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Centro Georges Pompidou
Un Lugar para habitar la ciudad
Jorge Anibal Manrique Prieto
Introducción
El presente trabajo es una propuesta de análisis que parte de uno de los conceptos que estoy abordando en mi tema de investigación, este concepto es el de lugar. Para fines de este seminario, que corresponde al análisis de la arquitectura europea del siglo XX, específicamente de los países Inglaterra y Francia, se ha decidido tomar como caso de estudio el centro George Pompidou, Edificio diseñado por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers.
La intención de este análisis es encontrar algunas de las características que hacen o han hecho de la arquitectura del centro Pompidou un lugar apropiado por sus habitantes. Para este ejercicio se usarán las herramientas teóricas de algunos autores como: Martín Heidegger, Christian Norbeg Schulz, Marc Auge y Michel De Certau; que han puesto sobre la mesa la reflexión sobre el concepto del lugar. Se parte de la afirmación de que el Centro George Pompidou es un objeto arquitectónico apropiado por sus habitantes, por el conocimiento de algunos textos que hacen esta afirmación, por algunas imágenes fotográficas que lo evidencian, y finalmente, porque es frecuente enterarse sobre el gran acervo de obras y visitantes que día tras días confirman la valiosa existencia de este edificio. Cabe aclarar que el presente análisis abordará al edificio desde la perspectiva de lo urbano; esto no quiere decir que se omitirá el hablar de sus características arquitectónicas. Lo que se propone es que la verdadera esencia de este objeto arquitectónico como lugar radica en la manera como se inserta y teje el contexto urbano.
El centro George Pompidou
Este centro surgió como unos de los edificios que formaron parte de la renovación urbana del sector de Les Halles, en Paris; la cual tuvo lugar en los años setenta. Este proyecto brotó de la iniciativa del presidente de ese momento, George Pompidou, por revitalizar aquel sector de la ciudad que se estaba sumergiendo poco a poco en un deterioro económico, físico y social.
Para el diseño del centro Pompidou se convocó a un concurso, que ganaron los entonces jóvenes arquitectos Richard Rogers y Renzo Piano; concurso del cual eran jurados: Philip Johnson y Jean Prouvé. A este último se le atribuye específicamente el haber otorgado este triunfo, debido a que mostraba gran interés por el uso, en la arquitectura, de estructuras metálicas aligeradas. Tipo de edificaciones que fueron definidas dentro de la tendencia hoy comúnmente denominada High-Tech, y de la cual Piano y Rogers se convirtieron en destacados exponentes.
El edificio ocupa la mitad de un terreno que está a unas cuantas cuadras del centro de comercio (bolsa) de Paris y al gran parque de jardines de Les Halles. También está cerca de algunas obras de gran valor histórico que van desde catedrales medievales hasta edificios historicistas. Por otra parte: "El edificio alberga el Musée National d'Art Moderne; el IRCAM, un centro de investigación musical y acústica; y una biblioteca (bibliothèque) con un aforo de 2.000 personas, abierta al público. (…) Posee una de las colecciones de arte moderno y contemporáneo más completas del mundo junto con la Tate Modern de Londres y el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York" [1].
Esta obra fue concebida bajo el concepto de un espacio interior diáfano, es decir, que permitiera la flexibilidad del espacio para ajustarlo según las condiciones requeridas por las diferentes exposiciones o eventos que se desarrollarían en su interior. Esta búsqueda llevó a que tanto los elementos estructurales y las instalaciones se evidenciaran en el exterior. Con respecto a las instalaciones los arquitectos escogieron colores que permitieran identificar con facilidad sus funciones: Las piezas pintadas de rojo cumplen con la función de comunicación (ascensores y escaleras), el azul es la climatización, el verde las instalaciones del agua (fontanería, desagües, etc.), el amarillo es la electricidad, y el blanco las tomas y extracciones de aire; colores y formas que dan un singular aspecto al exterior del edificio.
Finalmente, para no extender mucho esta descripción, vale la pena resaltar como los arquitectos proyectaron una plaza frente al edificio, la cual funciona como pivote entre este y la ciudad. Esta plaza de la cual se hablará más adelante tiene una leve inclinación que convierte al edificio en el telón de fondo de las actividades artísticas que se desarrollan en el espacio público.
