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Las Humanidades en la expresión arquitectónica
Patricia Barroso Arias
Las Humanidades son "aquellas que se distinguen por su reflexión filosófica" [1], estudian los orígenes de la cultura y globalizan su multiplicidad a través de un pensamiento que señala un estudio liberal, éstas indagan el sentido de la vida del ser humano y son el camino para comprometerse con una comunidad específica, en un quehacer determinado. En su estudio se consideran diversas disciplinas como la Filosofía, la Filología, la Historia, la Geografía, el Derecho, la Economía, la Política, la Antropología, la Sociología, los estudios de las Artes Plásticas, Escénicas y la Música, así como la Comunicación.
Este conjunto disciplinar que enmarca a las Humanidades conlleva una autorreflexión del ser humano y de su forma de pensamiento, asimismo, su estudio abre diversas posibilidades para conocer, comprender y explicar cualquier cosa, ya sean hechos o fenómenos. Entonces, si nos acercamos a este acervo disciplinar que las conforman, tendremos un gran material para trabajar y podremos encontrar principios, leyes generales del pensamiento humano, teorías del conocimiento, referencias e interpretaciones sobre los objetos y nociones epistemológicas, empíricas y científicas. Asimismo, encontraremos la sustancialidad de las cosas, comprenderemos sus causalidades y lograremos fundamentar el entendimiento de su crítica, de su análisis e historicidad, indagando en su razón y sinrazón, en su concepción a priori o a posteriori o en su condición material y tangible o imaginaria.
La posición de las Humanidades en la formulación de nuevas teorías para llegar al conocimiento de los hechos y fenómenos, nos abre una puerta al universo del conocimiento, entendido como el legado que se construye colectivamente a través del tiempo. Por ello, considerar este campo humanístico como un conjunto que integra diversos sistemas de conocimiento existentes y que son producto del pensamiento que la humanidad ha considerado y valorado a lo largo del tiempo, nos muestra que en dicho conjunto disciplinar se puede encontrar a la esencia de los actos, de las cosas, de los pensamientos y de las manifestaciones culturales. Dichos sistemas de conocimiento, presentan un carácter de universalidad y particularidad a la vez, a lo que se les agrega un segundo rasgo esencial en la actitud de investigar sobre los hechos, acontecimientos, objetos o fenómenos, que es el carácter intelectual, esta es una cualidad del humanista, su actitud del pensamiento, su búsqueda por el conocimiento y el saber, que "es por esencia un espíritu cognoscente" [2].
1. Iglesia de la Atlántida. Eladio DiesteEntonces se busca el ser, la razón, la causa y la naturaleza de las cosas, se indaga sobre su origen para explicarlas y conocerlas, para comprenderlas y saber más de éstas. En nuestro caso, podremos decir que las Humanidades en la Arquitectura convergen y dictan su relación con la Historia, la Filosofía, la Antropología, la Sociología, la Psicología, la Lingüística, la Semiología y la Literatura, por mencionar algunas; es con éstas y otras disciplinas como en una "interdisciplinariedad", la Arquitectura encuentra y descubre su reflexión [3]. Y desde este punto de encuentro, donde la integración de métodos y conceptos se trasladan, se conjugan, se auxilian y se complementan, podemos elaborar nociones y fundamentos que parten de una disciplina para construirse en otra; como vemos, las Humanidades se han centrado en las actividades netamente humanas como son el pensamiento y el estudio del lenguaje que se sistematizan como conocimiento en la Filosofía y en la Filología, para convertirse en medios epistemológicos que desarrolla el ser humano y por tanto son generatrices de los símbolos, de las representaciones y de las imágenes.
2. Iglesia de San pedro de Durazno.
Eladio DiesteSi tomamos como base este traslado interdisciplinar, podremos cuestionar las bases racionalistas en las que nos formamos y lograremos ir más allá de un formalismo, tecnicismo o constructivismo, con todo ello, nos inclinamos a no perder de vista que el papel de las Humanidades advierte la mezcla e interrelación continua de diversas nociones que nos llevan a enmarcar fundamentos teóricos en nuestro hacer arquitectónico, asimismo, dichos conceptos, métodos o argumentos pueden funcionar como parámetros de análisis, de crítica y de conocimiento del mismo fenómeno expresivo. Así surge la necesidad de comprender la condición externa e interna del objeto habitable, de sus leyes y conexiones y se hace de manera relevante contemplar o suponer que la expresión de los fenómenos es algo que nos sirve para comparar, leer, comprender, asociar, abstraer y deducir todo aquello que ha participado en la configuración del objeto, esto es contemplar en qué se ha basado y cómo se ha producido un objeto, cuya imagen nos enuncia los rasgos característicos de su constitución; asimismo se intuye que las manifestaciones arquitectónicas pueden entenderse como expresivas en tanto que permitan sacar conclusiones sobre la caracterización del objeto.
