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Entretejidos de culturas diversas en la Sierra Gorda de Querétaro
Las aportaciones de Fray Junípero Serra en relación con el
culto del héroe de Ernst Cassirer
Milena Quintanilla Carranza
A fray Junípero Serra, se le puede definir como fraile-arquitecto-héroe en términos de Cassirer. En este ensayo, pretendo hacer una relación entre la fe que profesaba con pasión y el arquitecto que despertó en él para materializar un objetivo que surgió de su libre voluntad y su fuerza moral, en representación de los ideales de la conquista espiritual de la Nueva España.
¿Quién fue fray Junípero Serra?
Esta figura heroica, reconocido como uno de los más grandes representantes de la evangelización franciscana en el norte del territorio novohispano, vino al mundo en un humilde hogar de una familia sencilla mallorquina, de modestos labradores, honrados, devotos y de costumbres ejemplares. La vida lo encaminó por los senderos de la fe católica y el santo amor de Dios, asistiendo a la escuela del convento franciscano de San Bernardino. En su adolescencia, sintiéndose llamado por la vocación religiosa, viste el hábito franciscano en el convento de Jesús. Su misión inicia como docente en San Francisco durante tres años, hasta que en 1749, junto con veinte misioneros franciscanos parte hacia el Virreinato de la Nueva España, a fin de evangelizar a la región socialmente más complicada del nuevo territorio, pues sus habitantes chichimecas, eran considerados como los más agresivos y guerreros de todos los pueblos salvajes preexistentes.
En su libro Mentalidad primitiva, Lévy-Bruhl considera que la mente del salvaje es incapaz de todos los procesos de argumentación y raciocinio que le fueron atribuidos en las teorías de Frazer y Tylor [1], quienes por el contrario, postulaban que no había diferencia alguna entre la mente primitiva y la mente occidental. Quizás, esta visión del salvaje era la misma que se tenía de los chichimecas para los españoles que arribaron con fines de conquista, y por ello, fray Junípero era el hombre indicado para llevar a cabo aquella compleja misión.
¿Cuál fue su labor?
Su primera encomienda fue Santiago Xalpan (hoy Jalpan de Serra) en la Sierra Gorda de Querétaro, donde permanecería nueve años dedicado a convertir a los indígenas pames de la zona, al tiempo que les enseñaba diversos oficios, tales como los rudimentos de la agricultura, de la ganadería de tiro y de labor, así como a hilar y a tejer, esto significó integrarse plenamente a la comunidad, ser parte de ella sin dejar de ser él, para así conocerla a fondo, al tiempo que se conocía mejor a sí mismo, pues surgía una nueva cultura que no pertenecía ni a España, ni a los mexicas, pues emanaba a partir de una mezcla.
En este sitio el fraile franciscano, concluye la primera misión de las cinco que se construirán en la región. Junípero y sus acompañantes saben conjugar el mito de dos creencias, lo cual puede apreciarse en el portal adornado en la fachada con las vírgenes de Nuestra Señora del Pilar y Virgen de Guadalupe, así como un águila de doble cabeza, que simboliza la fusión de las dos culturas.
Fray Junípero contaba con una personalidad fuera de lo común, pues era sumamente caritativo con sus prójimos, al grado que prefería que se le castigase a sí mismo, a fin de evitarle algún perjuicio a los demás, prefería humillarse a sí mismo en honra de su fe. "Era tanta la piedad y compasión de fray Junípero para con los pobres, que cuando veía alguno mal vestido o desnudo, inmediatamente se quitaba la túnica o la capilla del hábito y se la daba." [2] Thomas Carlyle, quien fue un historiador, crítico social y ensayista escocés, nos habla de que esta es una de las características esenciales del héroe en sus conferencias a mediados del S. XIX. El héroe para el autor, tiene que ser una gran alma, un auténtico ser humano.