El lugar como fenómeno
Lo seres humanos de manera cotidiana se refieren a ciertos espacios o puntos en el espacio como lugares. Se concibe al lugar como el estar en un punto y se suele decir por ejemplo: "estoy en tal lugar", "este es mi lugar" o "nos vemos en tal lugar". Sin embargo, el lugar es mucho más que una referencia en el espacio; esa es tan sólo una de sus características. El lugar es un fenómeno [2] que permite el habitar pleno (en cuerpo y alma) del ser humano.
Al ser el lugar un fenómeno, implica que se tenga conciencia no solo del espacio (un punto de referencia) sino que el factor tiempo es también importante. Para que el fenómeno sea evidente, necesariamente debe ser experimentado por un sujeto. Por otra parte, si ese sujeto lo percibe, quiere decir que este (el lugar) posee una manifestación material que estimula los sentidos. De esta manera se puede discernir que los factores que dan origen a la existencia de lugar como fenómeno son: un entorno (espacio y tiempo) un habitante (sujeto que experimenta el fenómeno) y una materia (que constituye al lugar, para que sea percibido por el habitante en un entorno determinado).
En el análisis que se hace a continuación se tratarán de explicar las características del centro Pompidou como lugar desde esos tres componentes. Será un ir venir a través de ellos lo que permitirá ejemplificar las características del lugar propias de ese objeto arquitectónico.
Desarrollo
La primera cualidad que se mencionó con la definición antes dada de lugar, es que este obedece a la función básica de ser, para quien lo experimenta, un punto de referencia o de orientación en un territorio; al respecto Kevin Linch comenta: "la orientación del hombre presupone una imagen del ambiente [lugar] que le rodea" [3] y por su parte Norberg Schulz hablando de los lugares construidos por el hombre dice: "estos tiene la función de reunir y enfocar" [4]. Enfocar como sinónimo de orientar.
En este sentido los arquitectos se valieron de varias estrategias para lograr que el centro George Pompidou se convirtiera en una referencia urbana. La más básica de todas ellas es que el edificio fue implantado de tal manera que su parte más extensa está en sentido norte-sur, de tal forma que la luz del sol oriente- poniente siempre va a chocar contra sus frentes dominantes; en especial el rayo de sol de la tarde que da a la fachada principal (sobre la plaza).
El edificio sin duda se destaca por su altura, que sobrepasa el promedio de altura de muchas de las edificaciones del sector, esto también es un aporte, al igual que el hecho mismo de que se haya implantado sobre un terreno donde había existido un edificio con memoria histórica, como lo fue el antiguo mercado de Les Halles.
Sin embargo, hay algunas sutilezas que marcan contundentemente este carácter de hito del edificio. Por la calle Beaubourg (fachada oriente) es donde el edificio exhibe de la manera más cruda todas sus instalaciones; allí hay un par de elementos que se destacan; las dos cajas de escaleras pintadas de color rojo que funcionan como complemento a las circulación pública en la fachada poniente del edificio. Estos elementos; especialmente sus remates, se divisan desde varias cuadras al sur, al norte y parte del oriente de esta avenida, convirtiéndose junto a ese manojo de instalaciones a la vista, en los focos visuales de los transeúntes de esta parte del sector de Les Halles. Esta operación se repite en varias direcciones a la redonda, donde el edificio por su particular estética se convierte en foco de orientación Por otra parte, no cabe duda de que un elemento que le da carácter de referencia urbana a esta obra es la plaza que tiene en frente; la cual es una continuación del sendero peatonal (calle Aubry Le Boucher) que teje una relación de varias plazas y jardines públicos. El centro Pompidou fue diseñado de tal manera que funcionara como remate visual de esa calle.
El ala derecha (considerando el frente hacia la plaza) se divisa desde varias a cuadras atrás. Los arquitectos enfatizaron ese remate cambiando la modulación de la estructura en esa esquina, eliminando algunos parasoles en pisos intermedios, evitando que la circulación de la fachada llegara hasta el borde del edificio y dando espacio a un plano vacío para colgar allí los banners que anuncian los eventos que van a tener sitio en el edificio.
