Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

Un organismo Músico-Matemático
Le Couvent de Saint-Marie-de-la-Tourette Eveux-sur-Abresle, 1953-60, Le Corbusier

Claudio Daniel Conenna

"…Arquitectura y música son las manifestaciones de la dignidad humana.
De ahí que el hombre afirma: "Existo; soy un matemático, un geómetra, y soy
religioso. Es decir que creo en un ideal gigantesco que me domina y que
podría alcanzar". Arquitectura y música son unas hermanas muy íntimas:
materia y espiritualidad, la arquitectura está en la música y la música está en
la arquitectura. Y en ambas, un corazón que tiende a enaltecerse…" [1]

1.- Arquitectura y tradición

Sin tener alguna tendencia exclusiva hacia la devoción cristiana, Le Corbusier manifiesta en sus propuestas arquitectónicas una particular sensibilidad en el diseño de los espacios para el culto cristiano. En ellas se vislumbra una singular connotación de espiritualidad que se entiende como la sed profunda del hombre en su encuentro con Dios.

En Ronchamp crea un "espacio inefable" y un "evento plástico". Pero en el monasterio dominicano de La Tourette además de ello, entra en un engranaje evolutivo. Es por excelencia su arquitectura religiosa, en la cual plasma un elaborado conocimiento de la historia arquitectónica conventual. En ella logra concatenar tanto la esencia de la tradición monacal, como la histórica de la tipología monasterial y la escala humana con el pensamiento moderno en toda su extensión, desde lo tecnológico y formal, hasta lo científico y funcional.

Las visitas de Le Corbusier a instituciones monásticas cristianas fueron un fundamento sólido a la hora de proyectar un monasterio cristiano moderno. En 1907, visitó la Cartuja d' Ema, al sudoeste de Florencia, lo que le sirvió de base científica para realizar muchos de sus proyectos [2] antes de construir La Tourette. En 1911, visitó durante algunas semanas el Monte Athos en Grecia, donde obtuvo una visión diferente de la arquitectura monástica cristiana (la ortodoxa).

Más tarde, en la década de los cincuentas, por sugerencia de los frailes dominicanos, quienes le encargaron la construcción del monasterio La Tourette, el arquitecto de origen francés, estudió la abadía Cisterciense de Le Thoronet que se encuentra al sur de Francia. Para dichos frailes representaba un ideal, pues realzaba el viejo esquema del monasterio benedictino, aunque como es sabido, filosóficamente la orden de los frailes dominicos se basa en una regla aún más antigua, la agustiniana. En la resolución de La Tourette podemos observar que la austeridad, lo racional y lo rigurosamente intelectual de la orden dominica, aparecen manifiestos con clara lucidez arquitectónica de logicidad francesa. Le Corbusier, responde en primer lugar, con estricto rigor funcional, tal como un monasterio benedictino, ubicando en el nivel inferior los elementos programáticos, más "públicos", tales como, el templo al norte; y los corredores, el refectorio y la sala capitular, al sur.

En La Tourette advertimos la presencia de celdas individuales para los monjes, las cuales en la arquitectura monástica occidental no son frecuentes hasta fines del siglo XIV. La individualidad, intimidad y privacidad del monje en su celda, es tema fundamental desde el inicio del monasticismo y cristianismo en oriente. Los monasterios griegos bizantinos, entre los cuales, incluimos los del Monte Athos, presentan esta característica. Las celdas en estos complejos monasteriales, se organizan linealmente, por medio de una galería de circulación, alrededor del espacio central abierto o claustro, donde se encuentra el templo del monasterio, llamado katholikó.

Sin embargo los cartujos, fueron los primeros en sintetizar el modo anacorético del cristianismo oriental con el cenobítico occidental al crear espacios individuales para el monje. Pero esos espacios eran pequeñas viviendas con un jardín para cada una de ellas, a modo de células repetitivas, y no pequeñas celdas como aparecen en los cenobios cristianos paleocristianos y bizantinos de oriente y como propone Le Corbusier en La Tourette.

A partir de esta deducción, podríamos preguntarnos si la experiencia de Le Corbusier en los monasterios del Monte Athos habría influido en el diseño de La Tourette o si la resolución proviene de los monasterios de la misma orden, es decir, los que ya venían utilizando el modo de celda individual para cada monje. Sabemos bien que, Le Corbusier, reelaboraba creativamente los bocetos y experiencias de sus viajes para traducirlos en proyectos de arquitectura. Otro tema en el diseño de La Tourette que podría tener influencia a causa de sus visitas a los complejos monásticos del Monte Athos, sería el modo de organización del claustro. Estos espacios de los monasterios cristianos de occidente, se caracterizan por ser geométricamente claros y carentes de edificación alguna.