Por consiguiente, si queremos estudiar a la expresión arquitectónica y saber qué es lo que la encarna, tendremos que investigar ¿Qué es?, ¿qué la conforma y cómo se revela? y si queremos saber sobre su origen, necesitamos investigar ¿qué puede inducirla o cuál es su naturaleza? y luego ¿qué manifiesta y cómo se estructura y produce? Para ello, podemos advertir que la reflexión de la expresión en este caso, se inclina al objeto y a su constitución formal, considerando que una obra arquitectónica queda determinada por sus aspectos importantes, ésta no sólo consiste en una edición de dimensiones, sino de cualidades, de una disposición y ordenación de intencionalidades y propósitos. Por lo que, la arquitectura podría figurar como una escena fija donde hay espacios y formas reales, donde el ser humano anda, vive y actúa o donde desarrolla una actividad cotidiana y de pertenencia; en esto se acentúa que la Arquitectura es el objeto habitable o materialización del lugar donde acontecen nuestros actos, es el territorio que construimos para morar. Así nos referimos al entorno edificado y a los objetos en los que vivimos o bien, los que imaginamos.
Con esto se aborda la interrogante sobre ¿en dónde está la expresión? podemos decir que la Arquitectura implica al campo habitable en su concepción y materialización, este diseño implica a un proceso prefigurativo que abarca al proyecto en donde se prevé toda su condición expresiva y al objeto donde actúa lo tangible y lo perceptible de la misma. La expresión es una condición del objeto que se lee en la imagen formal que propone el arquitecto interpretando a la comunidad o al usuario, sin embargo, si se establece que es realización del arquitecto, entonces él es quien decide en su composición, pero no para acentuar un sentido protagónico, sino que su sentido expresivo se toma como el resultado de interpretar un modo de vida social en combinación con un fin "el de habitar". La expresión arquitectónica surge o emana de un individuo inserto en su cultura y se manifiesta como una producción individual y colectiva a la vez, en este caso, se entiende así, porque el arquitecto es un instrumento social que interpreta las condiciones culturales en las que vive y bajo las cuales proyecta.
3. Iglesia de San pedro de Durazno.
Eladio DiesteEntonces se busca el ser, la razón, la causa y la naturaleza de las cosas, se indaga sobre su origen para explicarlas y conocerlas, para comprenderlas y saber más de éstas. En nuestro caso, podremos decir que las Humanidades en la Arquitectura convergen y dictan su relación con la Historia, la Filosofía, la Antropología, la Sociología, la Psicología, la Lingüística, la Semiología y la Literatura, por mencionar algunas; es con éstas y otras disciplinas como en una "interdisciplinariedad", la Arquitectura encuentra y descubre su reflexión [3]. Y desde este punto de encuentro, donde la integración de métodos y conceptos se trasladan, se conjugan, se auxilian y se complementan, podemos elaborar nociones y fundamentos que parten de una disciplina para construirse en otra; como vemos, las Humanidades se han centrado en las actividades netamente humanas como son el pensamiento y el estudio del lenguaje que se sistematizan como conocimiento en la Filosofía y en la Filología, para convertirse en medios epistemológicos que desarrolla el ser humano y por tanto son generatrices de los símbolos, de las representaciones y de las imágenes.
Entonces el acto de expresar se define como el efecto de manifestar, declarar o revelar por medio de los rasgos o la fisonomía del objeto cierto contenido, "es un modo de darse, es comunicar el ser, es un fenómeno" [4]. Su evidencia se obtiene en un acto comunicativo que revela las ideas asociadas y suscitadas por la estructura formal de la obra de arte, Leibniz, define como expresión a toda especie o forma de la relación entre el símbolo y su designación, así empieza a significar [5]. De tal manera, que no es un medio o un instrumento, sino un estado final, un cumplimiento; por otro lado, señala Heidegger, "hablando se expresa el 'ser ahí'" [6], no porque comience como algo interno o porque esté afuera, sino porque es en el mundo y estando afuera es ya expresión. Esta revelación nos permite analizar y comprender la naturaleza íntima del objeto, nos hace entender lo esencial, ver los contenidos utilizados y los materiales conceptuales expresados en la obra, en este caso, la expresión arquitectónica informa las propiedades reales del objeto, ésta indica, produce y declara un contenido.
