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Arquitectura y Humanidades
la
Arquitectura prototipo de interdisciplinariedad
Jesús Aguirre Cárdenas
La Arquitectura se presenta como modelo, como prototipo de interdisciplinariedad de las tres áreas del conocimiento: Humanidades, Artes y Ciencias. Si analizamos las diversas consideraciones que se han hecho en cuanto a la ubicación de la Arquitectura dentro de las tres grandes áreas del saber, en ocasiones, las encontramos según las épocas, dentro de la humanística o bien como una de las Bellas Artes y también como ciencia por el uso importante de la tecnología. Esta situación ha sido oscilante, pasando por cada una y regresando según los ambientes culturales, dependiendo esto de influencias ideológicas.
Si se le ha considerado en cada una de estas áreas, es lógicamente, porque participa de las tres y todo depende de a cuál se le quiere o se le debe dar mayor importancia. Afirmamos que el vínculo es de interdisciplinariedad y no de multidisciplina, la razón para tomar este concepto es la siguiente: en el año de 1970 en la Universidad de Niza en Francia, se celebró un seminario sobre la Interdisciplinariedad de las universidades, organizado por el Centro para la Investigación e Innovación de la Enseñanza (CERI) y el Ministerio Francés de Educación, el tema básico de esta reunión fue el dejar definida la "interdisciplina". El resultado fue publicado en el libro "Interdisciplinariedad, problemas de la enseñanza y de la Investigación en las Universidades", coordinado por Leo Apostel (ANUIES-1975).
Aun cuando se presentan varias definiciones más o menos complicadas por intervenir en especulaciones sobre diversas clases de disciplinariedad, la expresión más sencilla y representativa es la siguiente: "Interdisciplinario quiere decir integración de los métodos y los conceptos en las disciplinas (...) Se refiere tanto a las estructuras de las instituciones, como al contenido de los programas de estudios y los de investigación" (Aguirre, 1998). Para la aplicación de esto, entendamos como disciplina una ciencia en tanto que se enseñe o se trate con ella en un plan universitario y que, como toda ciencia estará estructurada en íntima relación con sus objetivos, sus métodos y sus leyes. De acuerdo con estas condiciones, habrá interdisciplina cuando entre dos o más disciplinas hay interacción, de tal manera que se complementan, auxilian o integran en forma total o parcial en sus objetivos, métodos y leyes, así las disciplinas podrán intervenir en forma básica o más o menos auxiliar para producir un nuevo conocimiento transdisciplinar.
Por lo que se refiere al carácter disciplinario de la Arquitectura, recordemos lo siguiente: "Es la Arquitectura una ciencia que debe ir acompañada de otros muchos conocimientos y estudios, merced a los cuales juzga de las obras de todas las artes que con ella se relacionan. Esta ciencia se adquiere por la práctica y por la teoría" (Aguirre, 1998). De esta manera comienza el primer libro del siempre famoso arquitecto romano Marco Lucio Vitruvio Polión en su escrito de hace veinte siglos "Los Diez Libros de Arquitectura" donde señala como necesario para quien quiera llamarse arquitecto, "estudiar Gramática; tener aptitudes para el Dibujo; conocer la Geometría; no estar ayuno de óptica; ser instruido en Aritmética y versado en Historia; haber oído con aprovechamiento a los filósofos; tener conocimientos de Música; no ignorar la Medicina, unir los conocimientos de la Jurisprudencia a los de la Astrología y movimientos de los astros" y a continuación justifica cada una de estas afirmaciones; por ejemplo, de la Medicina dice que sin su conocimiento, "no es posible construir edificios sanos" (Aguirre, 1998).
