Marcel
Proust
(París, 1871-id.,
1922) Escritor francés. Hijo de Adrien Proust, un prestigioso médico de
familia tradicional y católica, y de Jeanne Weil, alsaciana de origen
judío, dio muestras tempranas de inteligencia y sensibilidad. A los nueve
años sufrió el primer ataque de asma, afección que ya no le abandonaría,
por lo que creció entre los continuos cuidados y atenciones de su madre.
En el liceo Condorcet, donde cursó la enseñanza secundaria, afianzó su
vocación por las letras y obtuvo brillantes calificaciones. Tras cumplir
el servicio militar en 1889 en Orleans, asistió a clases en la Universidad
de La Sorbona y en la École Livre de Sciences Politiques.
Durante los años de su primera juventud llevó una vida mundana y aparentemente
despreocupada, que ocultaba las terribles dudas que albergaba sobre su
vocación literaria. Tras descartar la posibilidad de emprender la carrera
diplomática, trabajó un tiempo en la Biblioteca Mazarino de París, decidiéndose
finalmente por dedicarse a la literatura. Frecuentó los salones de la
princesa Mathilde, de Madame Strauss y Madame de Caillavet, donde conoció
a Charles Maurras, Anatole France y Léon Daudet, entre otros personajes
célebres de la época. Sensible al éxito social y a los placeres de la
vida mundana, el joven Proust tenía, sin embargo, una idea muy diferente
de la vida de un artista, cuyo trabajo sólo podía ser fruto de «la oscuridad
y del silencio».
En 1896 publicó Los placeres y los días, colección de relatos y
ensayos que prologó Anatole France. Entre 1896 y 1904 trabajó en la obra
autobiográfica Jean Santeuil, en la que se proponía relatar su
itinerario espiritual, y en las traducciones al francés de La biblia
de Amiens y Sésamo y los lirios, de John Ruskin.
Después de la muerte de su madre (1905), el escritor se sintió solo, enfermo
y deprimido, estado de ánimo propicio para la tarea que en esos años decidió
emprender, la redacción de su ciclo novelesco En busca del tiempo perdido,
que concibió como la historia de su vocación, tanto tiempo postergada
y que ahora se le imponía con la fuerza de una obligación personal. Anteriormente,
había escrito para Le Fígaro diversas parodias de escritores famosos (Saint-Simon,
Balzac, Flaubert), y comenzó a redactar Contre Sainte-Beuve, obra
híbrida entre novela y ensayo con varios pasajes que luego pasarían a
En busca del tiempo perdido.
|