Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

 

 

Las premisas para la producción de lo arquitectónico

por: Luis David Camacho Rodríguez


Hoy en día, la producción de lo arquitectónico parece que se enfrenta a diversos problemas de circunstancias, de interpretación y de ejecución, que surgió desde el ámbito institucional y prosigue hasta el ámbito profesional. Lo arquitectónico carece en esta llamada profesión del diseño, en el caso de la práctica de diseño, primero se abordará las circunstancias en relación con el usuario; tales como los mitos que se refiere Cassirer, la interpretación a través de la hermenéutica analógica de Beuchot y como lo anterior aún está presente en la ejecución en el diseño arquitectónico, más allá de la materialidad.
          ¿De qué se trata el mito en arquitectura? Ya la mayoría de los arquitectos trata de racionalizar las cosas, (pienso y luego existo) y ¿Qué tiene que ver con la arquitectura? En vista de que, de alguna manera puede perturbar las ideales o ideas erróneas del arquitecto. Entonces, si consideramos el estado presente de la cultura con relación a arquitectura, la primera impresión inmediata de ello es un abismo profundo entre dos ámbitos diferentes, lo edilicio y lo construido.  Cuando llega el momento de la acción política el hombre parece obedecer a unas reglas enteramente distintas de las reconocidas en todas sus actividades meramente teóricas. (Cassirer 1985: 7). En este caso, el mito se refiere a la simplicidad misma, ya que algunos asuntos no pueden racionalizarse, no se puede explicar racionalmente para el diseño, pero sí, convertirse en algo mítico o sustancial para lo arquitectónico. Los asuntos que se tratan de racionalizar serían las tradiciones; tienen un gran impacto en la cultura, a tal punto de paralizar un país, dado que impactan el pensamiento político, social, cultural de las personas; siendo que son factores significativos que paralizan una comunidad, una ciudad y hasta un país. Y estos asuntos, pueden ser vistos o considerados como algo ajeno para la práctica del diseño, según Cassirer:

“Los pensamientos del salvaje pueden parecer grotescos a primera vista, pero no son de ningún modo confusos o contradictorios. En cierto sentido, la lógica del salvaje es impecable. La gran diferencia entre las interpretaciones del mundo salvaje y nuestras concepciones no estriba en las formas del pensamiento, las reglas del pensamiento y la argumentación, sino en el material.”  (Ibíd: 14)

