Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.
La enseñanza de la arquitectura, su crítica e interpretación
Ximena Izamar Alvarado León
La etimología de la palabra crítica deriva del griego, krinein, que significa separar, dividir, hacer distinción. El verbo criticar comúnmente lo entendemos como una acción encausada hacia lo negativo, sin embargo, el juicio que emite la correcta utilización del verbo, significa discernir o juzgar, en otras palabras, “emitir juicio, ya sea favorable o desfavorablemente” o como nos menciona Octavio Paz: "la crítica: esa actividad que consiste, tanto o más que en conocernos , en liberarnos. La critica despliega una posibilidad de libertad y así es una invitación a la accion" (Paz, p. 236)
La crítica arquitectónica como disciplina ha recibido poca atención a pesar de que existe una gran cantidad de material con el cual trabajar. Probablemente sea porque, como arquitectos al igual que como ciudadanos pobladores de arquitectura, no hemos comprendido la crítica como tal, como una disciplina. En México la crítica se ha visto no solo como una política sino como algo verbal, Octavio Paz nos vuelve a mencionar que "el ejercicio de la crítica como exploración del lenguaje y el ejercicio del lenguaje como critica de la realidad" (Paz, p. 274).
Para lograr una cabal comprensión de la crítica es necesario considerarla como un comportamiento, no como un enjuiciamiento, un juicio definitivo. Si se comprende a la arquitectura como una actividad e instrumento generador de un mejor trabajo futuro, escaparemos de los paradigmas y prejuicios que se tienen de la actividad, al pensar que todo estudio crítico presupone amenazas o quejas hacia las obras, o por el contrario, halagos pomposos. Contrario a lo que se piensa, la crítica es una actividad productiva que nos incumbe a todos la mayor parte del tiempo, y no es una exclusiva en el terreno de los conocedores. Su utilidad se centra en la gama de comentarios prometedores, tácticas, e intenciones que logre ofrecer, para el futuro venidero de la arquitectura. Si se diese una mejor atención a la crítica y a su enseñanza, el diseño relacionado con el medio ambiente y la educación de los diseñadores mejoraría considerablemente.
Por lo que nosotros como arquitectos tenemos la obligación de considerar usar varios aspectos de otras asignaturas, de manera separada y así poder ver cuáles son sus condiciones de conexión y de equilibrio, tal como lo menciona Beuchot: "(...) eso hace que sea conveniente abordarlos separadamente, para ver las condiciones de su conexión y de su equilibrio armónico" (Beuchot, p. 11) y así interpretar nuestros proyectos y objetos arquitectónicos como un proceso y no solo de manera instantánea, comprendiendo que es lo que se va a construir y para quien va dirigido, como nos menciona Beuchot: "La interpretación es la comprensión, (...) como un proceso, no como un acto instantáneo y definitivo, sino que va profundizado sucesivamente en lo que interpreta" (Beuchot, p.33)
Además para interpretar mejor la arquitectura nosotros los arquitectos usamos el lenguaje, el cual, es muy representativo en nuestras construcciones, tal como nos menciona dice Debord: "el lenguaje del espectáculo está hecho con los signos de la producción imperante que son, a su vez, la finalidad última de tal producción." (Debord, p.39). Uno de esos lenguajes es la construcción, este a cada momento está presentando nuevas posibilidades de expresión; lo mismo ocurre también con los materiales, que como sabemos, no pueden separarse de la construcción.
Nosotros los arquitectos tenemos que interpretar nuestros proyectos y objetos arquitectónicos como un proceso y no solo de manera instantánea, comprendiendo que es lo que se va a construir y para quien va dirigido, como nos menciona Beuchot: "La interpretación es la comprensión, (...) como un proceso, no como un acto instantáneo y definitivo, sino que va profundizado sucesivamente en lo que interpreta" (Beuchot, p.33)
"El lector o interprete tiene que descifrar, el contenido significativo que dio al texto el autor o escritor, y colocarse texto en su contexto, para que adquiera el significado que el autor quiso darle, pero sin perder la conciencia de que él le da también algún significado o matriz subjetivo" (Beuchot, p.34) Aquí nosotros los arquitectos funcionamos como el lector ya que nosotros somos los que debemos descifrar lo que el autor (usuario) necesita para ese espacio que quiere que nosotros le construyamos, así como también tendremos que colocar ese espacio en el contexto inmediato.