En La Tourette, la primera consigna se lleva a cabo; pero, la segunda, tiene una resolución que se acerca más a los monasterios cristianos orientales. Cuando las dimensiones del espacio central abierto lo permitían, además del katholikó, se construían otras edificaciones como el refectorio o alguna capilla. Esta idea es verificable especialmente en los complejos monasteriales athonitas de escala relativamente grande, como por ejemplo, el monasterio de Iviron que Le Corbusier visitó en 1911. La volumetría del templo en La Tourette, como en los monasterios athonitas, y en general, en la mayoría de los ortodoxos, adquiere la misma escala que el resto del conjunto; tema que en la arquitectura monástica occidental es extraño encontrar, ya que, la iglesia por pequeña que fuese y adquiriese escala humana, raramente quedaba integrada de forma volumétrica al complejo monasterial. Normalmente, debido a su tamaño, era el elemento significativo y jerárquicamente diferente, pues a él, se le incorporaba el resto del complejo conventual con su claustro, y culminaba cerrándose por la iglesia en el ala norte. Le Corbusier, siguiendo la misma ley de ubicación, la jerarquiza con un gesto de diseño al que podríamos denominar de separación tensionada. Vale decir, que el templo queda despegado del complejo, aunque virtualmente integrado al conjunto.

La Tourette, posee cierta compacidad y escala volumétrica muy similar a la mayoría de los monasterios athonitas. Si bien, morfológica y materialmente es completamente distinta, no podemos negar la similitud con monasterios como Karakállou, Philothéou o Xiropotámou, los que el arquitecto moderno también visitó. Estos complejos, tal como La Tourette ocupan superficies de suelo que van desde los tres mil metros cuadrados a los cinco mil, incluyendo el espacio central abierto. Estas extensiones son comunes en los monasterios cristianos de Oriente, mientras que en Occidente, suelen ser de organizaciones monasteriales pequeñas.

Finalmente, otra diferencia entre La Tourette como monasterio dominicano y los complejos monásticos de la misma orden pero de épocas anteriores, es que no admite el criterio de expansión centrífugo y por agregación que se ensayaba no pocas veces de acuerdo a las nuevas necesidades del edificio. Dos ejemplos claros que describen esta idea son los monasterios de Santa Maria Novella en Florencia y Santa Maria della Grazia en Milán.


2.- La "Cisterciensicidad" de La Tourette

Los conventos cistercienses, se caracterizan por poseer un elaborado tipo monasterial racional y geométricamente articulado con un fino trabajo del detalle arquitectónico en piedra, y un sello especial de estandarización por el que se busca la perfección. El espíritu de lógica y simplicidad cisterciense aparece como la materialización de su filosofía monástica, y revolucionaria de la época, incorporando con su arte una indudable atmósfera espiritual. Aún tratándose de una arquitectura netamente utilitaria que se aleja de todo lo decorativo y superfluo expresa una belleza esencialista, regulada y disciplinada como la vida de sus monjes, desde la idea rectora hasta el perfeccionismo formal y constructivo.

El espíritu de estandarizar lo elaborado experimentalmente con una máxima economía de recursos, lo encontraremos más tarde, en la filosofía corbusierana como se encuentra manifiesta desde muy temprano en Vers une architecture. Allí, el autor explica el valor de la estandarización, definiendo al Partenón como producto de selección aplicado a la estandarización, y señalando que los estándares son el resultado del análisis, la lógica y un minucioso estudio [3].

La claridad matemática en la síntesis compositiva y la desnudez material de los monasterios de la orden cisterciense parecen actualizarse en La Tourette. Ello lo confirma la rigurosidad en la resolución geométrica y la materialidad descarnada que manifiesta el betón brut. No debemos olvidar que la orden de los dominicos, al construir sus propias organizaciones, fue sucesora -durante la segunda mitad del siglo XIII y la primera mitad del XIV- de la orden cisterciense. Tampoco debemos olvidar, que el concepto de minimalismo gótico se ha utilizado para describir la obra de las órdenes mendicantes -franciscanos y dominicos-, debido a que ellos condenaban cualquier tipo de extravagancia tanto en la escala de sus construcciones monasteriales y de iglesias, como para la materialización de esculturas y pinturas.