Por lo tanto, podemos decir que en la Arquitectura desde siempre se ha especulado en relación con su aspecto interdisciplinario y para poder analizar su aspecto humanístico iniciamos con una reflexión sobre el propio concepto, Humanístico es lo que se refiere al Humanismo, según Martín Heidegger "el Humanismo consiste en reflexionar y velar porque el hombre sea humano y no inhumano o "bárbaro", es decir, fuera de su esencia" (Aguirre, 1998). Por su parte la Dra. Juliana González en un libro recientemente publicado dice que el Humanismo es un "procurar la humanidad" del hombre humano, el origen latino de esta expresión es "humanitas" que se refiere al género humano y esto es al hombre como especie considerando sus caracteres mentales y sociales. La equivalencia en griego es la palabra "Paideia". Santo Tomás, con base en Aristóteles decía: "Humanidad significa los principios esenciales de la especie, tanto formales como materiales, prescindiendo de los individuales. Pues se dice humanidad en cuanto que alguien es hombre (ser humano), y el hombre es alguien, no por sus principios individuales sino sólo porque tiene los principios esenciales de la especie" (Aguirre, 1998).
Ahora bien, el término Humanismo, considera al hombre como un ser formado de alma y cuerpo y destinado a vivir en el mundo y dominarlo; hay que entender que este dominio del mundo, según veremos posteriormente, es el que se hace por medio de la ciencia, la época del Renacimiento se caracterizó por el reconocimiento del valor del hombre en su plenitud y el intento de entenderlo en su mundo, que es el de la naturaleza y de la Historia. Nuevamente, aquí, la naturaleza es la base del conocimiento de la ciencia, por eso es necesario observar que en este análisis vamos ligando humanismo y ciencia.
Por tanto, lo humanístico es todo producto del espíritu del hombre, de la mente del hombre, es todo conocimiento que se dirige para beneficio del ser humano tomado espiritualmente como objeto de estudio, y que contempla al hombre como representativo de una sociedad o de una comunidad. Así, el hombre es a la vez sujeto y objeto del estudio, es el que estudia y al que se le estudia como un ser social; el hombre es a la vez el benefactor y el beneficiario. Es el que da el conocimiento y al mismo tiempo el que lo recibe para su beneficio, es toda acción para la superación del hombre en forma integral. Y Humanismo es la tendencia a alcanzar o ser el hombre ideal, por lo tanto el objeto de estudio de las Humanidades no es un objeto, no es el hombre en su condición de objeto, en la Medicina el hombre si está en su condición de objeto para su estudio, en las Humanidades está en su condición de sujeto, es decir, en la de ser pensante y ser actuante. Aplicando lo anterior a la Arquitectura, examinemos el aspecto ontológico de ésta, la esencia de lo arquitectónico es ser satisfactor del ser humano, las soluciones de los problemas de la Arquitectura están definidas por las características del hombre, desde esta concepción de hombre espíritu y materia. José Villagrán García, el gran teórico mexicano de la arquitectura decía que las formas de arquitectura, poseen cuatro dimensiones correlativas a las del hombre: la dimensión física, la dimensión biológica, la psicológica y la del espíritu o de la cultura, por lo cual la esencia de la arquitectura está en "construir espacios habitables por el hombre contemplado en su compleja integridad sustancial". En esta compleja integridad quedan incluidas las dimensiones mencionadas del ser humano (Aguirre, 1998), o en forma más sintética decía que "arquitectura es arte de construir la morada integralmente humana" (Aguirre, 1998). De esta manera, las soluciones se piensan en beneficio del hombre, considerando todas sus características espirituales y físicas, individual y colectivamente o sea en cuanto a ser social.
Por otro lado, desde siempre el hombre en cuanto especie humana, ha tenido necesidad de un espacio arquitectónico y éste se integra a un espacio urbano. La Arquitectura, en estas condiciones, es aportación cultural, define épocas y costumbres, por eso en las acciones arquitectónicas hay responsabilidad histórica, en todos los géneros de edificios debe haber significación de valor histórico, desde el más sencillo como un monumento, que es una expresión material con significado valorativo puramente espiritual, hasta la arquitectura más compleja como solución social y como parte de un conjunto urbano. Cuando esto se satisface plenamente se atestigua clasificándolo como "Patrimonio Histórico de la Humanidad", en este sentido, la arquitectura como satisfactor integralmente humano, auténticamente humano, es parte de las Humanidades.