Fray Junípero infundía temor en los demonios, por lo que la población se sentía segura en su presencia y confiaba en sus palabras, seguía sus pensamientos. Así en él, sobreviven las formas elementales y más antiguas de la tipología heroica: el dios y el profeta, sin que necesariamente fuese dios ni fuese profeta, era un mortal, pero con muchas de las cualidades que se les atribuyen a los dioses. En palabras de Carlyle: "Éste es el hombre que llamamos original: el que viene a nosotros como un mensajero con nuevas de lo infinito desconocido, de las tierras ignotas de la inmensidad. Llámesele como quiera, poeta, profeta, dios; todos, de un modo o de otro, sentimos que las palabras que sus labios profieren no son como las de los demás hombres. Proveniente de lo más profundo, de lo más íntimo de la realidad de las cosas, vive, precisamente tiene que vivir conforme a ellas, en directa y constante comunión con ese hecho, con esa realidad". (Carlyle, T. (1840) On Heroes, IV Conf., p. 120. Ed. Cent., V, 124).
El fraile era sumamente determinado en sus actos, llevaba a cabo cada promesa con devoción y convicción, siempre encomendado a su fe. Como prueba de ello, se dice que una vez estuvo seis meses sin hablar. "Asimismo, cuando oía venir el ruido de la sugestión diabólica, acudía inmediatamente a cerrar la puerta de su corazón, y ponía dentro, para seguridad de la fortaleza, mucha tropa de santos pensamientos y deseos, y cuando llega la sugestión carnal y llama a la puerta, respondía: -Afuera, que la casa está ya tomada y no cabe en ella más gente-; y así nunca dejaba entrar el pensamiento impuro dentro de su corazón" [3].
Previamente se ha mencionado la característica de la voluntad libre que Carlyle menciona en sus conferencias; esta se refiere precisamente a esta tenacidad que movía potencialmente cada uno de sus actos. Carlyle lo refiere al sujeto moral, que "no hallamos por medio de procesos lógicos como la especulación, la contemplación o la demostración, sino por un acto de nuestra voluntad libre" [4]; en palabras del autor escocés. La voluntad ibre, que Descartes expresa como Volo, ergo, sum; requiere un mundo como escena de su actividad.
Sin embargo, no puede soslayar que en este mundo se encuentran otros sujetos que se desenvuelven, actúan, laboran; por lo tanto tiene que respetar sus derechos y su original libertad [5]. Este acontecer sucede con fray Junípero, quien incluso exacerbaba esta moralidad, anteponiendo siempre a los demás al frente de sus propias necesidades. Así, voluntad libre se traduciría como convicción, tenacidad, moralidad, ética y compasión en una sola expresión. Si reflexionamos sobre la enorme dificultad que puede significar, la conjugación en cada uno de nuestros actos estas cualidades humanas, comprenderemos una de las principales razones de por qué fray Junípero es recordado hasta nuestros días.
En la misión de Landa dedicada a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, nuestro protagonista interpreta el mestizaje por medio de las caras indígenas de las sirenas, lo que favoreció una identificación del pueblo evangelizado con el recinto y la nueva doctrina religiosa. En Tilaco, la fachada tiene pequeños ángeles, mazorcas de maíz y una imagen de San Francisco de Asís. Tiene, asimismo, una de las mejores capillas conservadas en una esquina del atrio, llamado "capilla de las posas", que se utilizaba para las procesiones; rito y expresión, que como nos dice Cassirer surge de la emoción provocada por el acto de fe, y las cuales, al igual que la capilla abierta, es una solución única y una aportación del arte colonial hispanoamericano. Elementos indígenas se encuentran en el interior de la Misión de Nuestra señora de la Luz Tancoyol, con una imagen de un jaguar y una persona con características olmecas.
Por su parte San Miguel Concá dedicada al Arcángel San Miguel, fue decorada con grandes flores, follaje y figuras gruesas en estilo indígena. También se distingue una imagen de la Santísima Trinidad en la cima junto con un conejo (símbolo pame) y el águila de dos cabezas. Lo anterior denota que Fray Junípero sabía que los procesos de evangelización no podían limitarse a la palabra ni a la persuasión de la nueva fe ajena y desconocida para los chichimecas, sino que el comprendía que debía materializarse para que la identificación con las nuevas tradiciones prosperara, pues como apunta Carlyle "la autocontemplación como mero acto teórico, es infaliblemente un síntoma de enfermedad… Existe un buscarse a sí mismo; un infructuoso mirar hacia atrás para medir la distancia que recorrimos, mientras que lo único que importa es seguir siempre adelante y adelantar el camino" [6]. Esta idea es expresada también en su lema: Laborare est orare [7].