El consecuente moderno en la evolución y continuidad racional-minimalista de la arquitectura románica y gótica de las instituciones monásticas cistercienses y dominicas viene a ser la reinterpretación de Le Corbusier, quien, de acuerdo con un espíritu compositivo nuevo y la tecnología de su época, propone un monasterio contemporáneo, con un programa un tanto más diverso que el de los medievales, sin perder de vista la esencia del monasticismo cenobial cristiano, ni el genius loci [4] que debe ofrecer un lugar para el ejercicio de la espiritualidad en una comunidad como es el monasterio.

Como todo convento cisterciense, La Tourette, está construida lejos de las interrelaciones humanas. En ambos casos, no existen torres, nada es ostentoso, la rigidez del ángulo recto predomina, la articulación volumétrica del edificio es firme y clara. Siguiendo la costumbre benedictina, la iglesia se encuentra al norte orientando el altar al oriente. La estética brutalista que desarrollara Le Corbusier con el betón armé, coincide en esencia con la desplegada por los cistercienses en piedra. Este lenguaje expresivo de fuerte textura rústica y apariencia humilde, creemos que apunta a un ideal superior de monumentalidad que define simbólicamente, en términos materiales, el fundamento de su contenido espiritual. De ahí que es posible descubrir como de la humildad se produce riqueza y desde el profundo deseo de orden, arte. Del mismo modo que Dios elige a los más humildes para manifestar su sabiduría divina, los monjes dominicanos de La Tourette y el arquitecto en estudio, concuerdan en la elección del betón armé brut [5] para expresar arquitectónicamente sus filosofías y sus credos.

Tal pensamiento nos conduce a sostener como verdadero que, aquello en apariencia despreciable a los ojos del profano, es útil a los del sabio, y que lo fenoménicamente rico y bello al modo de ver del mundo no es siempre esencial al del sensato. La simplicidad y el rigor geométrico en la arquitectura cisterciense, fueron elevados al valor de ideal; lo cual no está lejos de lo que en nuestros tiempos afirmara Le Corbusier cuando sostiene que:

"…Todo es geométrico para la vista (la biología no está más que en la organización, y es una cosa que el espíritu aprecia únicamente después del examen). La composición arquitectural es geométrica, hecho de orden visual, a primera vista; hecho que ocasiona unos juicios de cantidades y de relaciones; apreciación de proporciones. Las proporciones provocan unas sensaciones; la serie de sensaciones es como la melodía en la música. Eric Satie decía: la melodía es la idea; la armonización (en música), es el medio, la herramienta, la presentación de la idea…" [6].

Sintetizando, podemos decir que, las características compositivas más evidentes que hacen de La Tourette muy cercana a la arquitectura de la orden cisterciense son, su simplicidad, claridad y precisión. Apariencia de castidad y perdurabilidad en el tratamiento material, así como también, solidez volumétrica exterior y proporcionalidad de los espacios habitables.?La agudeza teológica, el extremo ascetismo y la ilimitada energía son algunos de los aspectos filosófico-teológicos que se traducen en esta arquitectura con el mismo lirismo profundo y serenidad que un canto gregoriano.

3.- La fuerza del equilibrio

Las composiciones monasteriales de Occidente, se caracterizan por ser centrífugas. Es decir, a partir del claustro, el centro geométricamente puro, se integran a él, el resto de los componentes programáticos, y desde allí, se abren de distintas maneras. En los monasterios de Oriente, las organizaciones son centrípetas, ya que, toda la composición busca el centro morfológicamente claro del katholikó. En La Tourette, no advertimos ni una tendencia ni la otra, ello demuestra un cierto equilibrio compositivo entre el diseño total y las partes, y de las partes con el todo. Más detalladamente podemos decir, que el equilibrio se verifica entre:

1.- La sencillez formal exterior y la variedad en el diseño interior del claustro.
2.- La respuesta tipológica -a claustro geométricamente definido-, y la volumetría de las partes que forman el espacio construido, unificada con la misma claridad formal del claustro.
3.- La ubicación de los elementos programáticos, especialmente el templo, y la integración del conjunto en forma de U a él, tanto en lo funcional, como en lo formal.
4.- Lo riguroso del esquema general y la plasticidad de algunos elementos programáticos: recepción, sacristía, oratorio, cripta, escalera de acceso al atrio, corredores centrales del claustro y campanario.
5.- La relación espacio construido y espacio abierto.
6.- Lo opaco y lo transparente.
7.- Lo construido y el paisaje.