            Haciendo referencia a la postura de dos filosos Tylor y Frazer, ellos pensaron que, al estudiar comunidades ajenas de su propia comunidad, uno debe acudir y precisar los mitos de tal comunidad (creencias, cosmovisiones, costumbres) y emerger todo producto cultural; la arquitectura es un producto para la cultura, ya que habitamos todo el tiempo, desde los espacios públicos hasta nuestra comodidad de nuestros hogares.
            La licenciatura ha llegado a separar completamente el término o el sentido humano en el acto de diseñar, las personas han sido clasificadas de acorde al proyecto, han sido clasificados como primitivos a tal punto que no pueden compararse con el arquitecto, sin embargo, simplemente las circunstancias y su materialidad son distintas, todas las personas son exactamente igual, solamente las circunstancias son diferentes.
            Esta conceptualización o postura puede estar en paralelo a la de Lévy-Bruhl de la “mentalidad primitiva” que explica “es en vano que busquemos una medida común para la mentalidad primitiva la nuestra propia” (Ibíd: 17) Esta postura empleado en arquitectura, se consideraría al usuario como una mente salvaje, incapaz de comprender todos los procesos que implica el diseño; el usuario no sabe lo que quiere. Es decir, son personas que deben ajustarse a las decisiones del arquitecto diseñador, de cierta manera se define la forma de vivir del usuario.
            Entonces, ¿Qué sucede con el arquitecto? Se reduce a esta cosmovisión de lo arquitectónico, se convierte un ser prelógico al momento de diseñar, dado que se siguen las cuatro pautas de diseño de la modernidad (fachadismo, funcionalismo, tecnología, economía) y si se siguen estas pautas de diseño, el proyecto se considera como algo sublime o magistral. Sin embargo, se imponen criterios universales para el diseño, donde la comunidad, sus esencias, mitos, rituales son agitados completamente por esta ideal de la modernidad.
            Ante esto, se puede referir a las univocidades, como lo son las imposiciones del poder de diseño, en las pautas de diseño de la modernidad, “Así como la metáfora – que es transformación de sentido – es la raíz de la poesía, así la metonimia – que es pasar del efecto a la causa y de la parte al todo, o sea, explicar y universalizar” (Beuchot 2013: 26) Entonces, la metonimia y la metáfora fundan el discurso humano, es una de las varias maneras del lenguaje se comunica la visión del mundo, siendo así, se debe mostrar el objetivo o la intención de lo construido, puesto que, no se logrará diseñar lo arquitectónico, es lo sustancial de la Arquitectura.
            Si consideramos la metonimia en nuestra disciplina, sería lo edilicio, por lo tanto, es necesario pasar del efecto a la causa y de la parte al todo, ya que, si no tomamos en cuenta lo racional, seguiremos creando extravagancias, donde se edificarán solamente caprichos del arquitecto, sin considerar las circunstancias en que se encuentra.
La arquitectura tiene que emerger de los mitos (identidad, cultura, historia), deben de convertirse como pautas esenciales para el diseño “El hombre ha descubierto un nuevo modo de expresión: la expresión simbólica. Este es el común denominador de todas sus actividades culturales: el mito y la poesía, del lenguaje, del arte la religión y la ciencia” (Cassirer 1985: 58) Puesto que, sería imposible separar uno del otros estos conceptos, se puede comprender la primera expresión de actividad cultural del hombre (usuario) mediante estos sucesos o antecedentes serían las premisas para la compresión del mito,
          La primera manifestación del mito es el lenguaje, se construye la visión del mundo, se conforma por cosmovisiones, creencias, ritos, esencias e identidad. Son factores que influyen en el hombre y en el significado de las cosas, puesto que, se forman o se desarrollan estas imágenes míticas o metafóricas, de acuerdo con Beuchot:

“La interpretación metafórica vive de la dialéctica o pelea a muerte entre el sentido literal y el sentido metafórico. Es muy hermosa la propuesta de Ricoeur. Pero hay un peligro, y es que la metáfora es, ciertamente, una forma de la analogía, pero la más cercana a la equivocidad” (Beuchot 2013: 26)

