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Luis Barragán, ingeniero y arquitecto
Norma González López
Pareciera que todo se ha dicho acerca de Luis Barragán, desde la retórica de su obra hasta el análisis ensimismado de sus proyectos. Se le puede definir como arquitecto-poeta, según Bachelard y Heidegger; arquitecto-héroe en términos de Cassirer y como generador de arquitectura mística; todas estas definiciones nos revelan la esencia y verdad de Luis Barragán. Pretendo hacer en este breve estudio una relación entre el ingeniero que llevaba dentro de él y el arquitecto que despertó para conmover al mundo.
Formación
Sabemos que Barragán vivió una formación de ingeniero y posteriormente su vocación lo llevó por los caminos de la arquitectura. De ello habló en una entrevista realizada en 1962 por Alejandro Ramírez Ugarte en México DF, donde menciona que adquirió el gusto, por todo esto, al haber trabajado con su hermano en hacer proyectos de casas y otras construcciones. Y ya sin un programa ni método, que nunca lo tuvo, fue inclinándose y enderezándose cada vez más por la arquitectura. Barragán realizó su primer viaje a Europa recién se había titulado de ingeniero y su pasión por el arte fue despertando su interés por la arquitectura en esta travesía.
Ingeniero
Los antecedentes de ingeniero que Barragán tenía eran los que se buscan en toda ingeniería civil: llegar a la solución del problema con la mayor calidad posible, el menor tiempo y los menos recursos económicos; contar también con la preparación necesaria para construir y diseñar todo tipo de proyectos.
Podemos intuir esta formación de ingeniero en sus proyectos al observar los planos y encontrarnos con la descripción cuantitativa y cualitativa de cada uno de los detalles. Un proyecto de una casa puede contener hasta 80 planos, como es el caso del proyecto "Casa Caballero", donde además de entregar una relación de planos con todas las especificaciones al contratista, se anexaban las "especificaciones de construcción" y donde se explica claramente desde la obligación del contratista a estudiar el proyecto, hasta la metodología de la implantación de la jardinería, pasando por un sin fin de especificaciones que en un momento se vuelven asfixiantes para el constructor. Estas especificaciones que son contenidas en una carpeta, representan la calidad y minuciosidad a la que Barragán pretendía llegar en todos sus proyectos. Existe en el archivo de la fundación Barragán, bocetos de varios detalles como puede ser la solución de una jabonera que podía tener hasta 10 dibujos con diferentes soluciones.
Es sorprendente como su pasión por lo bello incluía obligatoriamente el análisis detallado de toda su arquitectura. Este análisis detallado parece ser el compendio de su ingeniería y no simplemente inspiración celestial. Barragán cuidaba que todo se pudiera construir para no diluir el espíritu de la arquitectura emocional en su obra.
Lo que a mí me interesa es algo que siento que falta, y es desarrollar en los arquitectos, y en general en las obras, la belleza de la arquitectura. Aquí podemos recordar una frase de Le Corbusier que afirmaba que "del infinito número de soluciones que existen para un edificio o cualquier problema de urbanismo o de edificación hay soluciones que expresan belleza y otras no". Entonces hay que tratar de llegar a aquellas que expresen belleza, es decir, a una arquitectura emocional, pero, por supuesto, sin descuidar en lo más mínimo la técnica ni el funcionalismo de los espacios que se van a usar.
Barragán expresa con estas palabras lo que su obra exhibe: "Armonía entre lo bello y lo funcional, entre lo espiritual y lo técnico". Describir técnicamente las obras de Luis Barragán sería un buen comienzo de un trabajo que tal vez nos llevaría a un acercamiento entre la ingeniería y la arquitectura que en este siglo XXI pareciera que no tienen ningún punto de reconciliación.
En Barragán es claro el esfuerzo y éxito de esta reconciliación. Si se hubiera quedado en la solución de ingeniería, sencillamente hubiera sido una de tantas soluciones al problema, pero no garantizaría la belleza de la obra y si hubiera dado solución al problema sólo, arquitectónicamente, tal vez, la obra no tuviera la técnica y funcionalismos requeridos.
En una entrevista realizada por Elena Poniatowska, Barragán menciona humildemente que no tiene capacidad filosófica para discutir ciertos temas... "lo que nos da la pauta para descubrir a un Barragán inmerso en una interioridad profunda, sin pretensiones heroicas y sin afán de declarar una verdad absoluta. Aún que su vida y su obra trascendieran más allá del tiempo y el lugar. Lo que nos remite a una frase de Paul Valéry: "somos lo que hacemos".
