Gustavo
Adolfo Bécquer
(Gustavo Adolfo Domínguez
Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) Poeta español. Junto con Rosalía
de Castro, es el máximo representante de la poesía posromántica, tendencia
que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista y una aparente
sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo.
La obra de Bécquer ejerció un fuerte influjo en figuras posteriores como
Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la generación
del 27, y la crítica lo juzga el iniciador de la poesía española contemporánea.
Pero más que un gran nombre de la historia literaria, Bécquer es sobre
todo un poeta vivo, popular en todos los sentidos de la palabra, cuyos
versos, de conmovida voz y alada belleza, han gozado y siguen gozando
de la predilección de millones de lectores.
En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria.
Sin embargo, el éxito no le sonrió; su ambicioso proyecto de escribir
una Historia de los templos de España fue un fracaso, y sólo consiguió
publicar un tomo, años más tarde. Para poder vivir hubo de dedicarse al
periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro extranjero, principalmente
del francés, en colaboración con su amigo Luis García Luna, adoptando
ambos el seudónimo de «Adolfo García».
Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano,
publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas, y conoció
a Julia Espín, según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas,
aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa
Guillén, con quien el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella
lo abandonó en 1860, y que habría inspirado las composiciones más amargas
del poeta.
La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865, años en los
que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas
y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus teorías
sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en el monasterio de
Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de
hermosas descripciones paisajísticas.
Económicamente las cosas mejoraron para el poeta a partir de 1866, año
en que obtuvo el empleo de censor oficial de novelas, lo cual le permitió
dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus Leyendas y sus
Rimas, publicadas en parte en El museo universal. Pero con la revolución
de 1868, el poeta perdió su trabajo, y su esposa lo abandonó ese mismo
año.
Las Rimas, tal y como han llegado hasta nosotros, suman un total
de ochenta y seis composiciones. De ellas, setenta y seis se publicaron
por vez primera en 1871 a cargo de los amigos del poeta, que introdujeron
algunas correcciones en el texto, suprimieron algunos poemas y alteraron
el orden del manuscrito original (el llamado Libro de los gorriones,
hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid).
El contenido de las rimas ha sido dividido en cuatro grupos: el primero
(rimas I a XI) es una reflexión sobre la poesía y la creación literaria;
el segundo (XII a XXIX), trata del amor y de sus efectos en el alma del
poeta; el tercero (XXX a LI) pasa a la decepción y el desengaño que el
amor causa en el alma del poeta; y el cuarto (LII a LXXXVI) muestra al
poeta enfrentado a la muerte, decepcionado del amor y del mundo. Las
Rimas se presentan habitualmente precedidas de la "Introducción sinfónica"
que, probablemente, Bécquer preparó como prólogo a toda su obra
Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/becquer.htm
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