Un detalle interesante de observar en el diseño del claustro de La Tourette, es el tratamiento que se da al espacio central, virtual y fenoménico, pues no responde al uso para el cual fuera planteado en el medioevo. El espacio abierto central de la obra, es un lugar dinámico accidental más que estático de meditación como propicia su forma en planta y su volumen virtual -de vacío-. Más que un lugar de recogimiento o congregación, es un lugar de apertura y dispersión.

Aquí, descubrimos una diferencia entre el mundo monasterial actual y el medieval. El monasterio del medievo mostraba exteriormente una variada plasticidad formal, mientras que en su interior todo se presenta sereno en su claustro central plano. En La Tourette, sucede lo contrario, una tranquilidad formal exterior nos conduce a un movimiento inquietante en el movido corte de su interior abierto. En este punto podemos ver materializado un concepto que en otro contexto utilizara Le Corbusier: "…La lucha se produce dentro aunque no se advierta en la superficie…" [7].

El tema del corte es de singular importancia en este proyecto, en él se manifiesta expresivamente la propuesta espacial y de implantación y desde él, se evoluciona la idea rectora, la cual, respetando la base tipológica a claustro, intenta dignificar el paisaje circundante incorporándolo como parte del conjunto. Así, se crea un volumen platónico, horadado en parte, de manera que integra el entorno al propio edificio, al tiempo que genera permeabilidad y fluidez espacial, al mismo tiempo que múltiples estímulos visuales.

El aspecto morfológico total del monasterio es, en su exterior, volumétricamente definido, característico en el pensamiento corbusierano el que a su vez, se puede asociar con los templos de la Acrópolis de Atenas. La comparación es válida, pues cuestiona cómo una pureza geométrica propone un diálogo por contraste entre el espacio construido por el hombre y el paisaje natural. Sin embargo, en la relación forma-contexto de La Tourette, podemos definir dos tendencias. Por un lado, la implacable presencia formal de un volumen virtualmente puro en un contexto agreste, como un templo griego, el Partenón, por ejemplo, al que Le Corbusier dedicara un exhaustivo análisis desde su implantación hasta la fineza de sus detalles; por otra parte, la adaptación plástica del edificio al terreno, la que sin llegar a ser orgánica-natural, sino más bien, orgánica-racional, nos recuerdan las construcciones monasteriales athónitas como el monasterio Simonópetra que Le Corbusier bocetara.

Ambas ideas, sintetizan de alguna manera la libertad del espíritu griego (helénico y bizantino), en donde se concreta la armonía de un pensamiento libre, sin fantasmas, claro como la luz del mediterráneo y presente en el mundo con un sello propio de unidad plástica. La pureza y virilidad dórica del Partenón en mármol, nos proporciona completa sensación de armonía similar a la que en hormigón armado nos manifiesta el monasterio La Tourette; el cual, sin llegar al máximo grado de fineza y delicadeza del magno templo griego, se acerca a la fuerza expresiva y rusticidad brutal de la muralla que encierra un monasterio bizantino.

Esta reflexión nos lleva a pensar que, probablemente, la libertad de pensamiento materializada de manera arquitectónica, así como, el conocimiento de belleza, rectitud, salud psíquica, polimería y humanismo característicos en el espíritu griego, son los parámetros que en nuestros tiempos tendría en cuenta Le Corbusier al desarrollar su obra. Se trata de una semejanza o coincidencia profunda en el modo de ver la vida y expresarla en el arte. No es casual que el autor del monasterio, admirara tanto la fineza del Partenón, la arquitectura bizantina de Santa Sofía y de los monasterios del Monte Athos.

4.- La lógica de un argumento

Lo espiritual no siempre está relacionado con lo estrictamente religioso. La espiritualidad es un fin al que no necesariamente se llega por el camino de la religión. La religión es un medio que puede, sin discusión, ayudar, pero al mismo tiempo, habrá que realimentarlo con la esencia del espíritu.

Si bien Le Corbusier aparenta ser ajeno a la devoción religiosa, no parece, sin embargo, estar lejos de la sed de espiritualidad que tiene el hombre, vale decir aquella que le ayuda a alcanzar el ideal gigantesco que lo domina y que por extensión, le permite expresarse libre y creativamente en favor del bien del prój(x)imo; colaborando genuinamente en el mejoramiento de la psicología de sus semejantes y contribuyendo con la arquitectura, a hacerles más feliz la vida, como dijera L. B. Alberti. De otro modo, sería difícil entender la fineza y solvencia en sus propuestas de edificios para el culto religioso cristiano católico, tanto a nivel secular como monasterial.