Continuando con la explicación de lugar, es necesario destacar que cuando el ser humano interviene, modifica o transforma (generando un punto de referencia) una parte del espacio o un territorio, está plasmando en él algún tipo de significado. Esto quiere decir que el lugar es una marca en el territorio que tiene significado para su habitante. Al tener significado, ese habitante se identifica con él, y al identificarse con él, el individuo siente confianza de este. En definitiva, el lugar es de confianza para quien lo habita; le proporciona seguridad física y emocional. Lynch lo menciona de la siguiente manera: "una buena imagen ambiental [del lugar] da al que la posee un importante sentido de seguridad emocional" [5].
"Para tener una arraigo existencial, el ser humano debe poder orientarse; saber dónde está (dónde se encuentra). Pero también, tiene que identificarse con el entorno, es decir, saber cómo él es cierto lugar. (…) Sin demeritar la importancia de la orientación, debemos enfatizar que habitar presupone, principalmente, una identificación con el entorno" [6].
En este sentido habría que indagar un poco sobre las intenciones que los arquitectos quisieron plasmara en el edificio, como representación de una huella significativa en el territorio, más allá de ser un elemento de orientación. Puede decirse que con el paso de los años y la vigencia de este edificio se ha constatado que su principal significación fue la de representar al gran acervo cultural del pueblo francés, que ha vuelto al Pompidou uno de los centro de arte más importantes del mundo.
Para la época en que se concibió, este edificio representó un gran paso de la arquitectura francesa hacia el High-Tech; una tendencia que permite hacer gran alarde de recursos constructivos y tecnológicos, que no todas las naciones del mundo podían y aún hoy en día no pueden construir ni mantener.
Parece que gran parte de la huella significativa que deja el edificio en este entorno urbano surge de su particular apariencia. Apariencia que en un principio no fue bien recibida por los habitantes del sector, pero que poco a poco se ha convertido en un ejemplo de orgullo tecnológico de un país, que a pesar de tener una enorme memoria histórica está siempre buscando al forma de innovar y marcar la pauta en los procesos sociales, políticos, económicos y culturales del mundo entero.
El sentido de la memoria histórica está muy bien plasmada en este proyecto urbano, no en vano los arquitectos pensaron la mejor manera de tejer este importante sector de la ciudad a través de este objeto arquitectónico. La forma como el edificio se relaciona con la red de calles y espacios públicos es una huella de esa conciencia histórica, que se contrasta con exploración e innovación del lenguaje constructivo del mismo objeto arquitectónico.
El concepto de seguridad también se encuentra inmerso en la materialización del este proyecto. Las personas que habitan por este sector de la ciudad, puede que no estén todo el tiempo en el Pompidou, pero si pueden estar seguros de que están cerca de él, de que se pueden orientar si identifican hacia que costado de este edificio se encuentran [7]. Por otra parte la plaza que antecede al edificio se convierte en esa bienvenida que hace la arquitectura a quien se interesa por estar en ella. Las personas sin entrar al edificio tienen la certeza de estar ya dentro de él. Ese espacio es la proyección del interior del edificio así como el edificio necesita de la plaza para ser lo que es; ambos son una unidad.
Esta obra , a pesar de haber sido originada en el pensamiento de un par de arquitectos foráneos (pero no por ello ajenos a la realidad geo-socio-histórica de la Francia de los años setenta y del contexto europeo) representa la proyección de los franceses hacia un futuro de innovaciones técnicas, que les permitieran seguir sintiéndose protagonistas del acontecer mundial. No por casualidad Marc Augé denomina al lugar como una marca social del suelo; por otra parte dice este autor: "El dispositivo espacial [el lugar] es a la vez lo que expresa la identidad del grupo (lo orígenes del grupo son a menudo diversos, pero es la identidad del lugar la que lo funda, lo reúne y lo une) y es lo que el grupo debe defender contra las amenazas externas e internas para que el lenguaje de la identidad conserve su sentido" [8].
El lugar también es un centro; un punto de reunión entre el entorno, el habitante y la materialización de ese lugar. Cuando el ser humano está en un punto específico de un territorio, ese punto se convierte en el centro de su mundo; desde ese centro el hombre además de orientarse puede percibir (reunir en su cuerpo y su mente) todo lo que está a su alrededor. De similar forma actúa el lugar: reúne, concentra. Norberg Schulz dice: "el mundo personal de cada hombre tiene su centro (…) el centro representa para el hombre lo conocido (…) todos los centros son lugares de acción" [9].
