su libre expresión en el espacio abierto. La sensibilidad de Barragán le permitió descubrir belleza en la vegetación pionera del pedregal como el palo loco (Senecio praecox), de tal modo que al respetar el emplazamiento de estas plantas, permitió su lucimiento en los jardines.

Imagen 2. Jardines del Pedregal.

Un fenómeno semejante ocurre en el fraccionamiento hípico "Los Clubes" donde Barragán encontró un genius loci en el que los cielos por lo regular presentan un azul celeste carente de nubes y con los cuales produjo obras maestras como la Fuente de los amantes, la Casa Egerstrom y la Cuadra de San Cristóbal que se manifiesta como un ícono de la arquitectura de paisaje [17] por su luminosidad, la limpieza formal de sus muros que poseen colorido en tonos lilas, fucsias, naranjas, amarillos y blancos, que a su vez describen amplios vanos y macizos, que dibujan ventanas al cielo o que contrastan formalmente contra éste.

La Fuente de los Amantes, es una obra que invita a la paz por su comunión con la naturaleza. La fuente construida con una gran gárgola que vierte agua y que a modo de viga está apoyada sobre grandes muros, es poseedor del lenguaje recurrente de Barragán. Estas gárgolas al igual que sus muros y grandes cuerpos de agua que semejan grandes lagos u orillas de playa, invitan a la reconciliación con la naturaleza y se observan en varias de sus obras como la Cuadra de San Cristóbal o la Casa Gálvez. En la Fuente de los Amantes, un pirúl (Schinus molle) ubicado en un costado, es acompañante de la escena del agua, como los son los amantes representados con dos troncos ahuecados. En otro costado de la obra, la hiedra (Hedera helix) es utilizada como cubresuelo y tamiza a su vez la reja tan común también en sus obras.

Imagen 3. Fuente de los Amantes

Barragán tiene en consideración el espacio abierto público y por lo tanto concede áreas para uso común como la Fuente de los Amantes y las Arboledas que originalmente se tenía destinado como una zona ecuestre con espacios que contenían fuentes para que los caballos bebieran agua. Actualmente, funciona como un parque urbano inmerso entre conjuntos residenciales, donde ahora resulta difícil encontrar estos espacios y comprender la lectura de su arquitectura porque, anteriormente, los espacios eran más amplios y deshabitados.

En su obra Abrevadero o Fuente del bebedero dentro del conjunto de las Arboledas, la vegetación arbórea posiblemente existente, tiene un papel preponderante con los árboles de Eucalipto (Eucaliptus sp.), ya que delimitan el espacio al igual que el reflejo de éstos sobre los muros y el bebedero, pues conforman un alineamiento que nos remite a la imagen de un bosque. En los bosques se experimenta el misterio porque parece un mundo sin límite, donde el espacio se prolonga a través de los troncos y las copas de los árboles, es entonces cuando reina el silencio, porque el bosque con su verdor y su tranquilidad es un estado del alma [18]. Quizás ésta sea la poética del espacio que Barragán quería transmitir, así como también la imagen traducida en geometría lineal y perspectiva de la añoranza de las atarjeas de su tierra natal.

Imagen 4. Fuente del bebedero

Otra obra pública de espacio abierto que desafortunadamente también se encuentra en severo deterioro es el Parque Revolución en la ciudad de Guadalajara, del cual sólo quedan algunos registros impresos [19] que nos hablan de kioscos y bancas por él diseñados. Es inevitable mencionar sus obras monumentales como la Capilla Abierta de Lomas Verdes [20] en el estado de México, actualmente destruida, que manifiesta su gran devoción por el aspecto religioso y las Torres de Satélite que figuran como un hito urbano. Estas torres marcaron un paisaje urbano donde la escultura monumental fue bandera de los nuevos desarrollos. La escala monumental es herencia de la arquitectura prehispánica y como tal, marcaron la expansión urbana de la ciudad [21], pero también abrieron fronteras para que las artes como la escultura urbana tuviera cabida en los estados del alma. Las Torres de Satélite son tan imponentes y revelan movimiento a medida que se transita entre ellas, pues son diferentes desde cualquier ángulo, que cualquiera queda admirado ante semejante obra plástica de Goeritz y Barragán.