De las cuatro propuestas que realizara [8], dos de ellas, Notre Dame du Haut (Ronchamp) y La Tourette, se construyeron. Este hecho se debe a la estrecha colaboración y la confianza depositada por el padre Couturier en Le Corbusier. Dos intelectualidades, dos espiritualidades se unen con un fin común que sobrepasa los límites de resolver proyectos de arquitectura para espacios religiosos. Más bien, se trata de sufragarlos con un tinte de profundidad poética y calidad artística. Concibiendo implícitamente que lo espiritual per se promueve la elevación sobre lo terrenal. Metafóricamente, podemos dilucidar, de qué manera dos intensiones, con sus propuestas y diseños, intentan cooperar en la elevación del ser humano para que alcance su genuino nivel de persona, y este sentido de elevación, materializado en el despegue de La Tourette con respecto al nivel del terreno, pareciera además evocar ciertos pasajes de las sagradas escrituras, guía espiritual de los monjes como invitación a alcanzar la santidad.

No es extraño pensar que Le Corbusier, no sólo no tuvo problemas con su cliente, el padre Couturier, sino que además pudo entender perfectamente su necesidad y la de los monjes. Ese entendimiento entre ambos, viene de una asociación a un ideal común y profundo en la vocación de servir con lo mejor de uno mismo desde su propio carisma. Por otra parte, no debemos olvidar que Le Corbusier, a su modo, fue un monje, en el verdadero sentido de la palabra [9]; especialmente, durante la última parte de su vida.

Dicha tendencia se refleja en dos aspectos básicos de su pensamiento. Por un lado, en uno de sus tempranos escritos: "…l'homme d'initiative, d'action, de pensée, le conducteur, demande à abriter sa méditation dans un espace serein et ferme, problème indispensable à la santé des élites …" [10]; por otro, en su estudio personal, (dentro de su oficina mayor), era una pequeña celda blanca, con las medidas del modulor [11], donde iniciaba el proceso creativo de sus proyectos antes de entregarlos para el desarrollo a sus colaboradores. Con el mismo objetivo construyó en 1952 su pequeña cabaña de verano en Cap Martin, lugar de retiro para pensar y diseñar en soledad y en contacto con la naturaleza. De la misma manera que un monje busca soledad y aislamiento para un mejor acercamiento a Dios.

Podríamos afirmar una vez más que, el Padre Couturier y sus monjes, fueron los clientes perfectos, quienes encontraron en Le Corbusier al intérprete ideal de sus objetivos. Si observamos, por ejemplo, la iglesia de La Tourette, lo que sería para un profano un lugar adusto, advertiremos que tanto para el arquitecto como para los monjes, era la esencia de un "espacio inefable", luz, calma, proporción, formas puras en estrecha relación que colaboran en el ejercicio de lo genuinamente espiritual.

5.- La imaginación metafórica de Colin Rowe [12].

En su artículo sobre La Tourette, el teórico y crítico Colin Rowe, hace un análisis profundo de lo que el monasterio transmite como edificio al visitante eventual. En su estudio, imagina lo que éste podría pensar al observar las distintas partes del convento. Tratando de introducirse en la mente del proyectista y del visitante a la vez, intenta justificar determinados gestos compositivos con la interpretación de un observador casual; dedica un detallado interés a la superficie vertical exterior de la pared norte de la iglesia; imagina su realidad simbólica, considerándola como el muro de una represa que intenta contener y reservar la energía del espíritu. Pareciera intentar descubrir el pensamiento dialéctico y el juego de contrarios entre la realidad espacial y la impresión óptica que el arquitecto le impone a la obra.

Especialmente, cuando define las fuerzas opuestas entre el edificio iglesia y la cripta (capilla del Santísimo). Del mismo modo que en su artículo Las matemáticas de la vivienda ideal, desarrolla la comparación entre la Villa Foscari-Malcontenta -de Palladio- con la Villa Stein -de Garches-; asimismo ensaya un análisis comparativo entre el dibujo de Le Corbusier y su visión en escorzo del Partenón, con el ángulo norte de La Tourette. Rowe, también enfatiza la imagen perfilada o visión tres-cuartos, ideal de Le Corbusier para observar el Parthenon y el Erechtheum en todos sus aspectos, donde la columnata lateral del primero se asemeja al muro ciego de la fachada norte de La Tourette, y donde además, queda resaltada la trascendencia de las formas rectangulares.