Sin embargo, este sentido de reunir es mucho más profundo de lo que se piensa, para ello se acude a lo planteado por Martín Heidegger en su texto "Construir, Habitar, Pensar". Lo primero que propone este filósofo es marcar la diferencia entre los conceptos de lugar y sitio. La diferencia es sencilla: el sitio es lo que existe antes de que acontezca el lugar. En el caso del Pompidou se puede hablar del terreno y el contexto urbano inmediato como ese sitio (entorno) en donde emerge la arquitectura como lugar.
Dice Heidegger que el lugar es una frontera: "la frontera no es aquello en lo que termina algo, sino como sabían los griegos, aquello a partir de donde algo comienza a ser lo que es (comienza su esencia)" [10]. Es entonces el lugar una frontera que reúne la esencia del habitante, el entorno y la materialización de ese lugar. Dice el autor que el lugar permite el Habitar del ser humano; del Habitar comenta: "los mortales habitan en el modo como cuidan la cuaternidad" [11]. Esa cuaternidad corresponde al equilibrio entre el cielo, la tierra, los divinos y los mortales. Desde esta perspectiva, el lugar es una frontera entre el habitante y la cuaternidad.
Pero ¿en qué sentido el Pompidou es un centro o una frontera que reúne? Por su función misma de museo, sala de música, biblioteca, etcétera. El Centro Pompidou congrega, reúne a las personas. Por ejemplo, su plaza en frente, es un lugar por excelencia que permite la reunión (en palabras de Heidegger) de un mortal con otros mortales; esa es su esencia.
Dice Marc Auge que un verdadero lugar promueve la solidaridad entre las personas que lo habitan y a su vez promueve la relación entre éstas y su entorno; al respecto comenta: "Cuando los individuos se acercan, hacen lo social y disponen los lugares" [12]. De esta manera se puede afirmar que el lugar es una construcción social (estar entre los mortales) que surge del respeto a la individualidad, que a su vez es también una construcción social; Norberg schulz dice lo siguiente: "El espacio existencial [lugar] público incluye muchos espacios existenciales [lugares] privados" [13].
Al motivar la interacción de las personas, el centro George Pompidou permite que se origine ese habitar entre los mortales; dice Heidegger: "los mortales habitan en la medida en que conducen su esencia propia"; y una característica esencial del ser humano es ser social. En este edificio las personas están llamada a interactuar constantemente: en la plaza, en el vestíbulo de la planta baja, en las escaleras, en las salas de exposiciones y conciertos, en los corredores, etcétera [14].
Por otra parte el edificio del centro Pompidou es un objeto urbano que complementa (reúne) la red de espacios públicos (calles peatonales y plazas) de Les Hayes. En este sentido el Pompidou reúne al habitante con la ciudad, con el paisaje construido, es decir, con lo que Heidegger denomina como la tierra [15]. Esta relación es mucho más estrecha desde la piel del edificio, que corresponde a una doble fachada. Esa piel permite que el individuo esté en un interior que también es un exterior, es literalmente la materialización de la frontera mencionada por el pensador alemán.
Desde la fachada principal del Pompidou el habitante: andando por los corredores que anteceden las distintas salas, subiendo por las escaleras eléctricas o simplemente estando en un punto de ese interior-exterior, está en constante contacto visual con el entorno que dio origen al edificio. En esos instantes acontecen muchos fenómenos que fundamentan el carácter de esta obra como lugar. Lo primero que ve el habitante apenas está ascendiendo por la piel del edificio es la magnitud de la plaza, donde están aconteciendo un sinnúmero de historias de los demás mortales. Luego su mirada se puede dirigir a los edificios colindantes, muchos de los cuales corresponden a construcciones de estilo modernista o historicista. En este aspecto el centro Pompidou como lugar permite que ante los ojos del habitante se revelen momentos amontonados (historias pasadas), guardados en la arquitectura y en la estructura urbana de este sector de la ciudad. Dice Michel De Certeau: "Los relatos de los lugares son trabajos artesanales. Están hechos con vestigios del mundo. (…) es decir con fragmentos de lugares semánticos dispersos." Más adelante complementa: "Los lugares son historias fragmentarias y replegadas, pasados robados a la legibilidad por el prójimo, tiempos amontonados que pueden desplegarse, pero que están allí más bien como relatos a la espera y que permanecen en estado de jeroglífico, en fin simbolizaciones equidistadas en el dolor o placer del cuerpo" [16].