Tratemos ahora brevemente la idea de belleza en la Arquitectura. El hombre en cuanto a su naturaleza espiritual aspira hacia lo bello; aun cuando la belleza como concepto demasiado, es un valor universal, su aplicación puede tener características fuertemente subjetivas. Belleza y verdad, son valores claramente sensibles que consideramos forman parte del concepto Arquitectura, por una razón, en Arquitectura lo bello es verdadero y lo verdadero es bello y esa integración constituye el valor estético de la Arquitectura. Tomando en cuenta que el concepto original de arte, según Platón, es "Todo conjunto de reglas idóneas para dirigir una actividad cualquiera" y que aún se sigue aplicando para ciertos conceptos, aquí, estamos relacionando estrechamente Arte con belleza. El Arte como producto de la actividad espiritual del hombre y para el hombre, es manifestación cultural dependiente también de épocas y lugares, la expresión sensible del Arte, es la belleza como valor, como lo digno de selección ante la sensibilidad visual-espiritual del ser humano. Dice Julien Guadet, teórico francés de la arquitectura, que "lo bello es el esplendor de la Verdad, el Arte es el medio dado al hombre para producir lo bello; el Arte, es pues, la persecución de lo bello en lo Verdadero y por lo Verdadero" (Aguirre, 1998).
El ser humano pasa muy alto porcentaje de su vida en el espacio creado por la Arquitectura, su aspiración, como ya se mencionó, es que esos espacios satisfagan integralmente sus necesidades, tanto materiales como espirituales, en donde la belleza en la Arquitectura, debe ser respuesta a su sensibilidad de estética. Arquitectura bella, estética, con soluciones artísticas, se transforman en tranquilidad espiritual, en descanso, en verdad, en pertenencia, en identidad. No es deseable una solución arquitectónica antiestética, ya que lo estético y lo artístico en la Arquitectura significan una solución de aspiraciones humanas, esta combinación de humanismo y Arte en la Arquitectura dan solución a necesidades integrales del usuario. Finalmente, a estas dos nociones se suma el aspecto científico, y nos preguntamos ¿cómo se relacionan Arquitectura y Ciencia y cuál es la vinculación de ésta con Humanidades y las Artes? La Arquitectura es realización, la realización es construcción; se construye con técnicas y la tecnología es consecuencia de la ciencia. Ahora bien, un proyecto arquitectónico debe ser integralmente construible, el fin de un diseño arquitectónico debe ser la construcción del edificio, ésta se prevé desde la conceptualización que genera el arquitecto de la obra.
Es verdad que todos los conocimientos tecnológicos que se utilizan en la profesión tienen como fin último la construcción, pero no todos esos conocimientos son en sí precisamente construcción, son medios o instrumentos que participan en procesos para llegar al objetivo final: la realización arquitectónica. Pero si, toda la tecnología que participa en el desarrollo, es consecuencia de la ciencia, para esto, la ciencia es exclusivamente el pensar previo para hacer y la técnica es hacer lo pensado. Algunas ciencias tienen una intervención más directa y de trascendencia como es el caso de la Geofísica, Hidrología, Mecánica de suelos, para la Arquitectura de la Ciudad de México, por ejemplo, en la solución de los problemas de los sismos y las cimentaciones. Por lo tanto, por medio de la ciencia y su tecnología se hace realidad esa solución arquitectónica, ese espacio habitable como satisfactor integralmente humano con todas las características, físicas y espirituales del usuario.
Bibliografía
Aguirre Cárdenas, Jesús, "La Arquitectura en América Latina", historia de la Conferencia Latinoamericana de Escuelas y Facultades de Arquitectura, México: UDUAL, 1996.
____________________, "La Arquitectura: prototipo de interdisciplina, Humanidades, Artes y Ciencias", Conferencia Magistral para el Primer Encuentro entre las Humanidades y las Artes, México: UNAM, 1998.