Sin embargo, un aspecto interesante de mencionar en términos de coincidencia entre las dos composiciones -la Acrópolis y La Tourette-, es precisamente lo que Le Corbusier escribiera en Vers une Architecture sobre la síntesis compositiva de La Acrópolis, conceptos igualmente válidos para definir el diseño general de La Tourette.??"…Le spectacle est massif, élastique, nerveaux, écrasant d'acuité, dominateur…" [13].

Referido al ordenamiento global del programa, es muy significativo y de interesante creatividad literaria el juego metafórico con el que C. Rowe define La Tourette: "…en realidad no es una iglesia con un área de vivienda adjunta, cuanto un teatro doméstico para virtuosos del ascetismo con un gimnasio para el ejercicio de los atletas espirituales a su lado". Como conclusión de la visión analítica de Rowe, podemos decir, que elabora conceptos y comparaciones teóricas con el mismo grado de creatividad que Le Corbusier lo hiciera en la práctica del diseño, por medio de un juego de transmutaciones que provienen de la imaginación epistemológica.

6.- El aporte de Iannis Xenákis [14] en el proyecto de La Tourette

La principal contribución de Xenákis en el estudio del maestro suizo-francés, fue su colaboración como hombre universalista: ingeniero, filósofo, músico y arquitecto. Podríamos decir que, se trata de un alma gemela de Le Corbusier. Para Xenákis, lo coincidente no existía en el arte de alto nivel y para Le Corbusier la creatividad era una búsqueda paciente.

Xenákis, sostenía que la música basada en la geometría, tiene menos posibilidades de perderse que aquellas obras basadas en impulsos. Las matemáticas jugaban un rol principal en sus composiciones. Se basaba en la teoría de la música "contemplativa" (gr., stochastikís), donde contenido y estructura predefinen el resultado de una obra, contrariamente a la música aleatoria (gr., aleatorikí), y donde lo casual resulta una parte del procedimiento creativo.

Su lenguaje musical es como el arquitectónico de Le Corbusier, balanceado entre lo racional y lo perceptivo, a la vez, equilibrado entre lo matemático y lo plástico. El sonido de la lluvia y de las manifestaciones eran los objects à reáction poétique de sus composiciones. La expresividad de su obra, tal como la de Le Corbusier, se separa de la de sus contemporáneos por el dinamismo mediterráneo que expresa. Otorgarle vida y brillo al sonido era el objetivo de sus trabajos musicales semejante a lo que el arquitecto le daba a la forma en sus diseños. La transposición a la música de los fenómenos físicos haciendo base en las matemáticas, también es familiar a la que concibiera Le Corbusier desde la naturaleza a la arquitectura. La unión de arte, ciencia y tecnología era en ambos un eje común de investigación para la aplicación, en música y arquitectura. Y aunque fenoménicamente la producción de uno y otro se muestre abstracta, ambos encierran un profundo humanismo y hasta de un ligero romanticismo.

Un acercamiento más directo entre Le Corbusier y Xenákis, además de la relación formal que tenían como empleador-empleado o maestro-discípulo, se produce cuando Xenákis le propone colaborar personalmente con él en algún proyecto. El maestro acepta sin titubear respondiéndole, "…I have a project that will suit you perfectly; it is pure geometry -a Dominican monastery…" [15].

El proyecto comienza con las idea en planos y bocetos del Padre Couturier, iniciador del monasterio, más una idea clave de Le Corbusier basada en una iglesia cerca de Moscú (una especie de caja con una rampa central de ingreso). Naturalmente, la idea rectora del monasterio debía seguir las normales de la ley, a claustro rectangular cerrado. En el proceso de diseño, Xenákis propone un juego de rampas cerradas, paralelas a las alas del claustro. A esta propuesta, el arquitecto nacido en La Chaux-de-Fonds le agrega un sistema circulatorio rampado y cerrado en forma de cruz en el centro del espacio abierto. Finalmente, por falta de fondos, sólo se construyó éste último.

Aunque Le Corbusier supervisara de cerca el avance del proyecto, dejaba a Xenákis organizar arquitectónicamente los espacios, las circulaciones y las funciones, tanto en la mesa de dibujo, así como también, en las idas y vueltas entre París y Lyon para las reuniones de trabajo con los padres dominicanos.