           Entonces, al momento de interpretar representaciones míticas o metafóricas, uno puede caer en la equivocidad, ya que a veces no se interpretan debidamente, no se entiende. Y estas interpretaciones se vuelven en espectáculos, donde un arquitecto diseña de manera errónea, ya que una mala interpretación, puede ser demasiado metafórica, sin olvidar que es lo más difícil de interpretar y es así que cae en la equivocidad; los usuarios no entenderán o no darían nada al respecto, promoviendo entre ellos en ocultar esta supuesta ignorancia por parte de ellos.
Entonces, aquí entra la hermenéutica analógica para interpretación, siendo una ciencia y un arte, que puede convertirse en una virtud para el arquitecto. Según Beuchot hay dos maneras de interpretar: equívocamente o unívocamente. Lo que propone es una hermenéutica de proporción, una hermenéutica prudencia, que llevará todas las circunstancias anteriores a un conocimiento de frontera; los mitos, cosmovisiones, creencias, ritos, esencias e identidad, donde todo estará integrado para y en el diseño arquitectónico, incluyendo la metonimia y la metáfora.
También, se presenta el ámbito de la analogía, esta herramienta de alguna manera despierta y devuelve esta proporción a los usuarios, a través del diseño arquitectónico. Lo espacio se presenta la dignidad de los usuarios, que devuelven el habitar y los usuarios reconstruirán de nuevos sus mitos. Por lo tanto, las interpretaciones no deberían ser tan simples por parte de los arquitectos diseñadores, ya que es una gran responsabilidad diseñar un espacio para un ser. Siendo así, se debe diseñar un acontecer, ya que siempre va a suceder algo.
          La hermenéutica interpreta el texto, que para nosotros el texto es la persona, y esto implica a interpretar sus mitos, creencias, ritos, cosmovisiones y su historia, que sería la interpretación de las imágenes metafóricas, los anhelos de esa persona, y todo proyecto de diseño parte de un proceso de interpretación, y la hermenéutica ayudará para corresponder con proporción o con sutileza. Implica utilizar la hermenéutica analógica, como nos dice Beuchot: “Eso ha hecho que la hermenéutica, para toda una tradición, haya estado asociada a la sutileza.” (Ibíd: 33          
          La sutileza, será la herramienta para que suceda un acontecer o acontezca alguien en los espacios, tal vez sería pertinente dejar de observar solamente con el sentido de la vista, y empezar a observar con todos los demás sentidos internos y externos, que inclusive lo oculto, se enfatiza, se interpreta, se habita, se codifica y al final se construye.  A través de la sutiliza, citando a Beuchot, Beuchot “(…) seremos capaces de traspasar el sentido superficial para llegar al sentido profundo, inclusive al oculto” (Ibíd: 33)         
          Por ello la característica peculiar que un texto requiere para que sea objeto de estudio de la hermenéutica analógica, que en ellos no hay un solo sentido de interpretarlos, que contenga significado múltiple, polisemia (Ibíd: 33) Siendo que, en nuestro caso el texto es una persona o un grupo de personas, existen diferentes significados, contiene polisemia; es inminente que se presente la sutileza, ya que el arquitecto debe de observar el algo lo que otros no han podido observar.
            Por consiguiente, debe de acontecer algo que dignifique a la persona que está habitando, entonces ahí se hablaría de lo verdaderamente lo arquitectónico, pero, sí al contrario, es inhóspito o es únicamente ocupable y funcional, sería únicamente una edificación. En la Arquitectura, se debe diseñar un habitar, que es un acontecer, capaz de traspasar el sentido superficial al sentido profundo.
            En ocasiones puede lograrse solamente en el proceso de diseño, pero no en la parte práctica de edificar, si no se sabe edificar, no se logrará proyectar tal cual el diseño. Además, al arquitecto en la licenciatura han seguido reglamentos de construcción e información de datos de materiales de construcción, sin embargo, no enseñan el sentido cotidiano de propio quehacer como arquitecto. Entonces, el proyecto tiene a dirigirse solamente a la factibilidad y facilidad de ser edificada, la propuesta de diseño siempre deber ser edilicia, que pueda ser construido.
            A causa de lo anterior, la sutileza deja de estar presente en la parte práctica de construcción, y pierde su sentido y dirección a lo habitable, sé abonada la idea que aún está implicado la persona en el diseño, que comprende un ser y un acontecer. Por lo tanto, implica aún tener presente la interpretación de la realidad o el contexto, para elaborar nuevas ideas o conclusiones respecto al sistema constructivo, materialidad; respuestas que potencialicen aún más el diseño. Pero tener en presente que existe un límite, la hermenéutica brinda esta descontextualización al momento de interpretar, para después poder recontextualizar. (Beuchot 2008: 16)