Epílogo

La obra de Barragán es reconocida y de gran valor a nivel mundial, además de ser fuente de inspiración para otros maestros de la arquitectura, sin embargo, las obras de este autor que fueron realizadas a cielo abierto, es decir, sus parques, jardines, fuentes, áreas verdes de fraccionamientos y demás obras de arquitectura de paisaje tienden a desaparecer o están en severo deterioro ¿Por qué sucede esto en nuestro país cuando tuvimos la suerte de poseer la obra de un genio de la arquitectura? ¿Por qué la arquitectura de paisaje de Barragán es más vulnerable ante la cultura mexicana?

Respuestas puede haber muchas, no obstante las más significativa puede ser aquella que nos indica que el espacio público en el cual se desarrollan la mayoría de las obras de arquitectura de paisaje, son aquellos espacios que le pertenecen a "todos" y a "nadie", es decir, que es el espacio ocupado por todos para fines tan comunes y necesarios como la recreación o cercanía con la naturaleza en ámbitos urbanos, pero que no son custodiados por nadie, pues a nadie le interesa cuidarlos porque en apariencia no les pertenecen.

Otra posible razón es que los elementos con los cuales se construyen estas obras, le pertenecen a la naturaleza que está al servicio de todos. Por lo tanto, se menosprecia el aire que producen las plantas, parece no significar nada el agua que alegra o pacifica el espíritu junto con la humedad ambiental que proporciona y sin la cual es inconcebible la vida humana; además se ignoran tantos beneficios que proporciona el espacio abierto, como el de ser lugares para correr, jugar, gritar, descansar, etc. El vacío tan importante en la obra de Barragán, carece de importancia cuando se trata de conservarlo en la urbe, ya sea como fragmento de la naturaleza u obra de paisaje, porque siempre será más redituable "construir edificios" provocando espacios cerrados que especulen el valor del suelo.

Un argumento más podría ser que las obras de arquitectura de paisaje, al igual que la naturaleza, carecen de prioridad en su manejo y conservación, así como de protección en México ya que no hay suficiente conciencia ambiental que visualice su valor e importancia ecológica y estética que produce bienestar emocional. En el momento en que la sociedad mexicana entienda que es necesaria el agua limpia que debe correr por los ríos o lagos, que sin las plantas y el suelo que les da soporte, no es posible alimentarse, ni respirar y, sobre todo, que sin ese fragmento de "naturaleza, pero reducida a proporción humana y puesta al servicio del hombre" [22], como pueden ser los jardines bellos que Barragán alguna vez diseñó y sobre los cuales argumentaba que un jardín bien logrado contenía "nada menos que el universo entero" [23], sólo entonces, será posible respetar y conservar estas obras.

Las obras de arquitectura de paisaje de Barragán nos permiten leer claramente su respeto por la naturaleza y su profundo anhelo de evocar ese "paraíso perdido" que le permitía meditar, tener serenidad y "recrear su paisaje natal" con un lenguaje propio de muros, pavimentos, vegetación y manejo del agua, que constituían la nostalgia por el rancho de su padre y una muestra de la arquitectura mexicana. Por ello, se puede decir que la lectura de sus obras es la de un hombre que amó la sencillez de la naturaleza y por ello es importante que aprendamos a "apreciar siempre este tipo de creaciones" [24].

Los Jardines de Versalles, al igual que los jardines japoneses, chinos e ingleses, así como el Central Park de Nueva York, o la misma Alhambra que sensibilizó notablemente a Barragán; son obras de espacio abierto admiradas universalmente como la obra de Barragán [25] ¿Por qué no sucede esta misma admiración y reconocimiento de los mexicanos hacia los jardines y la obra urbanística de Barragán que son muestras de modernidad, mexicanismo, minimalismo y arquitectura emocional? Parece necesario desarrollar una "biofilia" [26] que nos enseñe a "sentir y amar" esos espacios o arquitectura del vacío en los cuales Barragán quiso expresar "belleza, inspiración, embrujo, magia, encantamiento, serenidad, silencio, intimidad, emoción y asombro" y que evite que estas obras desaparezcan, o de lo contrario, se producirá un "vacío en el alma de la arquitectura mexicana" y una "nostalgia" por la arquitectura de Barragán, cuyo legado para la arquitectura de paisaje y la arquitectura internacional no supimos valorar ni reconocer a tiempo.