Los detalles más importantes de la colaboración con Xenákis en este proyecto fueron: el techo inclinado del atrium (en el cruce de las dos circulaciones centrales); los velos estructurales calados (con forma de peine) que sostienen el atrium; el cilindro de la escalera en espiral que conecta el atrium con las salas de los padres profesores y las aulas; el volumen de la cripta, de superficie reglada cónica y techo plano, en forma de piano, adjunto a la fachada norte de la iglesia; la iluminación cenital de la cripta (Capilla del Santísimo) con un variado juego de tres "canons à lumière" cilíndricos; la iluminación cenital de la sacristía resuelta con elementos formales diferentes al de la cripta, pero con siete "canons à lumière" poligonales; el espacio para el órgano, la "barjuleta" que sobresale en el sector norte de la iglesia; las formas de diamante en concreto sobre los muros interiores norte y sur de la iglesia para resolver los problemas acústicos (no realizadas por falta de fondos) y el pre-dimensionamiento de todas las secciones en hormigón armado con el objetivo de otorgarle un cierto grado de ligereza armoniosa.

Sin embargo, la contribución más significativa de Xenákis en La Tourette, fue sin duda la creación de los pans de verre ondulatoires. Este diseño es la conjunción entre matemática, música y arquitectura. Xenákis, por esa época, estaba culminando su obra para orquesta "Metástasis" [14], la cual materializó por medio de elementos arquitectónicos, luego de esta experiencia de cálculo combinatorio en el campo musical. Se trata de un juego fluctuante de densidades (número de eventos musicales por unidad de tiempo o longitud) de puntos a distancias definidos por la sección áurea. De esta manera, los corredores cruciformes del claustro y la fachada occidental de La Tourette, están compuestos por paramentos verticales de hormigón que marcan la densidad y los paños de vidrio que forman los intervalos variados. Este diseño recibe el nombre de "Undulating glass panes", debido a la ondulación que se dibuja por la densidad de los marcos.

Posteriormente a ello, Le Corbusoer, le propone a Xenákis el diseño, con este sistema en las fachadas vidriadas de edificios como el Palais de l'Assemblée - Chandigarh (1950-65), la Maison des Juenes - Firminy (1960-65) y la Maison du Brésil à la Cité universitaire - París (1957-59) Musée naational des Beaux-Arts - Tokio (1957-59). Igualmente, luego del alejamiento de Xenákis, en 1958, del estudio de Le Corbusier, este sistema se verá aplicado en edificios como el Visual Arts Center - Cambridge Massachusets, USA. (1961-64) y en el Palais des Congrés - Strasbourgo (1964).

7.- La influencia y la vigencia de La Tourette


El valor histórico del monasterio dominico de La Tourette, radica primeramente, en el gesto progresista que propone como eslabón en la cadena evolutiva de la arquitectura monástica cristiana occidental, y después, por resultar una obra didáctica del diseño arquitectónico a nivel general y paralelamente en ciertos aspectos particularizados. Algunos temas materializados en esta obra parecieran ser, sino referentes directos, al menos antecedentes conceptuales que se verifican en detalles de las más diversas tendencias de la arquitectura actual. Ello, reafirma el valor vanguardista del pensamiento creativo de Le Corbusier y su obra. Mencionaremos algunos conceptos y paradigmas para corroborar con claridad el hito referencial que resulta ser La Tourette hoy, a algo más de cuarenta años de su construcción:

a) La idea formal minimalista conjuntamente con la materialidad de una textura rústica mediterránea es verificable hoy en las arquitecturas de Campos Baeza, Rogelio Salmona, J. Herzog-de Meuron y Mario Botta, entre otros.
b) El hormigón armado casi como "monomaterial" con acabado brut. Si bien, en La Tourette, el betón armé es elaborado casi intencionalmente a partir de un encofrado en madera no pulida. El carácter brutal del hormigón, a modo de expresión, es evidente en la arquitectura de Tadao Ando y Luigi Snozzi (aunque en estos dos casos, evolutivamente se verifica en las superficies un acabado liso, de textura más fina). O en el cementerio San Vito de Carlo Scarpa con una detallada articulación dentada.
c) La forma plástica en el tratamiento del material, como se muestra en la cripta del monasterio y en la solución estructural del atrium, es verificable en la obra de Oscar Niemeyer, y en varios detalles de la obra de Miralles-Pinós, especialmente, en el Cementerio de Igualada o en los Campos de Tiro con Arco en Barcelona.
d) El detalle particularizado de la abertura en el muro de la escalera que conduce a la terraza de La Tourette es reelaborado por Xenakis en la casa que le construyera al compositor francés Francois Bernard Masche en la isla de Amorgós, Grecia.
e) El gesto plástico fondo-figura, tema recurrente en diversos detalles de La Tourette tales como: iglesia-cripta; ala-escalera en espiral; ala-oratorio; fachada oriental de la iglesia- volumen del órgano, vienen a ser una característica en no pocos diseños de R. Meier, por ejemplo el Museo Arte Contemporáneo de Barcelona o el High Museum of Art en Atlanta.
f) La Pirámide Oratorio, elemento jerárquico por su forma en el claustro del monasterio, es advertible conceptualmente en el ingreso piramidal del hall de la Winton Guest House de F. Ghery.

