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Los espacios para los niños
Marcos Mejía López
Ya desde hace mucho tiempo, se ha visto en la niñez, el reflejo de la realidad futura. Quizá sea extraño el hecho de que en el año 2000, se juzgue al niño contemporáneo con un criterio muy diferente al de la Edad de Piedra, porque anatómicamente no ha habido gran evolución. Por otro lado, lo que ha cambiado es la tecnología, la ciencia, el medio ambiente, los sentimientos y, por sobre todo, la percepción. A través del tiempo, el niño se identificaba primeramente con las formas interiores de la madre. Posteriormente, en la salida al mundo real, encontraba: las manos, el pecho, los labios, los ojos y la cara de la madre; y conocía a las primeras personas que se acercaban a él. En este sentido, el primer espacio queda sostenido en el interior de la madre, dentro de un espacio considerado anatómicamente perfecto, "una burbuja", la cual alguna vez dibujó el gran Leonardo da Vinci. Este es en esencia el espacio primordial de llegada al cosmos, también se puede considerar como una cápsula.Ahora estos acontecimientos están cambiado, con la ingeniería genética al obtener a los primeros seres humanos en probeta y al efectuarse incontables intentos de experimentación, que han llegado incluso a situarse en la clonación. El espacio de la niñez está cambiando con la tecnología y la ciencia. La distancia, el tiempo y la energía se han manipulado. Con lo cual, todo ya puede ser materia oficiosa del diseño y de preconcebir un mundo que en muchos casos puede ser ideal, pero no por eso mejor.
Los contenidos de forma de vida futura podrán ser incluidos en la novela de ciencia ficción "Un mundo feliz". La llegada al universo por parte de otras especies de la naturaleza terrena se dictaminan por la avenencia y el equilibrio de energía cósmica acompañados de la secuencia, el enlace y la continuidad del espacio. En una visión muy similar de la naturaleza humana que no pasa por el laboratorio.
Para los que todavía nacimos dentro del vientre de una Madre, seguimos el tránsito del espacio y los objetos del modo que a continuación se comenta. El espacio para los niños en la primera fase es desarrollado dentro de una forma continua, como lo es la órbita de los planetas alrededor del sol y su secuencia. En cuanto a las etapas de reconocimiento de los objetos y el espacio se tiene que ellas se pueden clasificar en tres predominantes:
- La de los objetos y el espacio dominantes.
- La de los objetos y espacio dominados, y
- La manipulación de los objetos y el espacio.
En la primera etapa, el niño observa y experimenta una vista a la naturaleza de objetos naturales y artificiales, que en ningún momento pueden ser considerados como propios, ya que todo le es ajeno por fútil que sea desde el micro-mundo hasta el macro-mundo.
En la segunda etapa, el infante conoce los objetos y el espacio, pero lo más importante es cómo trata de apropiarse de ellos por medio de sus sentidos, todos de forma muy simultánea, ya que caminar o recostarse sobre una porción de tierra es un aspecto que cotidianamente hará a lo largo de la vida; también el introducirse al agua será una experiencia especial; posteriormente saltar al vacío en un intento de volar entre dos objetos relativamente minúsculos le hará sentir una relativa gravedad y pérdida de peso físico; la sensación del aire, frío y el calor le provocarán la insistencia de la vida, reflejada en su cuerpo.
Pero el espacio tiene que ver con extensión, distancia y tiempo situado en el medio universal, el niño tendrá una idea de estos aspectos al intervenir como actor protagonista de su mundo, de forma consciente e inconsciente. En la tercera etapa el infante llega a manejar, utilizar y usar a su libre conveniencia el espacio, el tiempo, la distancia y los objetos; es decir, es proclive a la modificación del universo mismo. Ya en este sentido podrá aplicarse a la vida, a modo de juego. Jugamos para entender la realidad, lo que ha sido impuesto por la civilización a lo que se origina en el mundo mental, aunque esté lleno de fantasía.
Por tanto, si se revisa el sentido del espacio para los niños, este comienza con el movimiento y la relación de los objetos. Y se recomienda acudir a la etapa de desarrollo, en la cual se incluya el infante. En cuanto al espacio que desarrolla el niño para sí mismo, es necesario revisar las exhaustivas.
Investigaciones del siglo XIX realizadas por Friedrich Froebel, quien llegó a conclusiones muy trascendentales al observar a la niñez en los jardines de niños (kindergarten) y conocer de las aptitudes de los infantes, para entender elementos en reposo, en movimiento y mixtos. Sobre todo su teoría de "Dones y Ocupaciones" es básica para entender a los niños y sus aspiraciones de espacios y objetos. Los dibujos y artesanías de los niños son la clave para concebir su espacio, el espacio que ellos quieren, esto se debe de revisar en cualquier etapa de la niñez a partir de la instrucción manual que en ellos tiene lugar.
Es importante también considerar que en el momento que el arquitecto pretende realizar los "espacios para los niños", éste realice un estudio muy completo de formas, objetos, con los cuales el niño se identifica de modo intensivo, ya que no basta acercar a su mano círculos, cuadrados, triángulos; y colorearlos de rojo, azul y amarillo. La búsqueda de este espacio hará tocar la realidad con la fantasía. Y va más allá de la geometría simple ya que se incursiona a otras ciencias como: la psicología, la medicina, matemáticas, física y química entre otras. Y además debe ser asesorado por niños.
Los infantes en sus realizaciones plásticas, han puesto de manifiesto su consideración por lo simple, equilibrado, necesario y elegante. Incluso gran parte de los fenómenos de la arquitectura y el arte contemporáneos se deben en parte a ellos. El niño también busca la equidad con las estructuras en el momento de apilar objetos y buscar un espacio para ellos, en funciones básicas.
Los niños en su concepción de espacio de juego, se adaptan a todo lugar, considerando dos ingredientes principales, que son: su imaginación y habilidad de movimiento. Por lo que, el patio, la recámara, el jardín, un campo, se convierten en un barco, y puede ser hasta una ciudad. La mente del niño tiene pocas limitaciones. Los espacios virtuales pueden obstaculizarlo en ciertas condiciones. Creo por lo tanto que el espacio habita en la mente.
Bibliografía
Gordon, J.E. "Estructuras o porque las cosas no se caen", Madrid: Celeste Ediciones, 1999.
Lupton E., Abbot M., "el abc de la Bauhaus y la teoría del diseño", España: G. Gili, 1994.
Kenneth Clark, "Leonardo da Vinci", Madrid: Alianza Forma, 1991.