Si se prefiere ascender un poco más, la piel del edificio permite que ante el habitante aparezcan otros lugares que están presentes, en la memoria colectiva de los parisinos y los foráneos La torre Eiffel, las cubiertas y torres de catedrales medievales como Notre-Dame y el rio Sena, entre muchos otros. En este sentido el Pompidou además de permitir ese cuida la tierra; avía otros lugares [17]. Lugares que son huecos donde duerme el pasado; presencias de ausencias donde el habitante toma conciencia de la matriz cultural en la cual está inserto.
Dice Heidegger "los mortales habitan en la medida en que reciben el cielo como cielo" [18]. Cuando las personas llegan al Pompidou, y aunque no sean conscientes de ello, el edificio mismo conduce sus miradas hacia el cielo. Por los costados norte, sur y en especial el oriente, la estreches de las calles junto al edificio hacen que los elementos verticales de la fachada, al mejor estilo de una arquitectura gótica, conduzcan su mirada hacia el cielo parisino.
Por el occidente, cuando las personas llegan a la plaza frente al edificio, la perspectiva se abre y se puede observar en escorzo la magnitud del centro Pompidou; pero además el cielo se vuelve más evidente para el habitante; esa plaza es una fuente de cielo que antecede el acceso al edificio. Desde el interior de éste, también se cuida el cielo como cielo; ya se comentaba como desde las circulaciones ubicadas en la fachada, las personas pueden además de ver el paisaje de la ciudad, tomar un trago de luz natural. Finalmente es en el último piso (en la terraza) donde la arquitectura ha querido despojarse de algunos cerramientos, para permitir que la luz del sol y el agua de lluvia que descienden del cielo, penetren en su interior y sean un manjar natural para los habitantes que se quieran saciar de él. Continuando con lo propuesto por el filósofo alemán, este comenta: "los mortales habitan en la medida en que esperan a los divinos como divinos" [19]. Esta presencia según él está en el conocimiento de su ausencia. En esa ausencia los seres humanos nos hemos dado a la tarea de construir mitos que expliquen de cierta manera la presencia de esa divinidad en nuestra existencia; estos mitos se representan o materializan a través de los ritos, que de generación en generación siguen estando presentes en habitar del ser humano en esta tierra [20].
En el Pompidou se evidencia la existencia de un par de estos mitos: El primero se materializa en el ascenso por las escaleras eléctricas de la fachada. Ascenso que conduce al habitante a un estado de superioridad, de dominio sobre los mortales que están en la tierra y sobre el paisaje de la ciudad. Todo el tiempo el ser humano busca una posición de privilegio en el mundo; el Pompidou permite que por instantes, quien lo habita llegue más alto de lo que otros cotidianamente no lo hacen. Pero este rito de ascensión, tiene un componente particular. Las escaleras no son como las escalinatas que habitualmente anteceden la entrada a un templo; en el caso del Pompidou las escaleras son eléctricas; es decir, el hombre hace uso de la tecnología para llegar a esa meta divina. De esa manera, el habitante sin siquiera notarlo, está rememorando uno de los mitos más antiguos, la ascensión al cielo, pero ayudado de los beneficios de su creatividad, que es a su vez un regalo de la divinidad.
El otro mito materializado en este edificio, es el mito de volver a ser uno con la madre tierra, de penetrar dentro de ella para emerger renovado de su interior. La representación de ese mito se manifiesta en el Pompidou, cuando de forma ritual el habitante desciende por la plaza inclinada para poder sumergirse en la penumbra de la planta baja del edificio. Luego, como si se hubiese purificado en ese "entrar", el habitante estará preparado para encontrarse nuevamente con la luz que emana del cielo, al ascender por la piel del edificio; pero también se encontrará con otra luz; la luz oculta en el arte y que los divinos han regalado a la humanidad para que pueda vivir poéticamente en el mundo.