La Tourette fiel al objetivo e identidad de sus usuarios, los monjes que buscan a Dios en la soledad, manifiesta sencillez aparente, belleza encerrada, riqueza oculta, y guarda el secreto de la paciente y silenciosa búsqueda de lo esencial. Tal vez, por ello, siga siendo actual y continúe ofreciendo ideas para ser reelaboradas cada vez. La variedad de líneas arquitectónicas que siguen los ejemplos mencionados son prueba fiel de ello.

Notas


1.- Le Corbusier, "Precisiones respecto a un estado actual de la arquitectura y el urbanismo", Barcelona, 1999, pág. 27-28.
2.- Entre otros podemos mencionar los Inmuebles-villa (1922), el Pabellón de L'Esprit Nouveau (1925), y varias de las Unités d'Habitation. En la visita a la Charterhouse d'Ema Le Corbusier encuentra muy tempranamente una respuesta concreta, entre lo individual y lo colectivo, para resolver las viviendas económicas.
3.- Le Corbusier, "Vers une Architecture", Paris: Les éditions C. Crés, 1958, pág. 132.
4.- Genius Lochi, es un concepto romano que Christian Norberg-Schulz retoma en la teoría de la arquitectura para referirse al respeto de los edificios hacia el medio ambiente y la armonía que estos guardan con el mismo. De acuerdo a las creencias romanas antiguas, cada ser, tiene su "Genius", su espíritu guardián. Este espíritu da vida a la gente y a los lugares, los acompaña desde el nacimiento hasta la muerte y determina su carácter o esencia.
5.- Hormigón armado bruto.
6.- Le Corbusier, "Precisiones", óp.cit, pág. 155.
7.- Le Corbusier, "Creation ir a patient search", EUA, Universidad de Michigan: Praeger, 1960, pág. 219.
8.- Saint Baume (la "Trouinade") cerca de Aix-en-Provence 1948, Notre Dame du Haut en Ronchamp 1951-1953, Monasterio Dominicano La Tourette en Eveux-sur-Arbresle 1953-60 y la Iglesia en Firminy-Vert 1963.
9.- Monje del griego, monaxós, mónos = solo
10.- Le Corbusier, "Vers une Architecture", óp. Cit., pág. 11; "…el hombre de iniciativa, de acción, de pensamiento, el líder, requiere de un refugio para su meditación, de un lugar tranquilo y seguro, tema indispensable para la salud de esta gente…"
11.- Modulor, se refiere al sistema de medidas propuesto y publicado por Le Corbusier en el libro llamado "Le Modulor" (1948), y posteriormente más detallado en "Le Modulor 2" (1953). En ambos da a conocer su trabajo, aunándose a una larga "tradición" vista en personajes como Vitruvio, Da Vinci y Leon Battista Alberti en la búsqueda de una relación matemática entre las medidas del hombre y la naturaleza.
12.- Rowe Colin, "La Tourette en Manierismo y Arquitectura Moderna y otros ensayos", España: Gustavo Gili, 1999, pp.179-195.
13.- Le Corbusier, "Vers une Architecture", óp. Cit., pág. 31; "…La composición total es, sólida, elástica, tensa, de plena agudeza, dominante…"
14.- Iannis Xenakis (1922-2001), ingeniero civil, compositor y teórico musical. Trabajó durante doce años en el estudio de Le Corbusier. Colaboró estrechamente en el diseño del monasterio La Tourette y fue, en gran parte, responsable del diseño del Pabellón Phillips para la Feria Mundial Bruselas 1958.
15.- Xenakis Iannis, Le Corbusier, "The Monastery of La Tourette", Princeton, EUA: University Press, 1987, pág. 14.-"Metástasis- 1953-54", la parte mediana de la misma estaba construida sobre la base de una organización combinatoria de intervalos melódicos +1, +2, +3, +4, +5, +6, expresados en semitonos.

Bibliografía

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Claudio Daniel Conenna