En esta línea de somos lo que hacemos, podemos decir que Barragán fue ingeniero porque sus obras así lo dicen. Reflejan no sólo la poética en comunión con el espacio, Él encontró la única solución de ingeniería que no rompiera esta armonía.
La identidad poética de su obra es reconocida abiertamente y no necesita de justificaciones, aunque ha sido malinterpretada al punto de convertirse en modismo, no queda al margen de lo que hoy en día se entiende por arquitectura mexicana. Sin embargo, su ingeniería no ha sido estudiada hasta el momento y mucho menos aún reconocida. Aunque como ya vimos, su clara unión entre ambas profesiones no es sino un esbozo de lo que pudiera reflejar en un futuro la arquitectura y la ingeniería como profesiones incluyentes.Arquitecto
Describamos al héroe mítico en que se convirtió Barragán, ejemplar por su contribución al bienestar humano; su creación de espacios plenos de belleza e intimidad, habitados con historia, mitos y sueños, se propone remediar la ausencia de absolutos en la condición posmoderna del hombre." Estas creaciones de espacios son las que llevan a Barragán a ser un "héroe" en nuestro México contemporáneo. En palabras de Carlyle no es necesario responder a la pregunta ¿qué es un héroe?, más bien tratar de mostrar quiénes son los grandes hombres heroicos.
Surge entonces la pregunta ¿cómo reconocer a un hombre heroico?. Carlyle encuentra que todos estos hombres heroicos tienen sinceridad, penetración y claridad de su pensamiento, gran energía en la acción y gran fuerza de voluntad, viven entre las cosas pero las cosas no lo tienen a él, son visionarios, imaginativos, pero sobre todo se rinden ante la grandeza moral. ¿No son estas cualidades las que definen la obra de Barragán? ¿No son estas obras, detonadoras de una identidad cultural arquitectural?
Para encontrar esta identidad cultural y ser un parte aguas en nuestra arquitectura, Barragán llevó a cabo la máxima de Carlyle: ¿Cómo puede conocerse uno a sí mismo? No por la contemplación sino por la acción. Procura cumplir con tu deber y sabrás lo que llevas dentro. ¿Y cuál es tu deber? Lo que pide el día.
Citando nuevamente a Carlyle, define a la historia como una continuidad de biografías. Si tomamos como verdadera esta sugerencia, podemos enfocar la obra (biografía) de Barragán como parte de la historia mexicana que ha dado los grandes saltos hacia la búsqueda de la identidad cultural arquitectónica difuminada desde antaño.
Desde esta perspectiva de "héroe" se define ejemplarmente a Barragán, el arquitecto, pero es también desde este contenido que se le pudiera interpretar como ingeniero. Sus obras revelan también un lenguaje poético: el color era usado para que el espacio se transformara con el sol, el color vibrara y contagiara al espacio.
Es aquí, en estas expresiones, en las que Barragán expresó la belleza y esta tenía que ser serena para que la arquitectura lograra su misión espiritual: que en ella se albergaran espíritu y alma para que el hombre se identificara consigo mismo, en el espacio del silencio.
La obra producida por Barragán, pareciera que es fruto de la poesía inspirada en estas definiciones: "la poesía es el alma que engendra la forma.... ahí descansa el poder supremo... aún cuando la forma fuese bien conocida, ya descubierta, cercana a todos, aun así, antes que la luz poética la iluminase, era sólo un simple objeto de la mente. Pero llega el alma y engendra la forma, la habita, se recrea en ella".
Vemos nuevamente esta poesía tan deseosa de realidad. Su poética va más allá de inspiración, vive su poética. Su vida es poesía. No sin dejar de lado lo inseparable: lo funcional y lo técnico. Sumarnos entonces en nuestra propuesta para este nuevo siglo, a la ya comprobada fórmula de Barragán: ingeniero y arquitecto; es intentar reconciliar lo que ya ha sido: armonía entre lo bello y lo funcional, entre lo espiritual y lo técnico.
Bibliografía
Bachelard, Gastón, "La poética del espacio" 5°Ed., México: FCE, 2000.
Cassirer, E. "El mito del estado", México: F.C.E, 1985.
Hartmann, Nicolai, "Estética", México: UNAM Instituto de Investigaciones Filosóficas, 1977.
Heiddeger, Martín, "Arte y poesía", México: FCE, 2000.