"(...) el acto interpretativo. Este es la comprensión del texto mismo, la cual tiene como intermediario o medio principal la contextucion. Es poner un texto en su contexto y aplicarlo al contexto actual, que puede ser muy distinto" (Beuchot, p.34-35) Este acto interpretativo para nosotros los arquitectos es comprender ese espacio que creamos, el cual debe ser colocado en algún territorio y saber si ese territorio es factible para esa construcción así como ver el contexto en el que va a estar situado.
"(...) no se pretende recuperar exactamente la intención del autor, sino solo de manera aproximativa" (Beuchot, p.43) Aquí Beuchot nos quiere decir que nosotros los arquitectos no tendríamos que captar toda la intención de ese usuario y así también poner algo de nuestra parte para ese proyecto a realizar.
Como arquitectos no somos buenos intérpretes por naturaleza, tenemos que ir aprendiendo mediante el estudio, el trabajo y la imitación, tal y como dice Beuchot: "(...) no es un buen intérprete por naturaleza, sino que tiene que aprender el arte de interpretar mediante el estudio, el trabajo y la imitación, para llegar a superar a quien le enseñe." (Beuchot, p. 47) "hay que respetar la intención del autor (...); pero por otra, tenemos que darnos cuenta de que el texto ya no dice exactamente lo que quiso decir el autor(...)" (Beuchot, p. 44) Nosotros como arquitectos tenemos que respetar la intención del usuario sobre cada uno de los espacios que quieren en sus casas, aunque al final se terminen haciendo modificaciones con respecto a lo que nos encargan.
Hoy en día nosotros los arquitectos ya nos somos del todo arquitectos debido a que han surgido nuevas especializaciones con el paso del tiempo, esas nuevas especializaciones han dejado a un lado el que nosotros como arquitectos ya no tengamos que ser diseñadores y como nos dice Vargas Llosa: "En la era de la especialización y el derrumbe de la cultura las jerarquías han desaparecido en una amorfa mezcolanza en la que, según el embrollo que iguala a las innumerables formas de vida bautizadas".(Llosa, p.71) esto también forma parte de uno de la critica que llegamos a recibir por cada una de esas especializaciones o por parte del usuario mismo. No solo tenemos este tipo de critica en el ámbito laboral sino también en la carrera, nosotros los arquitectos no podemos presumir de ser la profesión más unida del mundo, nuestra comunicación con la sociedad ha sido, y sigue siendo, más bien nula y, para rematarlo, en muchas escuelas de arquitectura se ha generado un ambiente de competitividad exagerado.
"Creía, como Samuel Ramos, que el sentimiento de inferioridad influye en nuestra predilección por el análisis y que la escasez de nuestras creaciones se explica no tanto por un crecimiento de las facultades críticas a expensas de las creadoras, como por una instintiva desconfianza acerca de nuestras capacidades" (Paz, p. 13), nosotros los arquitectos nos llegamos a tomar muy en cuenta las críticas hacia nuestras obras, y a veces no tomamos en cuenta esa crítica y la hacemos a un lado, sin pensar que esa crítica nos podría ayudar más en nuestra creación de espacios.
"De nuevo: no hemos sido capaces de crear modelos de desarrollo viables y que correspondan a lo que somos" (Paz, p. 288) nosotros los arquitectos no hemos sido capaces de crear esos modelos de desarrollo que sean viables no solo para nosotros sino para todos los que habitan esos lugares, esto pasa con los planes de desarrollo urbano de las delegaciones, estos han sido los mismos por varios años y no han cambiado ninguna normatividad. Nosotros los arquitectos debemos hacer que nuestras obras nos distingan de otros arquitectos, tal como lo dice Octavio Paz: "Lo que nos puede distinguir del resto de los pueblos no es la siempre dudosa originalidad de nuestro carácter (...), sino la de nuestras creaciones." (Paz, p. 12)
Como ya se había mencionado antes nosotros los arquitectos tomamos en cuenta mas las ideas de otros arquitectos internacionales que de nuestro propio país, dejando también a un lado nuestras propias ideas como nos dice Octavio Paz: "Nuestras ideas, asimismo, nunca han sido nuestras del todo, sino herencia o conquista de las engendradas por Europa" (Paz, p.182)
Los arquitectos, normalmente, no escribimos bien y hablamos de manera más compleja de lo habitual. En muchos casos, se ha pensado que utilizando una especie de meta-lenguaje se era hasta más arquitecto. Incluso, si un texto no se leía con facilidad el problema no era quien lo escribió, sino del abnegado lector que era un poco zoquete. Todo esto no ha hecho más que desconectarnos de la sociedad y crear una “élite” que se creía en posesión de la verdad.