Una forma expresiva, entonces "es cualquier totalidad perceptible o imaginable que exhibe relaciones de partes o puntos, o incluso cualidades o aspectos dentro de la totalidad" [7]. La expresión arquitectónica, se entiende como la afirmación, explicación y manifestación del contenido arquitectónico que se transmite en la forma y su estudio va indicando la presencia de una esencia o del origen que ésta cobra, aquí la materia es lo que la expresión envuelve e implica a una identidad manifiesta. El contenido define a la expresión y explica su significado, ésta es una manifestación o proyección de la estructura del objeto, de su configuración, de todo aquello que lo articula y le da sentido, así la cuestión del significado en el fenómeno expresivo se vuelve importante cuando nos referimos al análisis detallado de los "contenidos" arquitectónicos.En este sentido, comprendemos que el origen de la expresión arquitectónica es ciertamente peculiar, sin embargo, no es un problema de la lingüística o la semiótica en general, sino que es un problema de contenidos, porque en un objeto arquitectónico se lleva a cabo la función de expresar ciertas entidades cualitativas e intencionales que funcionan como unidades significantes y se configuran a través de un sistema ideológico y lingüístico; es decir que se incluyen los principios mediante los cuales se revela la expresión de una obra en base a las ideas y los códigos lingüísticos evocados y seleccionados.
Con ello, la expresión envuelve un principio de lenguaje (o protolenguaje) que nos permite ver, experimentar y percibir las cualidades, propiedades y elementos que integran a un entorno material y tangible; con esto, podemos decir que la expresión viene cargada con una experiencia perceptual e intelectual y por medio de estas experiencias observamos las características del objeto y reconocemos los rasgos que en él se presentan a partir de un código cultural arquitectónico que entendemos como portador del sentido expresivo. Acentuando que en el análisis de los objetos habitables, sólo se podrán revisar las circunstancias por las que fueron creados, de manera que dicho estudio comprenderá en estricto su lectura formal; por lo tanto, al objeto arquitectónico lo entendemos a través de la revisión de las condiciones en las que se produce y expresa.
Finalmente, para trazar una concepción teórica de la expresión y esbozar una aproximación a su conocimiento, podemos estudiar cómo se ve permeada la obra de un influjo ideológico y qué proceso sigue la expresión del arquitecto, además de investigar cómo concebimos todos los contenidos y cómo los determinamos bajo el uso lingüístico. La expresión arquitectónica es "algo" que hacemos, sin embargo para llegar a su cabal comprensión habría que contribuir a su estudio, análisis y explicación, cuyo modelo no ha sido previsto, es una manifestación con la que trabajamos, que no es sólo un producto de la experiencia que se tiene en el "hacer", sino que es también producto del conocimiento, de la reflexión que abarca su trasfondo y de analizar su proceso, elementos que podemos explicar y comprender si nos acercamos a las Humanidades.
Notas
1. Hernández Álvarez, María Elena, "¿Qué son las Humanidades?", 1er. Encuentro Universitario de las Humanidades y las Artes, México: UNAM, 1998, p.9.
2. Hessen, Juan, "Teoría del conocimiento", 3ª ed., México: Tomo, 2007, p.20.
3. Aguirre Cárdenas, Jesús, "¿Crisis o revolución?, las Humanidades y las Artes entre dos siglos y dos milenios", Memoria del Coloquio Las Humanidades y las Artes. México: 1er. Encuentro Universitario de las Humanidades y las Artes, UNAM, Consejo Académico de las Humanidades y las Artes, 2000, p.13.
4. Nicol, Eduardo, "Metafísica de la expresión", México: Fondo de Cultura Económica, 1989, p.221.
5. "Diccionario de Psicología", México: Fondo de Cultura Económica, 1964, p. 132.
6. Abbagnano Nicola, "Diccionario de Filosofía", México: Fondo de Cultura Económica, 1961, p.511.
7. Rubert de Ventós, Xavier, "Por qué Filosofía", Barcelona: Península, 1990, p.66.
Imágenes y fotografías: Cortesía del autor.
Bibliografía
Abbagnano Nicola, "Diccionario de Filosofía", México: Fondo de Cultura Económica, 1961.
Aguirre Cárdenas, Jesús, "¿Crisis o revolución?, las Humanidades y las Artes entre dos siglos y dos milenios", Memoria del Coloquio Las Humanidades y las Artes. México: 1er. Encuentro Universitario de las Humanidades y las Artes, UNAM, Consejo Académico de las Humanidades y las Artes, 2000.
"Diccionario de Psicología", México: Fondo de Cultura Económica, 1964.
Hernández Álvarez, María Elena, "¿Qué son las Humanidades?", 1er. Encuentro Universitario de las Humanidades y las Artes, México: UNAM, 1998.
Hessen, Juan, "Teoría del conocimiento", 3ª ed., México: Tomo, 2007.
Nicol, Eduardo, "Metafísica de la expresión", México: Fondo de Cultura Económica, 1989.
Rubert de Ventós, Xavier, "Por qué Filosofía", Barcelona: Península, 1990.