En resumen, hasta este punto se puede afirmar que el lugar hace evidente lo que para los seres humanos resulta como habitual. A eso se refiere Heidegger cuando dice que el lugar permite reunir la esencia de las cosas, aquellas cosas que son significativas para el habitante. El lugar entonces permite un estado de recogimiento del ser que lo habita. En este sentido se ha visto como el Centro George Pompidou permite que el individuo sea consiente de todo aquello que lo hace ser lo que es. Todo aquello que hace ser al habitante lo que es, es él mismo [21]. El lugar debe permitir que el habitante se encuentre a él mismo; el lugar es un reflejo de él (el habitante). Es decir, el habitante encuentra un equilibrio entre su esencia y su entorno a través del lugar. Bien lo dice Norberg-Schuzl hablando de la casa como lugar: "en la casa [lugar] encuentra el hombre su identidad" [22].
También se puede definir el lugar como una pausa, donde se agudizan los sentidos de quien lo habita, y que permite contemplar en detalle la esencia de las cosas. En este contexto, se puede decir que el lugar es poesía, que desoculta la verdad del habitante, del entorno, de la materialidad del lugar, de la cuaternidad; es decir, de las cosas. El lugar permite que el habitante tenga vivencias totales. El centro George Pompidou es de esta manera una vitrina, una frontera que permite la reunión de todas estas cosas significativas para los parisinos; cosas que han permitido que cada individuo forje una identidad individual y colectiva. Cuando Marc Augé habla de los no lugares hace énfasis en que éstos hacen que los seres humanos pierdan todo tipo de referencia con su contexto, que haya una individualización y un desarraigo de la historia y de la cultura de un determinado grupo social en un determinado contexto geo-socio-histórico [23].
El Pompidou es un lugar porque permite la reunión de todas estas cosas. Muchas personas que lo observan como un objeto impuesto en un contexto, se alejan de la verdadera esencia de este edificio. Lo mismo sucede con todos aquellos que desde su construcción han querido imitar las características de esta obra, haciendo arquitecturas de fachadas saturadas de cristales y estructuras a la vista, sin siquiera reflexionar en que la piel del Pompidou es gruesa, tiene cuerpo, tiene profundidad, es una frontera donde acontece el lugar. Según Heidegger los lugares son cosas; para él las cosas tienen una esencia y una parte material; eso las diferencia de los objetos, que tienen como única función servir para algo y luego ser desechados. Para este autor las cosas están hechas de otras cosas y las cosas mismas albergan la cuaternidad. El centro George Pompidou es una gran cosa, que como se ha venido hablando alberga la cuaternidad. Sin embargo, este lugar está constituido por otros lugares que refuerzan su esencia. La plaza de enfrente es un lugar, pero es más lugar gracias a la leve inclinación del piso, que permite que las personas hagan lugar de ella: se sienten, se acuesten, vean el edificio como telón de fondo o vean el cielo.
Cada componente de la fachada es un lugar que se muestra en su esencia: los tensores trabajando a tracción, las grandes piezas articuladas que rigidizan la estructura metálica, el cristal permitiendo reflejos y transparencias, las escaleras eléctricas que permiten tener contacto con la cuaternidad, los corredores, las terrazas, las instalaciones a la vista, y muchas más cosas, se muestran como son, muestran su esencia; es decir, son lugares dentro de este gran lugar. Estas cosas resguardan la cuaternidad en el momento mismo en que son herramientas para que el edificio lo haga. Gracias a la estructura metálica que está hacia el exterior y que deja algunas transparencias, las personas pueden tener contacto visual con el entorno. Gracias a la inclinación de la plaza o a las escaleras de la fachada, las personas pueden recrear ritos que están presentes en la memoria colectiva. Gracias a las finas líneas verticales de las instalaciones a la vista, las personas pueden dirigir su mirada al cielo; en fin, son muchas las maneras en la que cada elemento constructivo hace que las personas perciban la cuaternidad. Una característica esencial del lugar es que este en sí mismo tiene carácter propio. Es una unidad espacial particular, es decir, que se opone a lo general, que tiene rasgos propios [24]. En parte como dice Norberg Schulz "el carácter, depende de cómo las cosas están hechas, y en consecuencia, en su elaboración técnica" [25]. Así el centro George Pompidou es en parte lo que es, gracias a la tecnología con la que fue construido. Es un edificio que a pesar de compartir postulados con otros edificios sobre el uso de tecnologías industrializadas, es único, no solo formalmente, sino gracias al momento geo-socio- histórico en donde emergió.