            Sin duda, lo edilicio está sujeto a lo extraestético, ya que se manifiestan en los contextos sociales que se encuentra cada persona, pero solamente son variables o circunstancias diferentes como se ha mencionado anteriormente, y eso debe estar siempre presente en el diseño arquitectónico, siendo que, “Una arquitectura que no construyera algo que sirviera a la vida —ya sea a la vida cotidiana, a la estatal o a la religiosa— sería puro juego, vacío, tramoya.” (Hartmann 1977: 147)
            Sin embargo, puede surgir una discusión respecto a lo anterior, si se considera las dos determinaciones por parte de Hartmann: “1) por la determinación de los fines prácticos a los que sirve y 2) por el peso y fragilidad de la materia física con la que trabaja.” (Ibíd: 147) Estas dos determinaciones se considerarían ser los factores o premisas iniciales para una percepción superficial, es decir, serían bases generales que van en paralelo a la idea sobre la producción del diseño arquitectónico.
            Entonces, lo anterior puede ser un primer acercamiento a los fines prácticos y la fragilidad de la materia física del proyecto, pero esta percepción sería solamente complementaria y preliminar, serviría para tener una visión imaginaria del proyecto. Lo cual, uno no debe olvidar la sutiliza para la interpretación física del proyecto, puesto que la habitabilidad puede desaparecer del diseño, según Hartmann dice, “Esto solo es correcto cuando se pone todo el peso sobre la "sensorialidad". Pues toda la construcción efectiva es ónticamente real, pero no se convierte en visible sensorialmente de un golpe de vista.” (Ibíd: 148) Tener en cuenta de nuevo, que en ellos no hay un solo sentido de interpretarlos, que contenga significado múltiple, polisemia, y será posible enfatizar aquello que se encuentra oculto para los demás.
            Y es el trabajo de un arquitecto, trasladar ese mensaje oculto a lo físico, que sea evidente o explícito para el usuario, manifestar la sutileza, ya que la materialidad (planos, renders, maquetas) solo es un medio de comunicación físico entre el arquitecto y el usuario, como nos dice Hartmann, “Pues es evidente que en el aspecto de una construcción se expresa algo más que la forma material espacial.” (Ibíd: 148) El trabajo de un arquitecto se comunica a través de lo edificado, entonces debe ser explícito y conciso con su intención, como lo es un poeta con su poesía.
            Ya que las pautas de la modernidad, desde el fin práctico y la materia pesada con que se va a edificar, es un problema aún presente en la Arquitectura, Hartmann nos dice, “Aquí encontramos una clara antinomia entre libertad y falta de libertad.” (Ibíd: 151) Se vuelven obstáculos cotidianos de nuestro quehacer como arquitectos, reduce la visión o lo sensorial de la interpretación.
            Al final, los mitos, creencias, cosmovisiones, ritos e identidades, son voluntades que se manifiesta a través de una comunidad, como Worringer lo llama: la “voluntad creativa”, se convierte en las premisas para el arquitecto, pero ¿Qué es lo que trata de decir el contexto? ¿Qué analogía se puede identificar? Por consiguiente, se considere esa analogía, seguir con proporción incorporando la hermenéutica analógica. Sin embargo, el objetivo es encontrar esa incógnita y ser el factor detonante del proyecto de diseño.
            En ocasiones, no será posible lograr lo arquitectónico, puede ser un complejo tener una visión imaginaria los mitos de una comunidad y trasladarlo al proyecto de diseño, como nos dice Worringer, “No nos son accesibles sino por medio de construcciones más o menos hipotéticas” (Worringer: 13) Puesto que, en ocasiones, el diseño original de algo no necesariamente llega a ser cien por ciento igual al proyecto inicial, por razones económicas, políticas o tecnológicas. Pero en cada contexto que se comprende, hay una analogía que necesita manifestarse, que Worringer lo llama como energía morfogenética, que genera la siguiente pregunta ¿Cuál es la forma de la génesis que uno está diseñando? ¿De dónde proviene? esto puede ser desde una cosmovisión, de una región muy profunda o del alma humana que necesita expresarse.
            Entonces, el acto de la interpretación debe ser un hábito y una virtud para el arquitecto, y debe estar presente hasta que el proyecto este sea dado por terminado, siendo que es muy fácil caer en la equivocidad hasta en las últimas etapas del proyecto de diseño, citando a Beuchot, “Con todo, lo que es posible decir es que, aun cuando no sea muy claro que la virtud práctica puede enseñarse, su puede aprenderse.” (Beuchot 2008, p.31)

Luis David Camacho Rodríguez
Ciudad Universitaria, Ciudad de México, diciembre de 2019


______________________________________________________________________________
Bibliografía


CASSIRER, ERNST., El mito del estado, Fondo de cultura de económica, México, 1985.
BEUCHOT, MAURICIO., Perfiles esenciales de la hermenéutica. Fondo de cultura Económica, México, 2013.
BEUCHOT, MAURICIO., Tratado de hermenéutica analógica. Facultad de filosofía y letras. México, 2008.
HARTMANN, NICOLAI., Estética, UNAM, CDMX, 1977.
WORRINGER, WILHELM., La esencia del estilo gótico, Fondo de cultura económica, México