Así, centrando el tema en la crítica de arquitectura, y acotando al territorio nacional, cuesta encontrar buenos textos dentro de nuestra disciplina. De hecho, entender qué es y qué no es crítica ya es un problema de partida. Según la R.A.E. vemos que puede ser “juzgar de las cosas, fundándose en los principios de la ciencia o en las reglas del arte” o “Censurar, notar, vituperar las acciones o conducta de alguien.” A todo ello, habría que unir el matiz de que la crítica puede ser constructiva o destructiva.
Llegado este punto, nos parece importante diferenciar entre la crítica que sí que han hecho arquitectos), de otro tipo de escritos basados más en juicios de valor y opiniones demasiado personales o paternalistas. Igualmente, creemos que cuando en ellas se ha escrito sobre arquitectura, han sido más reflexiones o análisis arquitectónicos que crítica propiamente dicha. Lo cual no es ni bueno ni malo; pero, muchas veces, se han vendido como críticas de determinados edificios lo que no era más que un listado de las bondades del proyecto. Por lo que nosotros los arquitectos a veces no somos del todo capaces de aceptar una crítica hacia nuestros proyectos y tal vez esa sea una de las razones por las cuales no logramos crear nuevos espacios, como nos dice Octavio Paz:"(...) el sentimiento de inferioridad influye en nuestra predilección por el análisis y que la escasez de nuestras creaciones se explica no tanto por un crecimiento de las facultades críticas a expensas de las creadoras, como por una instintiva desconfianza acerca de nuestras capacidades." (Paz, p. 13)
Pero la razón por la que no ha existido esta crítica en nuestro entorno, mientras que en otros, como el cine o la música, ha sido algo abrumador, no es fácil de saber. Seguramente, una de las causas es que, directamente, realizar una buena crítica de arquitectura es algo relativamente complicado. Además, si no eres arquitecto todavía es más complicado hacerlo y si se es arquitecto, seguramente, el miedo a recibir otra crítica similar a tu arquitectura ha echado para atrás a más de uno, además que en ciertos casos nosotros no tomamos de buena forma una crítica hacia nuestro propio trabajo.
A su vez, los nuevos tiempos exigen nuevas lecturas de la realidad y, por supuesto, nuevas respuestas de la arquitectura ante ella. En este sentido J.M. Montaner apunta “Se trata de construir sistemas interpretativos de síntesis que sepan conciliar las interpretaciones formales con la crítica a la ideología, es decir, que expliquen el arte, la arquitectura y la ciudad desde lo social y político pero que, al mismo tiempo, sepan analizar a fondo las obras, rechazando explicaciones simplistas y esquemáticas que pretendan reducir la complejidad de los mundos creativos y formales exclusivamente a condiciones económicas e ideológicas”. Por ello, quizás, y sólo quizás, otra forma de hacer crítica arquitectónica, no ya de un edificio concreto sino de toda una forma de ejercer la profesión, es la acción pura y dura (sin que por ello haya ausencia de reflexión) que llevan a cabo alguno de ellos.
Hoy vivimos inmersos en una "nueva era digital" que ha cambiado la manera en que nos relacionamos y, sobre todo, de consumir información. La arquitectura en la red está haciendo su desembarco, en nuestra opinión, demasiado lento y, en ocasiones, de manera muy torpe. Entender, por ejemplo, qué son y cómo funcionan los blogs de arquitectura no es algo que se pueda hacer si no estás metido de lleno en este aspecto de la era digital.
En este sentido, creemos que, la red está aportando pequeños lugares digitales de calma y reposo, en donde sí que podemos encontrar arquitectos muy preparados compartiendo conocimiento propio y necesario. Por lo tanto, para nosotros, la nueva era digital no implica que todos somos críticos, sino que todos tenemos la oportunidad de hacer oír nuestra voz e interpretar lo que cada uno de ellos nos va dejando tal y como ya lo mencione antes con Beuchot: "La interpretación es la comprensión, (...) como un proceso, no como un acto instantáneo y definitivo, sino que va profundizado sucesivamente en lo que interpreta". En función de la calidad de nuestra opinión y la facilidad que tengamos para escuchar y hacernos escuchar, llegaremos a un mayor número de gente; siendo nuestra relevancia en la red mayor o menor en función de ello.