Es complicado afirma que el centro George Pompidou permite ese habitar pleno; de repente perece que podría decirse que sí, argumentándolo a través de las fotografías donde salen personas acostadas en el piso de la plaza; pero de repente pueden haber personas que tengan prejuicios contra esto. El Pompidou es un lugar que tiende a seducir al habitante, a retenerlo para que siga experimentado ese encontrarse a sí mismo a través de él. Ya se ha visto que ese encontrarse, es mirar hacia el pasado; pero sin que el habitante se dé cuenta, ese mirar le permite a su vez proyectarse a hacia el futuro; el lugar le abre el mundo "futuro" a quien lo habita. "las acciones, en realidad, solo tienen significación con lugares particulares y están coloreadas por el carácter del lugar" [26]; lo que esto quiere decir es que el lugar surge del habitante, pero el habitante es a su vez edificado por el lugar.
"Los lugares son metas o focos donde experimentamos los acontecimientos más significativos de nuestra existencia, pero también son puntos de partida desde los cuales nos orientamos (…)" [27]. Todo este análisis que se ha realizado se ha basado en las características físicas de las cualidades que hacen del Centro George Pompidou un lugar. Sin embargo, habría que profundizar en una dimensión que ya se mencionó: el habitar; y que según los autores analizados, es el verdadero origen de la existencia del lugar, en este caso del centro Pompidou.
No se podría juzgar desde este análisis, si este edifico cumple a cabalidad con esas condiciones del habitar humano, ya que sería necesario la experiencia de estar allí o haber estado allí para atestiguarlo. Esta parte quedará a la deriva, en espera de que alguien que haya visitado el edificio y se hubiese preocupado por preguntarle sobre su razón de ser, pueda dar respuesta a esta incógnita. Para Heidegger, además de cuidar la cuaternidad, habitar en un lugar es sinónimo de experimentar la libertad, de sentir ese espacio como de confianza; de sentir paz al experimentarlo o al vivirlo.
Es complicado afirma que el centro George Pompidou permite ese habitar pleno; de repente perece que podría decirse que sí, argumentándolo a través de las fotografías donde salen personas acostadas en el piso de la plaza; pero de repente pueden haber personas que tengan prejuicios contra esto. Lo que sí se puede afirmar es que el centro George Pompidou lleva más de treinta años permitiendo que la gente pueda habitar una pequeña parte de París; un sector que se encontraba abrumado por el desorden y los problemas sociales. Sector que hoy en día se ha renovado totalmente gracias a la presencia (entre algunos otros) de este edificio, que rompió los esquemas estéticos de su entorno, pero que se encargó de tejer una parte de la ciudad antigua, con un lenguaje visionario, que hoy en día lo ha llevado a ser uno de los iconos de la cultura parisiense más conocidos en el mundo. En definitiva el centro George Pompidou es un lugar que permite habitar la ciudad; apropiarse de ella.
"La apropiación es una aprehensión especialmente significativa, en la cual quien aprende, no toma - no puede- sino aquello que en el fondo el ya posee, pero le falta desarrollar, como lo dice Lois Kahn. (…) Solamente en ese caso tiene lugar la apropiación fundamental, donde aprehender eso que uno es significa interpretarse a uno mismo; recrearse; es decir, ser uno mismo con mayor intensidad, sentirse en cuanto tal.(…) la apropiación señala eso que somos a través de los edificios [de la ciudad]" [28]. Notas
Notas
1. Recuperado de: http://www.cnacgp.fr/Pompidou/Communication.nsf/0/69EE6ECC371B657BC1256E8A004E2A89?OpenDocument&session&M=7.3.1&L=3 2. "Diccionario de la Lengua Española", Versión Internet. Fenómenos: Toda manifestación que se hace presente en la conciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción. Recuperado de: http://buscon.rae.es/draeI/
3. Norberg-Schulz, Christian, "Existencia, espacio y arquitectura", Barcelona: Blume, 1975, p.16.
4. Norberg-Schulz, Christian, "Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture", New York: Rizzoli, 1980, p.14.