Junípero contaba con una impresionante capacidad imaginativa y una voluntad a prueba de todo; pese a no ser su profesión, tenía idea de los métodos constructivos de la época, además de que ideaba soluciones y materiales que sustituyeran los que se empleaban en su país de origen. "No es la facultad lógica, la de mensuración, la que reina en nosotros, sino la imaginativa" [8]. Para ello, queda claro que tuvo que haber comprendido e interpretado el contexto en el que se encontraba, a la cultura a la que evangelizaría, pero sobretodo comprendió que era un arduo proceso en el que habría de renunciar en muchas ocasiones a la lógica tal como la conocía, sustituyéndola por la fantasía; lo que en palabras de Carlyle sería que "el entendimiento es, en verdad la ventana…; pero la fantasía es el ojo, con su retina que descubre los colores, esté sana o enferma" [9] .
Esto es claro cuando el resultado formal de la arquitectura muestra un estilo barroco que a diferencia de otros templos y obras del sur de la Nueva España es notable la influencia de la decoración indígena, surgiendo así un "barroco mestizo"; gracias a la idea de nuestro personaje heroico al expresar por medio de la arquitectura una fusión de culturas en lugar de una imposición total.
Con ello, se lograría un nuevo medio para una convivencia pacífica y definitiva entre chichimecas-pames y frailes franciscanos, brindando una respuesta precisa y definida al momento y a las circunstancias. Fray Junípero se distingue de los falsos héroes de la conquista de la Nueva España, quienes imponen y no concilian, sobreponen y no fusionan, presumen y prescinden de carácter, mientras que Junípero es "el hombre que vive entre las cosas y no en la exhibición de las cosas" [10], conformándose con ello a solas con su propia alma y con su fe religiosa.
Fray Junípero fue un hombre revolucionario, cuya misión y visión fue más allá de sus obligaciones, fue sincero y coherente en cada uno de sus actos y sobre todo era un sujeto de plena consciencia moral, pues entendía que el mundo era la "escena de su actividad" [11], mas se encontraba con otros sujetos que actuaban y laboraban libremente y él sabía que no podía coartar esta libertad sino brindar una nueva identidad por medio de una mezcla filosófica, iconográfica y arquitectónica. Comprendió que "su acción y sólo su acción determinaba su valor…" [12], por lo que predicaba con el ejemplo.
Prueba del reconocimiento que se le dio fue que tardíamente fundó ciudades como San Diego, California y San Francisco, lo cual denota que hasta sus últimos días continúo laborando en su quehacer apasionadamente, lo cual fue más que suficiente para obtener resultados que perduran hasta nuestros días, pues como nos comenta Hegel aludiendo al hombre histórico "nada grande en este mundo se ha realizado sin pasión" [13].
Notas
1. Cassirer, E. "El mito del estado", México: Fondo de Cultura Económica, 1946, p.17
2. Florecillas. Vida de fray Junípero. Recuperado de http://www.franciscanos.org/florecillas/frayjunipero.htm
3. Florecillas, op. cit.
4. Cassirer, op. cit. p.252.
5. Cassirer, op. cit. p.253.
6. Carlyle, T. "Characteristics, Essays", III, 7 s.
7. Ídem.
8. Carlyle, T. "Sartor Resartus", libro, III, cap. III, p. 176.
9. Carlyle, op. cit. p.177.
10. Carlyle, T. "On héroes", VI, p.53.
11. Cassirer, E. "El mito del estado", México: Fondo de Cultura Económica, 1946, p. 25.
12. Fichte, Bestimmung des Menschen, "Samtliche Werke". Ed. de J.
13. Hegel, G.W.F. 1974b, p. 83.
Bibliografía
Cassirer, E. "El mito del estado", México: Fondo de Cultura Económica, 1946, p.17
Florecillas. Vida de fray Junípero. Recuperado de http://www.franciscanos.org/florecillas/frayjunipero.htm
Carlyle, T. "Characteristics", Essays: Scottish and Other Miscellanies, 1967.