Puede que la crítica sea conocimiento, y es a su vez información que debe ser asimilada por otros hasta convertirla en conocimiento que nos permita y nos ponga en disposición de, tomar decisiones y determinar acciones, creando así buenos espacios que cumplan con esa calidad habitable que desea el usuario, tal es el caso como nos menciona Kosik: "la ciudad moderna vive como un sistema que funciona: vive en la medida en que funciona. Funcionan las canalizaciones, la electricidad, la distribución de gas, la recolección de basura, los abastecimientos, el transporte: en cuanto se interrumpe el funcionamiento de estos servicios intercomunicados e interconectados, la ciudad deja de vivir, se convierte en una ciudad muerta." (Kosik, p. 73)
En el caso de la crítica de arquitectura se suman dos crisis, la cultural y la propia. Se enmarca en el fenómeno más general de la pérdida de papel representativo de los intelectuales progresistas, que, aunque existan, tienen menos posibilidades de expresarse en los medios que hace unos años. También se suma que el mismo saber de la arquitectura ha perdido papel decisorio y de liderazgo con relación al que tuvo en el periodo de entreguerras y en la posguerra, en que las políticas de vivienda, inspiradas por arquitectos, sentaron las bases del Estado de bienestar y es aquí donde deberíamos volver a nuestras raíces y entender cómo eran sus construcciones antes para que nosotros como arquitectos las podamos retomar en estos tiempos, como nos dice Octavio Paz: "El radicalismo de la revolución mexicana consiste en su originalidad, esto es, en volver a nuestra raíz, único fundamento de nuestras instituciones." (Paz, p. 157)
Hoy la arquitectura y el urbanismo son serviles a los objetivos financieros e inmobiliarios, y tienen escasa iniciativa para plantear alternativas a lo que imponen los intereses dominantes. A este descrédito han colaborado la complicidad con la especulación, la corrupción y el alarde de poder. Y en este punto de inflexión, Peter Eisenman, con su negatividad, y Rem Koolhas, con su pragmatismo, han potenciado la dispersión, tal como lo vemos con Octavio Paz: "El caudillo gobierna de espaldas a la ley: él hace la ley. El tlatoani, inclusive si su poder brota de la usurpación azteca o del monopolio del PRI, se ampara siempre en la legalidad: todo lo que hace, lo hace en nombre de la ley" (Paz, p. 311)
Kosik denuncia también el acabamiento de la modernidad, el cual es un sistema que ya no puede ofrecer nada más. Un mundo que en vez de abrir alternativas, se condena a ser la eterna repetición estéril de lo mismo. Esta riqueza reflexiva le permite poner ante nuestra mirada el dominio de un capitalismo que ya es mundial y se ejerce desde la estructuración de las ciudades y de la experiencia elemental del tiempo y el espacio que surge de la relación enajenada con los objetos de uso cotidiano. Esta es la crisis que hoy exige, señala el autor, “una transformación fundamental capaz de definir de una manera nueva”, desde el sentido originario de la verdad y lo comunitario, “la relación del hombre con todo lo que es: con la naturaleza, con la historia, con el tiempo y consigo mismo.”
Las nuevas teorías han de partir de otras coordenadas: rechazo a la pretendida autonomía de la arquitectura, sintonía con los medios de comunicación y con las posibilidades de las industrias locales, incorporación de los nuevos modos de trabajo colectivo y de cooperación. Se ha de avanzar en procesos en los que la abstracción recurre a mecanismos versátiles, como los diagramas; la arquitectura se centra en la vida y en la experiencia, y se reencuentra la vertiente activista y experimental que tuvo en otros momentos de transformación
Cierta crítica está muriendo al mismo tiempo que ciertas premisas de rigor, honestidad y espíritu crítico no se valoran, pero van a surgir otras, imprescindibles para superar este panorama de imposturas, trivializaciones, autoelogios y fórmulas caducas.
Ximena Izamar Alvarado León
Ciudad Universitaria, CDMX, 3 de Diciembre 2018.
BIBLIOGRAFÍA:
BEUCHOT, M. (2013). Perfiles Esenciales de la hermenéutica. Editorial Fondo de Cultura Económica, México D.F., 2013, p.196.
BEUCHOT, M. (2009). Tratado de hermenéutica analógica: hacia un nuevo modelo de interpretación. Editorial ITACA. MÉXICO D.F., 2009, p.237
DEBORD, G. (2012). La sociedad del espectáculo. Editorial Pretextos, España, 2012, p.182
KOSIK, K. (2012). Reflexiones Antidiluvianas. (Traducción y edición de Fernando de Valenzuela), Itaca, México, 2012.
PAZ, O. (2018). El laberinto de la soledad, Postdata, Vuelta a "El laberinto de la soledad" Editorial Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2004, p.351
XIV Coloquio de Hermenéutica, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, octubre de 2018
VARGAS LLOSA, M. (2012). La civilización del espectáculo. Grupo editorial, México, 2016.