Notas

1. Discurso pronunciado por el Arq. Luis Barragán al recibir el Premio Pritzker en Washington,D.C. en 1980. En: Luis Barragán, Arquitecto. México: Museo Rufino Tamayo, A.C.,1985, p.16
2. Villarroel, Melvin. "Arquitectura del vacío", Barcelona, España: Gustavo Gili, 1996, p. 6.
3. Ferrater-Mora, José, "Diccionario de Filosofía", Vol.2 E-J. Barcelona, España: Alianza, 1981, pp.997-1003.
4. Villarroel, op. cit., p. 7.
5. "Diccionario enciclopédico", España: Espasa Calpe, S.A., 2003, p.1371
6. Bachelard, Gastón, "La poética del espacio", México: Fondo de Cultura Económica,1965, pp. 9-19.
7. Molina y Vedia, Juan y Schere, Rolando, "Luis Barragán Paraísos - Paradises. Madrid, España: Kliczkowski Publisher, 2001, p. 81.
8. Eguarte Bendímez, Gullermo, "Los años de Guadalajara" en: Luis Barragán. México: Editorial RM, 2001, p. 103.
9. Buendía Júlbez, José, "Barragán cabalga rumbo a la eternidad" en: Tres acercamientos a Barragán. México: Universidad Autónoma Metropolitana, 2006, pp. 35 y 42.
10. Pénsil: jardín delicioso
11. Campos Salgado, José Ángel. "Barragán, apropiaciones y reproducciones" en: Tres acercamientos a Barragán. México: Universidad Autónoma Metropolitana, 2006, p. 20.
12. Harrison, Lorraine, "Cómo leer jardines. Una guía para aprender a disfrutarlos", Madrid, España: H. Blume, 2010, p. 16.
13. González Silva, Matiana, "Luis Barragán", México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1997, p.58.
14. Salisachs, Mercedes. "Los goteos del paraíso perdido" en: Le Toquin, Alain. Jardines del mundo. París, Francia: Carrogio, 2004, p. 5.
15. Genius loci, Recuperado de www.http://variacionessobrearquitectura.blogspot.com/.../genius-loci-el-espiritu-del-lugar.htlm. (22 de octubre de 2014).
16. Barragán, Luis, "Discurso de Barragán al recibir el Premio Pritzker", en: Buendía, J.M. "Barragán cabalga rumbo a la eternidad". Luis Barragán. México: Editorial RM, S.A. de C.V., 2001, p, 10.
17. Wilson, Andrew, "Paisajistas que han dejado escuela", Barcelona, España: Blume, 2006, p.111.
18. Bachelard, Gastón, op. cit., pp. 222-226.
19. Noelle, Louise, "Luis Barragán, búsqueda y creatividad", México: Universidad Nacional Autónoma de México, Colección de arte 49, 1996, pp. 90-92.
20. Noelle, op. cit., p. 248.
21. Molina, op. cit, p. 60-67.
22. Barragán Luis. "Una poética del espacio" en: Artes de México. En el mundo de Luis Barragán. México: núm 23, primavera 1994, p.29.
23. Barragán, op. cit, pp.26- 31.
24. Baridon, Michel. "Prólogo" en: Le Toquin, Alain. Jardines del mundo. París, Francia: Carrogio, 2004, p. 9.
25. Holmes, Caroline. Icons of garden design. Munich, London, New York: Prestel, 2001, p.p. 160-161.
26. Biofilia es un término que aparece en 1984 con el biólogo Edward O. Wilson, con el cual puntualiza la afinidad innata de los seres humanos con todo lo viviente. Con esta definición intenta hacer hincapié en la estrecha dependencia que tenemos con la naturaleza en aras de una conexión con los demás seres vivos y el ambiente en el que nos desarrollamos.

Imágenes y fotografías: Cortesía del autor.

Bibliografía

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Alicia Ríos Martínez