Arquitectura y Humanidades
Propuesta académica

Recomendaciones para la presentación de artículos y/o ensayos.

«Al borde del abismo»

El Monasterio Bizantino de la Virgen de Hozoviótissa en Amorgós

Claudio Daniel Conenna

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Amorgós, paisaje vertiginoso, rocoso, árido,
Sitio de inesperada belleza y serenidad
La implantación del monasterio de la Virgen de Hozoviótissa, particular y única, en la inalcanzable “Roca del Señor

Allí está suspendido el monasterio, entre la tierra y el cielo,
Componente indivisible del majestuoso paisaje, muestra de la admiración de los bizantinos por la naturaleza y sus percepciones  estéticas respecto de la relación entre arquitectura y lugar.

Implantación elegida con gran sabiduría, teniendo en cuenta el relieve del terreno-roca, la orientación, la seguridad, unidos a los conceptos metafísicos de la Fe Ortodoxa.

El monaquismo durante la época Bizantina
resultaba un faro espiritual y la humildad del habitar ascético revelaba la relación con Dios.  

Roca

El monasterio asido a la empinada superficie de la roca como hito luminar busca, dentro de la infinitud del paisaje, la Gracia Divina.
No es si no una oración arquitecturizada.
«…Porque la mano de Dios reposará en este monte...» (Is. 25,10),
Allí donde la belleza terrenal espera la beldad celestial.

La elección del lugar para la construcción del monasterio,
ha sido una expresión de Fé.

«…Muéstrame Señor tu camino y guíame por él…» Ps. 27, 11

El monasterio de la Virgen de Hozoviótissa brilla en la roca como una casual e inesperada textura, creación de la conciliación entre la Fe, la Voluntad y el Paisaje.

Un diálogo entre el contexto físico, el modo de vida y la arquitectura, creación del Espíritu y la Voluntad.

La naturalidad de la arquitectura en el monasterio, la divinidad del hombre en el monje, una expectativa del «…a imagen y semejanza…»
Y
«…La arquitectura es pura creacion del Espíritu…», LC
Diálogo con la naturaleza, juego plástico con el contexto, respuesta a la expresiva sensibilidad del paisaje
a través de una autentica austeridad.

En la escarpada montaña, un grutesco lugar habitado, un puente entre la tierra y el mundo celestial.

La «geo-grafía» de la roca transformada en «geo-metría» monasterial. Humildemente adaptado al paisaje completa la obra divina.

Una traslación única de la tranquilidad celestial a un espacio construido.

Aproximación

El monasticismo y la arquitectura, lo divino y lo artificial coinciden como un  encuentro casual ascético, como otra forma de estar en el mundo,
 como una belleza inexplicable.

 

Los  «arquitectos» del monasterio sintieron el pálpito del lugar

y del Ascetismo, de la Fe y la Creatividad,

como igualmente un himnógrafo “oye” la melodía divina o un hagiógrafo “ve” formas sin igual de santidad.

El monasterio  encontró su lugar del mismo modo que

un asceta descubre el sitio apropiado para su elevación espiritual.

El monasterio y el asceta se hacen amigos de la creación,
y el medio ambiente se convierte en su templo.

Pincelada humana en el rocoso e imponente paisaje,
la construcción ascética resulta gesto de modestia y humilde entrega
a la voluntad de Dios, una genuflexión ante la naturaleza.

El espacio es el espíritu de la arquitectura
y la  vida espiritual el alma de la vida ascética.

Detrás del velo blanco de las paredes exteriores del monasterio se encuentra una rica diversidad espacial representada en su corte variado.
Detrás de la vestidura oscura del asceta, su intensa inquietud por la búsqueda de una espiritualidad genuina y pura.

La blancura de los muros y los soportes, en el espíritu de la arquitectura cicládica, determina dónde comienza y culmina el edificio,
signo del intento de abrazarse con la inabarcable roca, así como la actitud del asceta frente la indetectable voluntad del Señor.