5. Norberg-Schulz, Christian; "Existencia, espacio y arquitectura", p.16.
6. Norberg-Schulz, Christian; "Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture", pp.17, 18.
7. Auge, Marc, "Los no lugares: espacios del anonimato, una antropología de la sobre modernidad", Barcelona: Gedisa, 1993. Dice el autor: "el lugar antropológico es, asimismo, tiempo, principio de sentido para aquellos que lo habitan y principio de inteligibilidad para aquel que lo observa", p. 58.
8. Auge, op. cit., p. 51.
9. Norberg-Schulz, Christian, "Existencia, espacio y arquitectura", p. 22.
10. Heidegger, Martín, "Construir, Habitar, Pensar", conferencias y artículos, Barcelona: SERBAL, 1994, p. 6.
11. Heidegger, op. cit., p. 4.
12. Auge, op. cit., p. 114.
13. Norberg-Schulz, op. cit., p. 49.
14. Al respecto Marc Auge dice: "(…) lugares animados producidos por una historia más antigua y más lenta, donde los itinerarios individuales se cruzan y se mezclan, donde se intercambian palabras y se olvida por un instante la soledad: el atrio de la iglesia, la puerta del ayuntamiento, el mostrador del café, la puerta de la panadería", p. 72.
15. Heidegger, op. cit., p. 4. "Los mortales habitan en la medida en que salvan la tierra". Para este filosofo salvar es sinónimo de cuidar.
16. De Certeau, Michel, "Andar en la ciudad", Bifurcaciones, p.10. Recuperado de: www.bifurcaciones.cl/007/colerese/bifurcaciones_007_reserva.pdf
17. Heidegger, op. cit., p. 8.
18. Heidegger, op. cit., p. 4.
19. Ídem.
20. Cassirer, Ernst, "El mito del Estado", México: Fondo de Cultura Económica, 1985.
21. Calderón Marina y Bustos José Marcos, "Apropiación y conducta pro ambiental en un poblado periurbano de la ciudad de México". Revista electrónica "Psicología para América Latina" No. 10. Recuperado de: http://psicolatina.org/10/apropiacion.html. "(…) La identidad del espacio o identidad de lugar refiere la manera como las personas se pueden leer en el espacio de la vida cotidiana, implica un conjunto de lugares comprensibles de acuerdo a relaciones sociales que permiten dar sentido a determinadas estructuras. La identidad de lugar es definir en qué espacio, rasgo o práctica de la ciudad la gente logra reconocerse." Fragmento del documento de Miguel Ángel Aguilar "La dimensión múltiple de las ciudades".
22. Norberg-Schulz, Christian, "Existencia, espacio y arquitectura", p. 39. También comenta el autor: "el genius loci; el ‹‹espíritu del lugar››, que nuestros ancestros reconocían como ese ‹‹opuesto›› o ‹‹contrario›› con el cual se tiene que establecer un equilibrio, para poder habitar".
23. Auge, op. cit., p. 83. Dice el autor: "si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad, ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar".
24. Auge, op. cit., p. 41.
25. Norberg-Schulz, Christian, "Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture", p.14.
26. Norberg-Schulz, Christian, "Existencia, espacio y arquitectura", p. 24.
27. Norberg-Schulz, op. cit., p. 22.
28. Rábago Anaya, Jesús, "El sentido de construir", México. Editorial ITESO, pp. 33-35.
Biblografía
Auge, Marc, "Los no lugares: espacios del anonimato, una antropología de la sobre modernidad", Barcelona: Gedisa, 1993.
Calderón Marina y Bustos José Marcos, "Apropiación y conducta pro ambiental en un poblado periurbano de la ciudad de México".
Revista electrónica "Psicología para América Latina" No. 10. Recuperado de: http://psicolatina.org/10/apropiacion.html.
Cassirer, Ernst, "El mito del Estado", México: Fondo de Cultura Económica, 1985.
De Certeau, Michel, "Andar en la ciudad", Bifurcaciones. Recuperado de: www.bifurcaciones.cl/007/colerese/bifurcaciones_007_reserva.pdf
"Diccionario de la Lengua Española",Versión Internet. Recuperado de: http://buscon.rae.es/draeI/ Heidegger, Martín, "Construir, Habitar, Pensar", conferencias y artículos, Barcelona: SERBAL, 1994.
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_____________________, "Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture", New York: Rizzoli, 1980.
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