Inclinación / Vocación

¿Es el monasterio de la Virgen de Hozoviotissa la geometrización dinámica de una pequeña parte de la roca o simplemente una respuesta arquitectónica de naturaleza orgánica?

Cualquiera que sea la calidad de su expresión arquitectónica,
cada osificación de racionalidad se desmorona.

El monasterio mismo un canto…, la roca, su coro.

Los anónimos arquitectos del monasterio se encuentran con
el Gran Arquitecto de la Naturaleza.

Respetan la naturaleza y «crean» una sinfonía (acuerdo) melódica con ella hasta el punto de convertirse en parte de ella misma.

Los ignotos arquitectos del monasterio con talentos cultivados modestamente, ofrecen humildemente con genuino carisma de creatividad, un trabajo para completar la «Creación Divina».

El monasterio de la Virgen de Hozoviótissa se reconoce como edificio, pero además, es otro evento geográfico en armonía con las líneas de la roca.
Sin embargo más que un edificio es un Land-Art habitable,
por ello es Arquitectura.

La forma del monasterio, un gesto arquitectónico sencillo, un articulado «velo vertical» blanco, sostenido por escultóricos arbotantes, cubre la escavada roca, el espacio habitable del monasterio, el alma del edificio, para el reposo de los ascetas.

Combinación armónica de pureza, autenticidad, severidad, rigor y escultura.
Su presencia es silenciosa y discreta, pero su expresión vivifica e inspira.

Cielo

Su carácter revela mucho más que su forma misma neutralizando aun perceptualmente la materia de la misma roca.
Vasija de reflexión y de pensamiento, faro de protección, gruta de ascetismo y espiritualidad, que verifica constantemente el misterio de la Fe.
Humilde saber expresado poéticamente.

El monasterio de la Virgen de Hozoviótissa es un cenobio arquitectónico orgánico adaptado a la naturaleza más que a las reglas de la arquitectura monástica:
«… El Sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el Sábado...» (Mc 2: 27)
Arquitectura libre y  sin precedentes, sin las fricciones innecesarias del diseño convencional.
Asimetría arquitectónica que se equilibra con la simetría espiritual entre necesidades y espacios. Economía ascética.
Su sencilla expresión, sin «hablar demás», con pequeñas aberturas, como ojos semi-cerrados que no quieren ver o que, por el contrario, agudizan la visión. Introspección que invita a la contemplación, evitando la visión del mundo «exterior».
El espacio interior impregnado por una magnífica penumbra, espacio poético, arquitectónico, crea la delicada atmósfera para la meditación del alma.

La vista de lo invisible anida una tradición milenaria.
Ambiente de serenidad y devoción

Mar
Este elaborado trabajo de la iluminación natural, que crea una atmósfera interior vibrante combinada con el velo blanco dándole forma a su  exterior, es al mismo tiempo una respuesta ambiental al clima mediterráneo.
Identificación completa de forma y espacio, muro y sistema estructural, arquitectura y función, edificio y paisaje, arte y naturaleza.

El monasterio de la Virgen de Hozoviótissa en Amorgós provoca inconfundible asombro e inexplicable admiración.

Una arquitectura lejos de cada regla del  «como debería ser»
pero realizada, materializada, poetizada  «tal como es».
Una arquitectura genuina que habla con su silencio como la oración del corazón del hesicasta. Apartada del ruido cósmico, con sus cualidades incomparables, estimula el deseo de la creación arquitectónica.

El monasterio de la Vírgen de Hozoviótissa, anclado en la roca con una única orientación, hacia el Cielo, materializa lo trascendente y baja el Cielo a la tierra, transformando lo terrenal en celestial y lo humano en divino.

Es una ofrenda y acción de gracias al Creador del Cielo y de la Tierra, de lo visible e invisible.

Su carácter ecológico con el cuidado por mantener la armonía natural está en sintonía con la filosofía monástica de la templanza, el equilibrio y el respeto por la Creación.
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Irasema Gallo Ramírez